Primera fecha. Ganaron todos los grandes, comienzo que sólo se dio en otras dos oportunidades en los 75 años de profesionalismo. Si bien se vieron algunos desempeños de equipo con ráfagas de buen fútbol, no se vio demasiado. Un rato de Newell‘s, otro de Independiente, poco de River y de Boca, algo de Estudiantes, no mucho más.
Eso sí, aunque recién haya pasado la primera fecha y sin temor a equivocarnos, hace muchos años que no se vislumbra buen fútbol, una tendencia inversamente proporcional a la cada vez mayor profesionalización del juego (llámese cada vez más curro de unos pocos). Están los que lo utilizan como trampolín para hacer política como Macri, dirigentes mafiosos que sobreviven a todos los gobiernos como Grondona, periodistas que hacen lobby por jugadores, arreglos con representantes e intermediarios, etc. La lista podría seguir eternamente.
Pero la pobreza del espectáculo ¿qué relación tiene con esto? Por el negocio que implica, a los cracks se los llevan y sólo quedan los jugadores “regulares para abajo” y los “viejos” que vuelven de Europa, ciertas veces “a robar” como se dice en el tablón. Algunos llegan algo “aburguesados” como ahora la Bruja Verón en Estudiantes, Guglielminpietro en Gimnasia, o el Killy en Central, entre otros. Pero no vaya a creer lector que los “consagrados” necesariamente vayan a marcar la diferencia. Planteamos otra polémica: si los que regresan antes de retirarse se destacan ¿será por su gran nivel o por la mediocridad en la que está inmerso nuestro fútbol, vacío de grandes estrellas?
Curro de novela. De las semanas previas al retorno, sólo se movió el avispero por la novela por el pase de Basile a la selección: Macri y Grondona negociaron una salida salomónica. Pero quedaron en el tendal viejos trapos: Maradona tildó a Grondona de mafioso –cuestión que casi nadie se anima a denunciar– respondiendo a una frase del padrino de la AFA en el que decía que el diez “se había cortado las piernas él solo”. El de Fiorito contratacó: “Lo creo un gran dirigente, pero también lo creo un gran poderoso. Es el mejor dirigente de todos los tiempos del fútbol en la Argentina. ¿Por qué? Porque lleva 250 presidentes al Mundial... ¿Y quién va a votar en contra? Me parece inteligente y vivo (...) una carrera bárbara, pero ¿a costa de qué? ¿A qué precio? Grondona, con toda la fortuna que amasó y que hizo, en vez de vender bulones vende diamantes. ¿Me entendés?”, ironizó el mejor de todos los tiempos, quien tiene claro los curros de la dirigencia. Por eso mismo no se comprende bien su puesto de manager en Boca, al lado de su otrora “enemigo” Mauricio Macri.
Otro ídolo que hace las veces de manager es Carbonari en Rosario Central. Del grupo inversor de menemistas como Vila y Manzano, que llegó al equipo rosarino, financió la llegada de Kily González y Paulo Wanchope, cuestión que provocó la salida del Negro Astrada como DT por negarse a aceptar la imposición de jugadores. El “Peteco” dijo que “venía a sumar”. La impresión es que va a sumar sólo a su bolsillo. Se ve que en Rosario imitan a la AFA. Basile tendrá que aceptar que le pongan 6 o 7 jugadores, como dejó entrever Grondona, por parte del grupo inversor ruso que compró los amistosos hasta el próximo Mundial.
Otra de la semana: la visita de los Verón, padre e hijo, a la Casa Rosada para conseguir vía Alak y K la habilitación para volver a su cancha, en disputa con la gobernación platense.
Buchones. Otra sensación que dejó la semana. Así como Kirchner recibe a los burócratas en su despacho a cambio de contener a los trabajadores, también recibe a Elizondo y se saca fotos con la roja. Un papelón. Esta columna se declara enemiga de cualquier ofrenda a los árbitros, burócratas del fútbol. Es como darle un premio a Moyano por negociar el techo salarial con el gobierno. Lanús y River ya le dieron una placa, detengamos ¡ya! esta vergonzosa campaña.
Tejes y manejes de un fútbol cada vez más expropiado por los dirigentes que como diría Maradona: “nunca jugaron ni en el barrio ni transpiraron la camiseta”.