Ayer, desde el mediodía hasta el anochecer, se vieron estacionados sobre la Diagonal Sur, entre Perú y Bolivar: siete combis de la Guardia de Infantería, un camión con dos cañones en el techo para tirar agua contra manifestantes, dos carros de bomberos, un colectivo blanco tipo escolar (también con policías de infantería) y el camioncito de "Crónica". Semejante despliegue apuntó a evitar —o cubrir para la TV— posibles ataques al Palacio Legislativo. Dentro del edificio, los diputados porteños discutían artículo por artículo el nuevo Código Contravencional, aprobado en general a principios de julio.
El viernes 16 de julio durante más de cuatro horas, manifestantes antirreforma apedrearon a placer el Palacio Legislativo. En aquella jornada, la Policía sólo actuó en casos puntuales (la defensa de un comisario vestido de civil que había recibido una paliza), sin intervenir en la defensa del edificio, patrimonio arquitectónico de la Ciudad.
Ayer, el paso al público fue cortado con vallas dispuestas alrededor del Palacio legislativo. A las dos de la tarde, un grupo numeroso de partidos políticos de izquierda y de agrupaciones piqueteras, se ubicó sobre la Diagonal Sur y Bolívar, a metros del Cabildo. Dos horas después, menos de cien militantes de Izquierda Unidas y el MST soportaban la lluvia al lado del monumento de Roca, en Perú y la Diagonal. Desde un altavoz, se criticaba "el código fascista de Macri" que se estaba aprobando metros más allá. Los manifestantes también pidieron por la liberación de los 15 detenidos que aún quedan por los incidentes del viernes 16. Al anochecer, nada quedaba de la protesta. Los efectivos policiales, en tanto, o habían sido relevados o se fueron a guarecer de la lluvia en las combis.
Por la mañana, la tensión que se pronosticaba entre policías y manifestantes —que no llegó a ser tal en este punto de la ciudad— había merecido una reunión entre el presidente Néstor Kirchner con funcionarios y jefes de las fuerzas de seguridad.
La sesión legislativa se desarrolló con absoluta tranquilidad. Ayer, el tema más controvertido fue la iniciativa —frustrada— por bajar de los 18 a los 16 años la edad de punibilidad del contraventor. Para más adelante quedaron, acaso, los puntos que motivaron la gran movilización del 16 de julio: la regulación de la prostitución, de las manifestaciones callejeras y de la venta ambulante.