Después de tanta espera, invasión de publicidad y sanata por TV, al fin, la pelota empezó a rodar. Aunque en esta primer fecha todavía no fue muy bien tratada y dejó partidos con sabor a poco. Con equipos que apenas quedan en ventaja, se repliegan para cuidar el resultado. 
 
Los DT podrán argumentar que en el debut lo importante es no perder, por eso los partidos no son buenos. Son comprensibles la tensión y el miedo a equivocarse en el debut que sufren los jugadores, pero los planteos conservadores de los técnicos lejos de ayudar a desinhibir a los protagonistas, los ata a un libreto que los presiona aún más. Una cosa es que eso se vea en equipos como Japón, que no es un “grande”. Pero Inglaterra, Francia, Italia o la Argentina, enfrentando rivales muy inferiores en los papeles, presentaron planteos tácticos timoratos. Tal vez las excepciones fueron algo de los checos en la goleada a EE.UU., el esquema con más delanteros de Brasil -aunque sin resultados a la altura de lo esperado a priori por tener las figuras más dotadas del torneo-. O Alemania, que por ser local necesita ganar y gustar y quizá por eso se mostró un poco más ofensivo en el primer partido -aunque contra una débil Costa Rica-, y España, que gustó, fue al ataque y goleó.
 
Larga sobremesa. Larga como la espera por el debut de Argentina el sábado a la tarde. Pasaron los choripanes y el vino. Una ronda de café en la sala comedor del club del barrio de Colegiales; ceniceros repletos de colillas de puchos. “Los alemanes estuvieron a la ofensiva con la inauguración también. Que la Schiffer, Beckenbauer y todo el circo, pero ¿Cuánto hace que un presidente no daba un discurso en la apertura del Mundial? Le quieren sacar provecho a toda costa...”, observa Aurelio. “Igual que quiso hacer Lula con la teleconferencia con los jugadores de Brasil. Pero le salió el tiro por la culata ¿Viste?”, se ríe Bartolo. “Es un zarpado ¡Cómo le va a decir ´gordo´ a Ronaldo! El loco se recalentó. Para colmo Ronaldinho dice que quiere ganar el campeonato por todo el pueblo que sufre la pobreza... Teléfono para Lula!”, bromea Lucho. Segunda ronda de café, primera ronda del Mundial.
 
 A la hora señalada. “¿Hace falta ser tan tacaño guardando a los cracks en el banco?”, se inquieta Aurelio antes del pitazo inicial. “Espere, no sea impaciente que van a entrar” lo calma Lucho. “Vamos que ganamos” alientan todos ansiosos. “¡Cómo meten estos tipos!”, se queja Pepe, el mozo, mientras camina acomodándose el moño. De entrada, los de Pekerman no mostraban demasiado y eran sorprendidos por el equipo africano que, con un gran despliegue físico y algo de toque, jugaba mejor. Pero los goles llegaron bastante rápido, Crespo y Saviola estuvieron precisos. Los gritos resonaron en todos lados. “¡Hoy goleamos!” festejaba Lucho, que apretaba con sus manos los puños de su vieja remera de Boca.
 
2° Tiempo. ¿Quién puede negar la calidad de Riquelme, protagonista en las jugadas de gol y en las pocas situaciones creadas de peligro? Pero ¿Qué variante de juego tiene el equipo en los ratos que el 10 se apaga?, piensa Aurelio. Corren los minutos. 
 
Vuelve el debate de la semana sobre las ausencias de Messi y Tévez. “¿Porqué no los pone de una vez?”, se sobresalta el mozo, a lo que Lucho replica: “El tema no es ese, es táctico. Con el mismo esquema, ponerlos sería un cambio de figuritas ¿No te das cuenta que defendemos con 7 y atacamos sólo con 3? Mirá Brasil, mantiene un cuadrado con Ronaldinho, Kaká, Adriano y Ronaldo ¿Porqué Argentina no puede hacer igual con Messi, con Tévez o con Aimar?” “Y a nosotros nos podría ir mejor porque tenemos defensores más jóvenes que Cafú”, asiente Bartolo.
 
Final del partido. “Fijate que Pekerman se hizo famoso por el buen juego de sus equipos en juveniles y con muchos jugadores que están hoy, el tipo te mandaba el equipo para adelante, no como ahora. Me acuerdo que salió campeón con un esquema similar al de Brasil que mencionabas, y la dupla de creación eran Riquelme, Aimar y dos más arriba” insiste Pepe. “Es que una cosa es con un fútbol más amateur como cuando son pibes, donde no hay presiones externas, ni políticas ni comerciales y otra bien distinta es en este circo” repite su vieja idea Aurelio. 
 
Cuando lea esto, Argentina ya habrá jugado con Serbia y Montenegro. Da la impresión que si no arriesga un poco más, el equipo no va a convencer. Después del debut, los muchachos salen del club con esa sensación, a pesar de la alegría por el triunfo.