Convocamos esta conferencia en una situación internacional convulsiva. Nuestros compañeros de Francia nos contaban los bloqueos en las destilerías de petróleo realizados en común entre obreros y estudiantes. En el Estado Español nuestros compañeros de la corriente No Pasarán y de Clase Contra Clase también nos contaban esa confluencia en la última huelga general con piquetes. 

En Argentina, Cristina Kirchner dice que la crisis todavía no llegó. La presidenta se ha burlado de los compañeros del subte por sus enfermedades laborales, como si fuera un chiste reventarse la columna trabajando en las fábricas. Se ha reído de las obreras y obreros de la alimentación porque tienen tendinitis o porque tienen hernias todos los días. Le ha tomado el pelo a los docentes diciendo que trabajan cuatro horas y que tienen tres meses de vacaciones.

Cristina y ellos están bien porque mantienen la precarización laboral de millones de trabajadores, así como las privatizaciones de los 90 y sus múltiples negociados.

Esta conferencia tiene el mérito de levantar esta tribuna, cuando se abren una gran crisis política y una gran discusión en la Argentina. Porque la situación de la clase obrera comienza a cambiar a gran escala. Ya no se trata del sindicalismo de base, donde damos pelea en lugares de trabajo puntuales. Empezaron a salir los trabajadores en forma masiva. Una huelga de 200 mil camioneros y una huelga de 550 mil estatales en la provincia de Buenos Aires, que luchan porque les metieron la mano en el bolsillo.

Ante esta nueva situación tenemos que intervenir con todo en las luchas, exigiendo un plan de lucha nacional, como hicimos en la marcha convocada por Moyano. Pero para que esta lucha sea efectiva se nos impone la lucha por la unidad de las filas obreras. Por eso necesitamos un congreso nacional de delegados de base de todo el movimiento obrero para unir nuestras demandas en un pliego único y pelear en común. Los estatales y docentes de la provincia de Buenos Aires ya comenzaron a luchar, pese a las conducciones burocráticas de las dos CTAs. La de Yasky, amiga del gobierno, y la de Micheli, amiga de los Binner. Antes fue el paro de los Camioneros que aún con los límites de la burocracia mostró la fuerza enorme que tienen los trabajadores. El problema es que Moyano no va a pelear en serio por los intereses de todos los trabajadores.

Unidad de las filas obreras

Nuestra pelea arranca de una profunda división de las filas obreras. La mayoría de la clase trabajadora no tiene representación sindical.
Solamente el 30% de los trabajadores están sindicalizados. Es fundamental no dejar en manos de la burocracia las legítimas demandas de los trabajadores. Tenemos que tomar la lucha en nuestras manos pero también el futuro político que tenemos que levantar ante la crisis que se viene. No alcanza con las listas sindicales. La verdadera disputa es política y en las calles, y el sindicalismo clasista ha sido parte fundamental en las últimas jornadas.

Desde esta mesa les proponemos a los compañeros del PO, IS y del FIT organizar juntos una gran Asamblea Nacional de Trabajadores, de todas los agrupamientos antiburocraticos y combativos, para que juntos organicemos una verdadera alternativa que tenga la fuerza de enfrentar a la burocracia sindical en todas sus alas, en cada lugar de trabajo y en las calles.

Queremos reafirmar la decisión de luchar por la unidad de las filas obreras, de efectivos y contratados, de ocupados y desocupados, de nativos e inmigrantes. Como hicimos en la Coordinadora del Alto Valle en Neuquén. Y dentro de las fabricas peleando contra la precarización, por el pase a planta, tendiendo una mano sobre la juventud trabajadora y la mujer trabajadora.

Si recuperamos una comisión interna, un sindicato, es para ir de ahí al conjunto de la clase obrera. Pero mientras tanto, ¿qué les proponemos a los compañeros precarios que ni siquiera tienen representación sindical? A esos compañeros que hacen los peores trabajos nos queremos dirigir para ayudarlos a organizarse. Cristina dice que se dirige a los más pobres y que los trabajadores sindicalizados somos privilegiados. Lo hace para dividir con sus punteros y la burocracia sindical. No podemos regalarle al gobierno estos sectores que necesitan una salida política.

Por un Partido de Trabajadores sin patrones

Un partido propio de la clase trabajadora no sólo es para los sindicalizados, sino para toda la clase obrera, empezando por los más explotados. Es para construir esa fuerza social de millones que imponga una salida obrera a la crisis. Las distintas burocracias que dividen a las CGTs y las CTAs lo hacen porque tienen proyectos políticos patronales. Los Gordos detrás de Cristina. Moyano detrás de Sciolli, y Yasky detrás del gobierno. Esa es la interna de los partidos patronales.

No va a ser la primera vez que la burocracia sindical use la fuerza de los trabajadores para fortalecer a nuestros enemigos. Ya lo hicieron en los 80 cuando la CGT hizo 14 paros generales contra Alfonsín para poner esa fuerza al servicio de Menem. Después lo hicieron contra Menem pero para fortalecer al gobierno antiobrero de De La Rúa y la Alianza. Y hoy quieren que repitamos la historia. Por eso no alcanza sólo con luchar sindicalmente. Si no queremos que nuestras justas luchas sean usadas para favorecer a nuestros enemigos tenemos que pelear para que los trabajadores construyamos nuestro propio partido, un Partido de Trabajadores sin patrones. ¡O peleamos por nuestro propio partido o estaremos condenados a ser esclavos!

Somos del PTS, hace años estamos construyendo un partido obrero, revolucionario e internacionalista. Estamos en el FIT con el PO e Izquierda Socialista, a los que les hemos propuesto la construcción de un partido unificado para pelear en común.

Pero tenemos el desafío de llegar a miles que en el futuro serán millones de trabajadores que van a romper por su propia experiencia con el peronismo y las demás alternativas patronales. Con ellos queremos abrir un diálogo sencillo, partiendo de que los trabajadores tenemos que construir nuestra propia organización política. 

Así como los empresarios se la pasan conspirando para explotarnos más, lo que nos falta a los trabajadores es empezar a conspirar contra esas patronales, en cada lugar que nos juntamos, en un asado, en un partido de futbol.

Con los compañeros presentes que militamos en común en agrupaciones y listas antiburocráticas tenemos que discutir seriamente esta necesidad y llevar esta discusión a cada lugar de trabajo. Para esta tarea tenemos a disposición el periódico obrero Nuestra Lucha que difundimos en común con el Sindicato Ceramista. Con los compañeros independientes del Sindicato Ceramista de Neuquén y los compañeros de la Marrón compartimos esa gran coincidencia de la necesidad de un partido de trabajadores propio. Esa idea abre a su vez otras discusiones, porque un partido así necesita un programa y una estrategia para vencer, porque los capitalistas y su Estado van a poner todo para que esto no pueda llevarse adelante. Y para estos grandes objetivos es necesario unir a la vanguardia obrera combativa con los intelectuales, con la juventud y con los organizadores revolucionarios, para tener la preparación necesaria y así poder vencer en la guerra que nos han declarado.

La idea de un partido de trabajadores es para contraponer a los proyectos de Moyano y Scioli, a los de los “gordos” con Cristina, a los de Yasky también con el gobierno, a los de Micheli con los sojeros. Es para mostrar que no peleamos por los intereses de una minoría afiliada a los sindicatos, sino por el conjunto de la clase obrera, por sus sectores más explotados. Para esto queremos echar a la burocracia sindical de nuestras organizaciones. Por eso les proponemos a las corrientes que integran el FIT que demos juntos este debate.

Los invitamos a dar juntos esta pelea: por sindicatos sin burócratas y por un partido de trabajadores sin patrones. Espero que tengamos una buena jornada.