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Debates

El cuento chino del PC argentino

26 de noviembre 2004

En un reciente comunicado en el que resalta la importancia de la cooperación entre Argentina y Latinoamérica con China- dicho sea de paso, a la derecha de la opinión política de una inmensa mayoría-, el secretario general del PC argentino, Patricio Echegaray, afirmó que China “se ha erigido en el (país) de mayor crecimiento económico, con un ritmo sostenido, y que ha logrado elevar considerablemente el standard de vida de su población”.1 Pero ¿en qué se basa en verdad el famoso crecimiento chino? Esto es algo que Echegaray se cuida bien en ocultar. Además, ¿es cierto que su población ha conseguido elevar “considerablemente” su estándar de vida? Veamos:
Lo que Echegaray omite decir es que la base del desarrollo económico chino está en la fenomenal penetración de capital extranjero estimulado por la propia burocracia del PC Chino y alentado por una enorme oferta de fuerza de trabajo barata que, sobre todo en la última década, ha permitido un gran avance de la restauración capitalista transformando al antiguo Estado obrero deformado y un Estado capitalista en formación2.
Efectivamente, tras la “Revolución Cultural” y fundamentalmente desde fines de 1970, China buscó cerrar el periodo de inestabilidad política y social abierto en ese entonces y que puso en jaque a la burocracia gobernante, mediante un paulatino proceso de acercamiento a occidente y de liberalización de su economía, estimulando con esto el avance de la restauración capitalista. Este proceso pegaría un salto significativo tras la masacre perpetrada por el “Ejército Popular de Liberación” contra los levantamientos en Tiananmen en 1989 –una masacre que por otra parte fue reivindicada por Fidel Castro y el gobierno cubano. Tras estos acontecimientos, la profundización del camino restauracionista se dio la mano con el fortalecimiento de la dictadura policíaca del PCCh y el obsceno enriquecimiento de esta oligarquía encaramada en el partido y el Estado, que aprovechaba los negocios estimulados por la creciente liberalización de su economía. Como consecuencia de este curso político, el XIV Congreso del PCCh de 1992 va a promulgar la “economía socialista de mercado” alentando la consigna de: “hacerse rico es maravilloso”. En 1997 el XV Congreso impulsó la reestructuración de las empresas estatales y convocó a “permitir y estimular el uso del capital, la tecnología y otros factores de producción para participar en la distribución de las ganancias”; por último, a fines de 2002 el XVI Congreso que designó a Hu Jintao como presidente, terminó de impulsar la transformación en curso mientras que, tras la reforma constitucional de 2004 se declaraban “los derechos a la propiedad privada como constitucionalmente inviolables”3.
De esta manera, en los últimos diez años las principales corporaciones multinacionales como Microsoft, BP, Honda, etc., ingresaron a China para sacar ventaja de los bajísimos costos de producción y de una inagotable fuerza de trabajo barata y esclavizada. En ese periodo, volcaron más de medio billón de dólares en inversiones directas acrecentando el poder social del capital, empujando cada vez más a un cambio radical en su estructura económica dominada hoy casi de manera absoluta por la ley del valor.
China alumbra como “potencia hegemónica en el futuro no muy lejano de la humanidad”, declaró no hace mucho el PC argentino4. Hoy no son pocos los que obnubilados por su ascendente crecimiento, dicen también que va camino a transformarse en una potencia mundial. Pero estas visiones no hacen más que ocultar que el creciente dominio del capital extranjero más bien amenaza con transformarla en una nación cada vez más dependiente, empujándola a la semicolonización.
Qué otra cosa sino cinismo puede encontrarse en las afirmaciones de Echegaray que, mientras enaltece este desarrollo económico chino, declara que la Argentina no saldrá de la crisis “... si se continúa con el modelo de concentración económica a favor de los monopolios internacionales, (y que) ni se hará más grande y más justa por recibir inversiones externas.”5

"Esto no es socialismo”

Sin ruborizarse, el dirigente comunista declaró además que en China se ha “elevado considerablemente el estándar de vida de la población”. Sin embargo las cosas son bien distintas. Hoy, los obreros del calzado de las plantas de Pou Chen al interior de China ganan 20 veces menos que los obreros del calzado de la planta de Northampton, Inglaterra; en el campo, y tras la imposición de la Ley de Contratos Agrícolas de 2002 que implicaron un enorme salto en las reformas capitalistas en este sector, millones de campesinos fueron expulsados de las tierras, mientras a otros se los hunde debido a la pesada carga impositiva impuesta por la burocracia desde el Estado; sumado a esto, “la producción de granos viene declinando (...). Los medios de información chinos dan cuenta de una escasez de 25 millones a 35 millones de toneladas desde 2000.”6
No se trata entonces de un mejoramiento de las condiciones de vida de las masas sino de su pauperización. “’Mientras, los cuadros [del PC chino] están comiendo y bebiendo en hoteles y haciendo charlas estúpidas’, dice Xu Ming de 63 años, despedido luego de trabajar 40 años en la fábrica Tiexi -y contra lo que afirma el dirigente “comunista” argentino- Este país de ninguna manera es socialista –la brecha entre ricos y pobres es demasiado grande.”7 A decir verdad el único estándar de vida que se ha elevado considerablemente en la China “socialista” de Echegaray es el de la propia burocracia de PCCh.
Hace poco más de dos años, en plena avanzada de la política restauracionista a manos de la burocracia de Pekín, el PC argentino declaró que en esta nación había “un proceso de construcción del socialismo” contrariando a quienes hablaban de un “desvío de China a la órbita capitalista.” 8 Como en ese entonces, hoy el Secretario General del PC criollo vuelve a realizar la escandalosa maniobra de encubrir que lo que hay en China es en realidad un avanzado proceso de la restauración capitalista. Pero el destino de esta nación aún no está resuelto. El descontento que ocasionan las reformas entre sectores de las masas es una amenaza latente contra la casta burocrática de Pekín. El destino histórico de esta nación “o bien culmina en una restauración plena de las relaciones capitalistas con el salto en la barbarie, las guerras y el retroceso social que este camino supone (...) o por el contrario será necesaria una nueva revolución política y social contra la burocracia, los nuevos capitalistas y su asociación con el capital internacional.” 9

1 Los acuerdos con China: Se debe ser responsable en la valoración de lo convenido. Patricio Echegaray, secretario general de PCA. Comunicado de Prensa, 18/11/04.
2 Mitos y realidad de la China actual – Juan Chingo, Revista Estrategia Internacional N° 21, setiembre de 2004.
3 Idem 2.
4 Propuesta N° 599. 22-8-02.
5 Idem 1.
6 Mitos y realidad de la China actual. Juan Chingo, Estrategia Internacional 21, setiembre 2004.
7 Idem.
8 Propuesta N° 599 del 22/8/02.
9 Idem 6.

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