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MOVIMIENTO OBRERO

Una nueva etapa de la gran lucha de Liliana

El de Liliana se convirtió en un conflicto con fuerte apoyo popular, un verdadero problema para los empresarios y sus políticos serviles en la Santa Fe “socialista”. Los obreros muestran una enorme fuerza, bancando piquetes y asambleas que durante tres semanas mantuvieron la planta completamente paralizada y desafiaron todas las instituciones y enfrentaron a la policía y a los fiscales.

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13 de marzo 2014

Una nueva etapa de la gran lucha de Liliana

El de Liliana se convirtió en un conflicto con fuerte apoyo popular, un verdadero problema para los empresarios y sus políticos serviles en la Santa Fe “socialista”. Los obreros muestran una enorme fuerza, bancando piquetes y asambleas que durante tres semanas mantuvieron la planta completamente paralizada y desafiaron todas las instituciones y enfrentaron a la policía y a los fiscales. Tuvieron enfrente a dos Ministerios de Trabajo que ni siquiera reconocieron que había un conflicto, a un sindicato que ni pidió una conciliación obligatoria sino que carnereó la lucha, a los fiscales que apretaron, a la Cámara empresaria y a los medios de comunicación que deformaron la realidad en función de los intereses de la empresa.

La semana que pasó fue de enorme importancia, y los trabajadores dieron respuestas día a día.

Frente a la represión policial

La mañana del miércoles 5, un grupo de policías liderados por un fiscal llegaron al piquete que sostenían los despedidos junto a organizaciones solidarias. Entre ellas, compañeros del PTS de Rosario, como todos los días, eran los que aportaban la enorme mayoría. Una larga fila de líderes, gerentes y un puñado de carneros pretendía entrar. Pese al ambiente, una asamblea de trabajadores decidió los pasos a seguir. Votaron apoyar la lucha por la reincorporación de todos. Luego de horas de tensión la mayoría de los compañeros se fue retirando y cuando la policía avanzó sobre el piquete, los despedidos decidieron abrir paso. Un grupo minoritario de obreros ingresó con la gerencia pero en tal cantidad que no pudieron reanudar la producción. Por la tarde y la noche las asambleas mantuvieron las medidas de fuerza y nadie ingresó a la planta.

El jueves 6 se repitió el escenario pero esta vez la policía, cuando avanzó, chocó contra el cordón de despedidos y militantes. Algunos palos policiales que chocaron contra los compañeros alcanzaron para que un nutrido grupo de obreros no despedidos saliera en defensa de los que estaban en el piquete. La abogada de la empresa sacó al aire toda su furia. La bronca de los trabajadores tuvo en ella un blanco justo. El fiscal consideró, entonces, que las condiciones para avanzar en la represión no estaban dadas. En la tarde y la noche siguió el “lock out” de la empresa, asambleas de activistas y continuidad de las medidas.

La UOM al servicio de la patronal

Ante el fracaso de la “opción policial”, la UOM convocó a una movilización a Tribunales para pedir por el desalojo violento para sus afiliados. Actuó como agente de una empresa que tiene a un gerente de la dictadura y que vive con subsidios K.
Una marcha de líderes, administrativos, un puñado de penosos carneros y bastante patota marchó para pedir orden y el derecho a trabajar para todos…menos para los despedidos. Los medios locales lo presentaron como una movilización de los “verdaderos trabajadores de Liliana” que se manifestaban “pacíficamente” por los puestos de trabajo en peligro por un grupo de despedidos asociados a “grupos externos” de izquierda. La Capital, propiedad de Vila y Manzano, puso fotos para “vender” esa imagen: la mentira debía ser impuesta.

La patota de la UOM preparaba las condiciones para actuar según su costumbre. El sábado 8 el Ministro de Seguridad Lamberto, socialista también, dispuso de una audiencia especial para la UOM. El funcionario se reunió con “las partes” sin notar que faltaba la más importante. Allí se resolvió hacer una discreta presión sobre la Justicia para conseguir un amparo que le diera legitimidad a la represión o al uso abierto de la patota. Mientras se hacía esta audiencia entre amigos, la patota se volvía a manifestar, para que los medios repitieran que “los trabajadores de Liliana” siguen pidiendo su derecho a trabajar, lo que (“lamentablemente”) sólo se podía lograr con represión (legal o ilegal).

Ese sábado el Fiscal informó que el gobierno había dispuesto la intervención del Ministerio de Justicia y DD.HH. para “mediar”. La mediación se limitó a una reunión el lunes 10 que pasó a un cuarto intermedio eterno.

Una solicitada en apoyo a los trabajadores salió el domingo 9 en La Capital. Sacar una solicitada por parte de las organizaciones solidarias fue la única forma de hacer escuchar una voz obrera en esta provincia supuestamente socialista. Allí se denunció que la empresa lleva 64 años sin delegados y que había echado a los votados en asamblea, se repudiaba la represión y la violencia que se cernía sobre los luchadores y se exigía la reinstalación de los despedidos. Organismos de DD.HH., diputados nacionales y provinciales, ATE, CTA, Ansafe Rosario y la CGT San Lorenzo, dieron su firma para apoyar a los compañeros

Una gran marcha de los trabajadores y las organizaciones solidarias

Por la tarde del lunes 10 una movilización de cientos de compañeros tomó las calles de Rosario. El PTS movilizó a la gran mayoría de los manifestantes. Las corrientes como el MST, PO, FPDS y otras mandaron delegaciones.

La del lunes fue una movilización inédita de jóvenes obreros junto a estudiantes, organismos de DD.HH., la CTA y ATE, Edgardo Quiroga de la CGT San Lorenzo y el Padre Salvador Yaco. Un enorme apoyo popular que rodea a este histórico conflicto, aunque no se logró que se convoquen a paros o medidas de lucha por parte de las propias organizaciones de masas de la región que apoyaron el conflicto. En las aulas, los estudiantes no sólo colaboraron con el fondo de huelga sino que escucharon el relato de la lucha hasta la emoción. En el Congreso varios diputados -Edgardo Depetri, Nicolás del Caño, Victoria Donda, Facundo Moyano, Omar Plaini, Néstor Pitrola, Pablo Javkin y otros-, presentaron un proyecto de ley a favor de los trabajadores.

Contra un enorme frente antiobrero

Del otro lado, quedaba en claro que el conflicto no era sólo entre la empresa y los trabajadores: además de la patronal y la UOM, los trabajadores enfrentan a dos Ministerios de Trabajo; a la Cámara metalúrgica que expresó reiteradamente su “preocupación”; a los medios que armaron el relato acorde a la patronal; a la fiscalía que “mostró el rebenque” y a la policía que lo usó. Pero estos jóvenes obreros no se amilanaron y pelearon día a día.

Mientras los obreros y organizaciones solidarias realizaban el acto el lunes, la UOM convocaba a una conferencia de prensa donde anunciaba que el miércoles iba a entrar “sí o sí”, aclarando que esto era pacífico. Por abajo dejaban sus mensajes amenazantes. La prensa de la provincia socialista encontró más lógico cubrir una conferencia de un grupo de patoteros que una movilización de mil compañeros.
La patota cita a los compañeros para el martes en el “Sindicato”. “El que no va no entra” decían los mensajes de texto, extraña manera con que la empresa y la UOM comunican sus decisiones a los trabajadores. Los compañeros más luchadores no pudieron entrar a “su” sindicato. Allí se organizaron los micros para ir el miércoles. La empresa anunció que no pagaría más los sueldos a los que no ingresaran. Como para ingresar había que pasar por encima de un piquete donde estaban sus propios amigos, para los obreros de Liliana el chantaje era perfecto: o son cómplices de una golpiza contra sus compañeros o no dan de comer a sus familias. La amenaza de no cobrar se hizo contra trabajadores que cobran $4.200. La UOM informa que el que no va en sus micros, no ingresará a la empresa, amenazando con represalias a los activistas que también fueron echados del sindicato.

Una nueva etapa de una lucha histórica y ejemplar

Una asamblea de despedidos el martes 11 resolvió liberar el piquete y pasar a una etapa de lucha donde tuviera más peso la organización adentro y las acciones afuera de la planta. Por la mañana del miércoles los activistas se reunieron en el piquete, a las 6 de la mañana. Allí se hizo una asamblea común con los despedidos donde de forma unánime se votó liberar la calle y exigir el ingreso de todos los activistas. A las 7 AM pudieron hacerlo y luego ingresaron micros pagados por la empresa. En las reuniones adentro la UOM fue increpada. Trataron de presentar una Comisión Interina puesta a dedo. Los compañeros los enfrentaron. No se debe aceptar una “representación” trucha digitada a dedo por un sindicato pro patronal, con listas llenas de buchones y carneros. Sólo los trabajadores deben votar sus representantes en asambleas sin líderes ni jerárquicos, que se sumen a los delegados echados.

Afuera unos 250 compañeros se movilizaban hacia la planta en el marco de la Jornada de Lucha de la CTA, que terminó cortando la autopista frente a Liliana para expresar su solidaridad.

Se abre una nueva etapa de este durísimo conflicto. Los compañeros prometen seguir luchando. Los luchadores entraron a su trabajo con la frente alta y enfrentando los argumentos de la empresa y el sindicato. Los trabajadores de Liliana levantan su bandera y junto a ella, la de los derechos de miles de jóvenes obreros metalúrgicos y de otras industrias que en Santa Fe no tienen derecho alguno. Miles de trabajadores sin delegados ni derechos laborales y sindicales, mientras los sectores altos de las clases medias continúan con su consumo. Es un orgullo del PTS de Rosario ser parte de esta lucha por ayudar a que emerjan los trabajadores de Rosario. Cuando salgan a las calles permitirán retomar las mejores tradiciones de la lucha obrera y la unidad obrero-estudiantil.

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