TERMINO EL Mundial quizás con más expectativas comerciales, más mediatizado y con más plata en juego. Paradójicamente y, como venimos anticipando, uno de los de menor brillo y con un magro promedio de gol de apenas 2.29 por partido, el segundo más bajo en la historia después de Italia ‘90. El equipo italiano sólo tuvo como mérito el juego del alargue frente a Alemania, donde dejó afuera a los locales y, en especial, un sistema defensivo eficaz con el arquero Bufón y Cannevaro como baluartes. Nada más. Jugaron con un solo delantero y llegaron ¡cómo olvidarlo!, con el regalo del árbitro en el partido contra los rústicos australianos. Para colmo, la mayoría de los jugadores de Italia están implicados en el escándalo de corrupción. En fin, que Italia haya salido campeón es toda una síntesis del Mundial que acabamos de ver.

Zidane. Varias reflexiones encontradas. Por un lado es “el jugador del mundial” porque, dentro de la mediocridad, fue el único que demostró que no todo es potencia física, sino que todavía son fundamentales los líderes en pos del equipo, que basan su juego en pensar los partidos, manejan los hilos y embellecen el juego con una destreza técnica propia de una obra de ballet de primer nivel. Sin embargo, quién se animó a picar la pelota en un penal de una final del mundo, el que estuvo a punto de definir el partido y llevarse la gloria en lo último de su carrera, respondió a una provocación del italiano Materazzi quien lo habría descalificado con un insulto xenófobo. ¿Es condenable el cabezazo o se puede reivindicar la bronca de un hijo de inmigrantes en un país donde está sobre el tapete el tema de la expulsión de africanos por parte de la derecha, de cara a las próximas elecciones en las que los candidatos se pelean para ver quién es más xenófobo? Versiones indican que la FIFA le sacaría el “balón de oro”.

Birra, pizza y final. Aurelio Saldías va al bar de su barrio. El partido se pone caliente. Francia supera a Italia en todas las líneas y casi desde el vestuario se pone en ventaja. Un centro resuelto por Materazzi iguala el resultado y el DT obliga a su equipo a colgarse del travesaño, esperando los penales recurriendo a recursos “bilardianos”. Zidane cae en la trampa y Elizondo lo expulsa.
“Lo entiendo al tipo, noten que nació una década después de que se proclamara la independencia de Argelia, que estaba en manos del imperialismo francés, para que se den una idea los franceses utilizaron los métodos de tortura que más tarde imitaron acá en la dictadura de 1976. Cómo no va a tener bronca?” dice Aurelio.”Sí, pero es profesional y tiene que haber pasado mil veces por esa clase de insultos, que no son más que avivadas para sacarte del partido,” interviene Pedro, entre sorprendido y triste por la reacción del galo. “Una final a tono con el resto del mundial. No puede ser que en una final del mundo un equipo como Italia sea tan mezquino y recurra a recursos tan arteros. Aparte, la mayoría de los tanos están investigados por ir para atrás y arreglar partidos. Esta es la final que pinta de pies a cabeza el fútbol que le gusta a la FIFA, poco juego y mucho negocio”.

Superpoderes. Grondona firmó un contrato en el que cedió los derechos de la selección a un conglomerado ruso que abarca petroleras, industria pesada, empresas químicas y mineras. Esto se hizo por medio de un empresario autorizado por la FIFA, que se reserva el derecho de organizar 24 partidos entre 2007 y 2010 a cambio de pagar 600.000 dólares por cada encuentro. En total unos diez millones de euros.

En el bar también se debate del tema. “Se rumorea que Pekerman renunció por esto del ruso, porque parece que el tipo tendría derecho a dormir junto a la habitación suya en las concentraciones, presenciar en vivo y en directo las charlas tácticas, entrar y salir del vestuario con carta blanca y hasta sentarse en el banco. Lo de Grondona se parece a los superpoderes de K que decide todo por decreto y usa la caja en pos de sus negociados”