El FIT alcanzó una elección histórica, inesperada por todo el arco político patronal y los medios. Ninguno esperaba que en una provincia tan “conservadora” los candidatos “izquierdistas” superaran el piso proscriptivo del 1,5%. Pero el domingo logramos no sólo que Mendoza sea parte de la tendencia nacional a superar ampliamente el piso de nuestra fórmula presidencial, sino también una elección a diputados nacionales superior al 3%, con una cantidad de votos para la izquierda sin antecedentes en las últimas dos décadas.

Como señaló Los Andes, con “la ciudad empapelada de rojo” por la juventud del PTS, la izquierda ganó la iniciativa planteando el derecho al aborto legal, seguro y gratuito y terminar con el trabajo esclavo y la explotación infantil. Los spots que fueron recorriendo las pantallas y parlantes llegaron con un mensaje claro y convincente a amplios sectores de masas, ganando un reconocimiento de la inédita capacidad comunicativa y política de la izquierda, en una campaña defensiva donde se jugaba el silenciamiento de esta expresión política.

La denuncia de las muertes por abortos clandestinos y la injerencia brutal del fundamentalismo católico en la educación y la salud pública se tornó subversiva en una provincia regimentada por el silencio y un conservadurismo artificial impuesto por los partidos patronales, los empresarios y el clero. La prensa señaló esto como “piantavotos” y muchos simpatizantes de la izquierda se preocuparon por la reacción de la opinión pública más atrasada. Pero dejaron de lado que, aunque la pasivización que el kirchnerismo imprime en las expectativas de las mujeres amplifica las voces de los fundamentalistas y los sectores más atrasados de la comunidad, un enorme sector valora la importancia de desafiar la política criminal de opresión y violencia sobre las mujeres.

Sin socialistas revolucionarias que denuncien esto con claridad, desafiando la “normal” hipocresía de los políticos burgueses, el silencio refuerza las cadenas. La candidatura de Jazmín Jiménez y su valentía política recibieron un enorme caudal de votos que sorprendió a los conservadores espíritus de la provincia y es un llamado de atención para construir una gran organización de mujeres dispuestas a desafiar el yugo patronal, machista y clerical.

La novedosa candidatura del ajero José Soto debió sortear los prejuicios con los que la Mendoza capitalista dividió a los laburantes y justifica la reducción a la servidumbre de decenas de miles de nuestros hermanos de clase. Pero el apoyo contundente de su comunidad se combinó con un gran espaldarazo de la juventud, que lo recibió en las facultades con saludos y debates, y en amplios sectores que saludaron la entrada a la palestra política de un luchador surgido desde las bases.

Con un gran despliegue militante se llegó al interior de la provincia con afiches y spots en los medios locales. Proyecciones en el microcentro, miles de volantes, recorridas en la prensa y un gran acto con Christian Castillo y los candidatos locales que llenó el Centro Catalán. Una campaña inédita, apoyada por decenas de miles de trabajadores, mujeres y luchadores de todo Mendoza. En los departamentos del Gran Mendoza el FIT superó el 4% y en el interior superó el 2% en Tunuyán, San Martín y Lavalle.

El domingo, con más de un centenar de jóvenes y trabajadores que sumaron su colaboración, se fiscalizaron todas las escuelas del Gran Mendoza, respondiendo al robo y ocultamiento de boletas. A la tarde el bunker se llenó de militantes y amigos del FIT, satisfechos del contundente apoyo que se estaba recibiendo. En el Barrio San Martín (oeste de la ciudad) los fiscales informaban que superábamos el 5%. En la comunidad ajera de Maipú, tras recorrer casa por casa ocho barrios, el FIT fue segunda fuerza con el 10% de los votos en las mesas de las escuelas de 25 de mayo y sus alrededores.

De esta forma el FIT crece al mismo tiempo que una nueva tradición política en la izquierda, con una perspectiva obrera y revolucionaria.