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24 DE MARZO

Ford y las marcas de la impunidad

Este jueves 22, en un acto frente a la planta automotriz de Pacheco, se denunciará la complicidad empresaria con la Dictadura y la actual persecución a delegados de base en Zona Norte.

Lucho Aguilar

22 de marzo 2012

Ayer: “un cuartel adentro de la fábrica”

“El Ejército había instalado un cuartel adentro de la fábrica. Hay un discurso del presidente de Ford ante toda la plana de militares y les dice que ellos colaboraron. Y agrega: ‘sacamos la resaca de izquierda que había en la fábrica’”.

Esa historia se la contó a La Verdad Obrera el ex delegado Pedro Troiani. El rol de la automotriz norteamericana en el golpe de Estado es conocido. Fue su respuesta ante el ascenso obrero que cuestionaba a la burocracia sindical, al peronismo en el poder y a la dictadura del capital en los lugares de trabajo.
“Los Falcon se vendían como caramelo. Nosotros tomábamos la velocidad de las líneas y eso a Ford le molestaba. Ford quería producir, producir y producir. Eso era un matadero”. Tras el golpe, la multinacional consiguió los resultados esperados: sin delegados, la producción aumentó un 30% pese al despido de 1.000 trabajadores. Un matadero.

La embajada de EE.UU. auspiciaba los planes de la Ford, y en sus cables diplomáticos destacaba “la gran cooperación entre gerentes y organismos de seguridad”.

La dirección del SMATA no movía un dedo para defender a los delegados, incluso a los que eran de la oficialista Verde, como Troiani. Es que José Rodríguez había acordado hacía pocos meses un aporte del 1% para sus arcas, a cambio de “la erradicación de elementos negativos”.

Los delegados detenidos quedaban en manos del Ejército, la Policía Bonaerense y los jefes de seguridad de Ford. En los quinchos de la empresa y en la Comisaría 1ª de Tigre eran salvajemente torturados.

El espionaje y la represión a la militancia de la Zona Norte era orquestada desde Campo de Mayo, donde funcionaban cuatro centros clandestinos de detención del Ejército. Allí también Gendarmería instalaba su Región I, en 1977.

Susana Ossola y Juan Ferreyra (Terrabusi), María Rosa González, Gustavo Becker y Oscar Lagrotta (FATE), Santiago Ryan (Atlántida) siguen desaparecidos. Igual que una docena de obreros de los Astilleros Astarsa y Mestrina.

 
Hoy: “tienen mucha razón en estar contentos”

Hace tres meses, Cristina Kirchner estuvo festejando los 50 años de la empresa. La escuchaban el gobernador Scioli, el intendente Massa, los dirigentes del SMATA y los directivos de Ford. “Tienen mucha razón en estar contentos, en estar alegres, en cantar porque hoy es un día muy importante. Ford es una marca también muy emblemática en los argentinos. Seguro que ustedes veían, como yo, La Familia Falcón”.

Mientras todos estaban contentos, y cantaban, como los protagonistas de aquella telenovela, a la Presidenta la pasearon por la fábrica. ¿La habrán llevado al quincho donde torturaban a los delegados?

Podría haberlo hecho por ejemplo Jorge Di Nucci, el Gerente de Relaciones Institucionales de la compañía, que se sentó en la misma mesa que la Presidenta. Ingresó a Ford en 1974, y ocupó varios cargos gerenciales. Di Nucci fue el encargado de responder las primeras denuncias de los ex detenidos, allá por los años 80: “acá no hubo centros de detención”. Todavía lo repite.

A pesar de la “renovación”, varios de los directivos que aplaudieron el boom automotriz del kirchnerismo se formaron en aquellos años, de “gran cooperación entre gerentes y organismos de seguridad”.

La embajada yanqui siguió cumpliendo su papel. Por eso absorbió parte del personal de seguridad de Ford durante la Dictadura, como el militar Héctor Sibilla, que comandaba la cacería de delegados en la planta. Hasta hace pocos meses se lo podía ver caminar libremente por el barrio de Belgrano.

José Rodríguez, el burócrata que entregó a las internas combativas y estafó a todos los mecánicos, murió impune. Antes se dio el gusto de llenar la Federación de Box con Néstor Kirchner. Esta semana asumió uno de sus herederos, Ricardo Pignanelli. Dicen que es una apuesta del oficialismo en la CGT.

Los milicos que secuestraron y desaparecieron están casi todos libres. Los de los grupos de tareas que salían de Campo de Mayo, los policías de la delegación Tigre de la Dirección de Inteligencia (DIPBA), de la Brigada y la Comisaría 1ª donde llevaban a los militantes detenidos.

¿Quién se anima a decir que este gobierno terminará con la impunidad de los represores y sus cómplices civiles?

 
El mejor homenaje

Este 22 de marzo, frente a la planta de Ford, se hará un acto para denunciar que ahí se torturó. Estarán presentes ex trabajadores de Ford que estuvieron detenidos, junto a organismos de derechos humanos, militantes del PTS y delegados de base.

Es un acto que denuncia lo pasado pero también el presente. Como dice Victoria Moyano, hija de desaparecidos e integrante del CeProDH, “hoy, en la misma zona industrial, la militancia obrera y los delegados de base son perseguidos y espiados. Siguen siendo utilizadas las fuerzas de seguridad al servicio del empresariado. Contra la lucha de Kraft actuó la misma Embajada de EE.UU., la Policía que militarizó la fábrica y la Gendarmería que los persiguió. La criminalización de esta nueva generación de militantes obreros y de izquierda llega hasta el espionaje que hoy estamos denunciando”.

Nuestro homenaje a los obreros detenidos y desaparecidos de la Zona Norte pasa por retomar su camino. Organizando una corriente clasista en esas plantas automotrices, alimenticias, gráficas. Y un partido revolucionario capaz de aprovechar los nuevos momentos de radicalización obrera para garantizar, esta vez, nuestra victoria.

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