Los trabajadores de la fábrica Liliana recorrieron las principales industrias de la zona impulsando el fondo de lucha y encontrando la más concreta solidaridad: trabajadores tercerizados un día antes del cobro buscaban hasta la última moneda para solidarizarse, superando las 150 colaboraciones y recaudando más de 600 pesos en un par de horas. Es que la lucha por el salario, contra una patronal negrera y un sindicato que los abandona, va más allá de Rosario y despierta una vez más la solidaridad de clase.