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NACIONAL

DE LA RÚA LO HIZO, LOS K LO SOSTUVIERON

Impuesto a las ganancias: un robo al salario (y una fiesta empresaria)

Como la devaluación del salario y otras “herencias” que los K recibieron gustosos, el impuesto al salario se comenzó a aplicar con el gobierno de la Alianza.

Octavio Crivaro

22 de noviembre 2012

Impuesto a las ganancias: un robo al salario (y una fiesta empresaria)

Como la devaluación del salario y otras “herencias” que los K recibieron gustosos, el impuesto al salario se comenzó a aplicar con el gobierno de la Alianza. La cuarta categoría del impuesto a las ganancias grava la “renta del trabajo personal”, lo cual incluye trabajadores cuentapropistas (como profesionales o comerciantes) y asalariados. José Luis Machinea, Ministro de Economía de De la Rúa, extendió el impuesto a muchos trabajadores al bajar el mínimo no imponible: una estafa de un gobierno neoliberal que ante la crisis fiscal atacaba a los trabajadores y jubilados con impuestos y descuentos.

Durante algunos años el gobierno de los K actualizó el mínimo no imponible (subió el monto mínimo para sufrir descuentos de “ganancias”), pero siempre menos que la inflación, por lo que este impuesto trucho cada vez fue afectando a más trabajadores. Ahora directamente se niega a hacerlo. Hoy pagan ganancias los trabajadores que cobran de bolsillo más de $5782 mensuales si son solteros sin hijos, y más de $7998 si son casados con dos hijos. Son trabajadores cuyos salarios están muy cerca de los $7000 de la canasta familiar que necesita una familia para vivir con lo justo. Es mucho peor la situación para el resto: el 75% de los trabajadores registrados que ni siquiera alcanza un salario equivalente a la canasta familiar o el 35% de los trabajadores que está en negro y cobra de promedio $1800 y que no tiene el “extraño privilegio” de que le descuenten ganancias, porque no tienen aportes, obra social, nada. La política “nacional y popular” de no actualizar el mínimo no imponible, o de hacerlo debajo de la inflación, hace que el 25% de los asalariados registrados pague el impuesto. En 2001 con el ultraneoliberal gobierno de la Alianza esta cifra llegaba al 8%. Toda la política impositiva K es antiobrera y pro-empresarios: “noventista”.

Diferencias de clase

Los trabajadores pagan por adelantado el impuesto, que es descontado de manera compulsiva por recibo. Por el contrario, los que amasan enormes “ganancias”, pagan el impuesto en base a una Declaración Jurada elaborada por ellos mismos. Como lo sabe cualquier trabajador, los empresarios falsean las declaraciones, por lo que reducen el monto que pagan. Ellos siempre zafan mientras a los trabajadores sólo se les permite una cantidad limitada de deducciones, entre las cuales, no se pueden deducir los pagos de alquileres. Es más, las deducciones tienen un sesgo que beneficia a asalariados de más altos ingresos (que incluye a gerentes, etc.) que pueden acceder a créditos hipotecarios cuyos intereses se descuentan para el impuesto, lo mismo que el servicio doméstico.

Sacarle a los trabajadores para financiar a los empresarios

En lo que va de 2012 el Estado robó entre 17 y 22 mil millones a los trabajadores con el impuesto al salario. El 28% de la recaudación es por el IVA (impuesto al valor agregado), que recae mayoritariamente sobre el consumo de los sectores populares.

La alícuota del IVA es del 21%, pero la renta financiera de los especuladores como los fondos buitres a los que CKF supuestamente enfrenta (aunque les paga puntualmente), no abona impuestos. Tampoco paga impuestos Cristina por los intereses que gana con su plazo fijo por millones de dólares que pasó a pesos para “luchar” contra la cultura de “pensar en verde”. Los impuestos a los bienes personales que pagan los millonarios por sus casas, autos y countries tienen una alícuota ridícula que alcanza como máximo 1,25% de sus riquezas. Una ganga.

Además, el gasto estatal está cada vez más orientado a subsidiar las ganancias patronales y a pagar la deuda externa, que se llevan mucha más plata que las miserias que destinan al “gasto” social, a la educación y a la salud, pese al relato de la “distribución del ingreso”.

Migajas

CFK anunció que por única vez no se aplicará el impuesto al salario sobre el medio aguinaldo para aquellos que cobran hasta 25 mil pesos mensuales. El verdadero anuncio es que se negó a actualizar el mínimo no imponible que lleva 20 meses sin cambios. Y seguirá así hasta 2013, según prometió. Fue una burla y no tuvo ningún efecto en desalentar el paro. Es que el impuesto se come entre medio salario al año con un neto de $8000 y más de dos sueldos en sueldos más altos, mientras que el anuncio significaba un “ahorro” miserable.

Las alícuotas del impuesto van desde el 9% al 35% según la escala salarial. Estas escalas no se actualizan desde 1999, por lo cual no solo cada vez más trabajadores tienen que pagar el impuesto, sino que cada vez más pagan un porcentaje mayor a medida que los aumentos de sueldo los ubican en una escala superior. Si a esto le sumamos que el monto de las Asignaciones Familiares también disminuye a medida que el sueldo es más alto, cortando el pago a los que llegan a un sueldo bruto de $7001, vemos que encima que los trabajadores sufren los techos a los aumentos en paritarias, por poco que sube el sueldo, el Estado “castiga” quitando Asignaciones o descontando ganancias.

El esfuerzo adicional que muchos trabajadores hacen para llegar a fin de mes a través de horas extras o tomando más de un cargo como hacen los docentes, es corroído. Los aumentos de sueldo terminan pareciendo un castigo.

Que paguen los capitalistas

El salario no es ganancia. Hay que tirar abajo el impuesto a los trabajadores y aumentar los impuestos a las empresas, a las grandes fortunas, acabar con las exenciones de contribuciones patronales que gozan muchos empresarios, terminar con las desgravaciones impositivas que beneficia a la megaminería contaminante y poner fuertes impuestos a los especuladores financieros. Las Asignaciones Familiares deben ser actualizadas y no tener topes para los trabajadores.

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