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Más crímenes de la Triple A para que investigue el juez Oyarbide

Prensa PTS

8 de febrero 2007

César Robles acababa de perder el avión que lo llevaba de nuevo a Córdoba después de un congreso del Partido Socialista de los Trabajadores en Buenos Aires. Estaba en un café del barrio de Flores cuando se dio cuenta de que lo seguía un Falcon verde. Era 3 de noviembre de 1974. Buscó refugio en una heladería de Guayaquil y Centenera, pero enseguida lo encontraron. Durante la mañana de hoy, su hija Andrea Robles contará la historia de su padre en el juzgado de Norberto Oyarbide, a cargo de la investigación de la causa de la Triple A. Ella acaba de ser aceptada como querellante. En ese contexto recordará el final: el momento en el que su padre terminó acribillado a balazos en el bajo Flores.

“Si usted quiere saber si creo en la justicia –dice Andrea Robles–, le digo que creo en todo caso en que esta causa, como todas las que han avanzado en los últimos tiempos, es un producto de la lucha de años.”

Andrea Robles tenía siete años cuando mataron a su padre. En el ‘83 tenía nueve años más. Desde entonces, “vine militando con los distintos sectores que han creado un movimiento democrático en el país que ha ido imponiendo que se hable ahora de los derechos humanos en los medios”.

Ella acaba de acoplar por primera vez la denuncia por el crimen de su padre a la investigación judicial de Oyarbide. Su testimonio en realidad es sólo una las presentaciones que recibió el juzgado de parte de varios organismos de derechos humanos que pidieron ser tomados como parte querellante. Entre ellos se encuentra el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), la Asociación de ex Detenidos Desaparecidos y la Liga por los Derechos del Hombre.

“Decidimos presentarnos después de una larga discusión, cuando se reabrió la causa en el juzgado”, explica Myriam Bregman, de la CeProDH. “Nos dimos cuenta de que la nulidad de las leyes generó una vorágine de pedidos y la Triple A nos había quedado como uno pendiente.” La presentación entre “nosotros abrió varios debates que hasta ahora no se hacían, y en los que cada uno tendrá que tomar su posición”.

A las diez de la mañana de hoy, Bregman acompañará a Andrea Robles y a la ex compañera de su padre al juzgado de Oyarbide. El juez aceptó sus testimonios en la causa en la que investiga el rol de Isabel Perón y de sus ex ministros en la organización de las bandas parapoliciales de la ultraderecha peronista. En ese marco, sus testimonios contribuirán para apuntalar las responsabilidades de los ex policías Juan Ramón Morales y Rodolfo Almirón, a quienes señalan como responsables de su crimen.

“Con mi papá, asesinaron a otros 16 militantes del PST”, dice su hija convencida de que en los próximos días y mientras se vayan multiplicando las denuncias también aparecerán los familiares de aquellas otras víctimas. A dos de ellas –un obrero y un estudiante del PST– las mataron un día antes que a él. “Cuando mi papá se dio cuenta de que lo seguían, entró en la heladería de Guayaquil. Una persona entró y le preguntó a su mujer dónde estaba; él estaba en la caja, cuando se da cuenta empieza a correr y a gritar ‘¡Cesar Robles, militante del PST!’. Le pegaron el primer balazo en la estación de Primera Junta. En ese momento lo apresaron, lo llevaron al Bajo Flores y lo acribillaron a balazos. Se sabe cómo actuaban: no actuaban de manera pública, es muy parecido a lo que sucedió con (Rodolfo) Ortega Peña.” Los diarios le adjudicaron el crimen a la Triple A: “La forma de operar era la misma”.


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