La Plata, Cátedra Libre Karl Marx: “Yo creo en mi clase, creo en el clasismo”

“Del Cordobazo al clasismo” fue el tema de la segunda charla sobre “los años 70” a la que asistieron cerca de 150 personas entre estudiantes, trabajadores y militantes de organizaciones de izquierda, que se realizó en el Aula Magna de la Facultad de Derecho, organizada por la Red de agrupaciones CONTRACORRIENTE y el Centro Cultural Socialista La Comuna.
José Montes planteó el ejemplo de la reciente lucha en Bolivia donde se vive un ascenso revolucionario, para demóstrar como el clasismo tiene su continuidad en los pasos más avanzados de la lucha de clases actual, y por otro lado reflexionó acerca de los elementos que se convirtieron en límites para el clasismo de los "70. Montes expresó que el primer clasismo, el de Sitrac Sitram también se dio en el marco de un ascenso revolucionario, en este caso a escala nacional e internacional, y en particular en Córdoba, luego de una semiinsurrección, el Cordobazo, reivindicando este gran fenómeno progresivo de la vanguardia obrera. Al referirse a sus limitaciones planteó que el clasismo cordobés recibió la influencia de corrientes políticas de izquierda, en un primer momento del PRT-El Combatiente y otras fuerzas políticas que le daban la espalda a los sindicatos tradicionales dirigidos por el peronismo, lo que terminó llevando a los sindicatos clasistas al aislamiento y a no poder disputar la dirección a los burócratas peronistas. Al referirse a la Argentina de hoy dijo que ser clasista en la hora actual,y para poder prepararnos para futuros momentos revolucionarios, es preciso dar pasos en la construcción de una herramienta política de los trabajadores, que la clase obrera rompa con la burguesía, en la perspectiva de construir un partido revolucionario. La misma heroica lucha de Bolivia muestra esta necesidad cuando vemos el peso decisivo del MAS de Evo Morales para desviar las recientes jornadas de lucha hacia el terreno electoral, salvando al régimen de una caída revolucionaria. A continuación transcribimos extractos de la intervención de José Francisco Páez.

“(...) Nosotros apelábamos a ciertas instancias -comentó Paez- y veíamos que las leyes estaban en contra; que los sindicatos también y empezamos a tomar definiciones; definiciones que nosotros veíamos en los concreto. No éramos clasistas porque nos parecía lindo el término, sino porque teníamos que defender a nuestra clase, a nuestros propios compañeros, defenderlos, y veíamos que todo el sistema capitalista rodeaba y apañaba y fomentaba con sus leyes, con su burocracia sindical (...). Y empezamos a dar saltos políticos, elaboramos un programa, que discutíamos en asamblea. En primer lugar formamos un cuerpo de delegados de 125 integrantes, elegimos como correspondía, delegados por sección, dos o tres delegados, cada uno llevaba con su combatividad las propuestas, las protestas, y el derecho tenía de parar una línea. Nosotros le dimos autonomía a los cuerpos de delegados. Nada de que los delegados o las comisiones internas tengan que esperar a ver que dice el secretariado (...)”

“(...)Y empezamos a integrar a nuestra lucha el método de acción directa -continua el dirigente obrero de los ’70-. Cuando no teníamos respuesta ante un despido, ante un convenio, usábamos el método que nosotros llamamos de acción directa (...) Así es que al sentir que teníamos métodos distintos al tramiterío y todo lo demás, fuimos ganando la confianza de la gente, creando democracia, democracia obrera, una democracia de la más amplia, cualquiera se paraba en una asamblea y decía lo que quería, con el lenguaje del movimiento obrero (...) Y tomamos una definición: no nos compromete con nada lo que es el sistema capitalista: somos antiburocráticos, anticapitalistas y antipatronales, eso es clasismo; porque defendemos a nuestra clase (...) nosotros aprendimos con mucho esfuerzo, SITRAC SITRAM fue lo que fue en el corto lapso de tiempo porque tenía este tipo de definiciones.”