Silvia Luna, docente y delegada de escuela de Las Heras /Mendoza.

“Las huelgas son una escuela de guerra, aunque no la guerra misma” (V. Lenin, “Sobre las huelgas, 1989, en Los sindicatos y las tareas de los revolucionarios, L. Trotski, CEIP LT ediciones, Bs As, 2010.)

La semana que conmemoramos los 38 años del golpe genocida, nos encuentra luchando a miles de trabajadores de la educación en todo el país, contra la pobreza que nos quieren imponer desde los gobiernos provinciales y el nacional.

En Mendoza sostenemos la tercer semana de paro, superando muchas contras, pero enfrentando con todo el ajuste de Cristina y Paco Pérez, que cuenta con la ayuda de un sindicato oficialista como es el SUTE.

Desde los inicios del conflicto los trabajadores le hicimos saber que necesitábamos una recomposición salarial que nos lleve a cubrir, al menos, el costo de la canasta familiar de $8500 para un cargo inicial o 18 hs cátedras. Lo debatimos en las asambleas de las escuelas y cientos de delegados llevamos mandatados de los distintos departamentos al plenario provincial. Con el peso de su aparato, sostenido en el voto de los secretariados departamentales, votaron en contra, desoyendo a las bases representadas en un número creciente de delegados opositores, que se incrementó de plenario en plenario. Ahí estaría la verdadera democracia sindical, en las asambleas por escuelas, en los delegados legítimos y no la de los deletruchos que votan con mano de yeso lo que les manda su puntero gremial, no la de un aparato que funciona defendiendo sus intereses políticos por fuera de la necesidad de miles de personas a las que debiera representar.

Pero el paro tiene fuerza y manifiesta como acción colectiva un cambio profundo por abajo. Hojeando un libro encontré esta reflexión que quiero compartir:

“En tiempos normales, pacíficos, el obrero arrastra en silencio su carga, sin contradecir al patrón, sin reflexionar sobre su situación. Durante una huelga el obrero proclama en voz alta sus reivindicaciones, recuerda a los patrones todos los atropellos de que ha sido víctima, proclama derechos, no piensa sólo en sí mismo ni en su paga, sino que piensa también en todos sus compañeros, que han abandonado el trabajo junto con él y que defienden la causa obrera sin temer las privaciones”. ((V. Lenin, “Sobre las huelgas, 1989, en Los sindicatos y las tareas de los revolucionarios, L. Trotski, CEIP LT ediciones, Bs As, 2010.))

Me hace pensar en la fuerza que se viene expresando en todo el país, en la unidad real de los trabajadores para conseguir mejores condiciones de vida. Una fuerza que viene desde abajo, al punto que cuando el burócrata sindical va a decir que es una locura pedir salario igual a la canasta familiar, alguien salte y le explique que con $8500 sólo se cubre lo indispensable, y que cuando el burócrata quiera infundir miedo al paro entre los compañeros por los descuentos, alguien le diga que no hay que firmar ningún acuerdo que acepte los descuentos, y que si ocurrre se puede organizar un fondo de huelga para enfrentarlos, que cuando tengan el mismo delegado servil durante años alguien también se proponga como delegado y lleve más delegados combativos y honestos para arrebatarles la conducción de los plenarios. Aquí es donde se ven las prácticas autoritarias contra una base que quiere pelear, donde los burócratas buscan disciplinar a la base interrumpiéndola, negándole la palabra, abucheando, censurando los comentarios políticos, impidiéndole el ingreso a los observadores y hasta a los delegados mandatados por escuela.

Sin embargo en la tercer semana de paro la oposición creció y demostró un potencial organizador enorme, superando el cerco de la burocracia en las acciones, con cortes de calles en las escuelas, concentraciones unitarias, convocatorias masivas en las marchas, y una larga lista más.

Hay que destacar la confluencia del paro educativo con el resto de los estatales de Mendoza. Si bien el SUTE intentó impedir la unidad suspendiendo el paro la semana pasada, le salió el tiro por la culata porque los trabajadores dela educación rechazamos y repudiamos esta acción traidora y se lo impusimos más activamente. El gobierno provincial está debilitado y los estatales tenemos que ir a fondo para ganar, porque si ganamos nosotros ganamos todos y el gobierno no podrá usarnos como techo en el resto de las paritarias.

La presión por abajo hacia el SUTE es tal que se le impuso a la conducción celeste el rechazo a la conciliación obligatoria. Este es un hecho histórico de relevancia porque es la primera vez que esto ocurre en años. Y fue fue así porque se lo gritamos miles en las calles, y porque, aunque pudieron sobrevivir pese a la traición de suspender el paro la semana anterior, no se podían arriesgar a agachar la cabeza ante el gobierno acatando la conciliación. Les iba a costar muy caro.

Es histórica la confluencia con el resto de los estatales y con los trabajadores de la educación del resto del país. También se siente fuerte el apoyo de toda la comunidad, de padres y alumnos. Pero hay que profundizar la organización y participar aún más políticamente. El miembro paritario por el gobierno Cazabán admitió que el mes pasado cobró $89.000, y no se le cae la cara al decirnos que debemos conformarnos con un aumento en 3 cuotas, de un porcentaje pobrísimo como lo es un 30,5 % sobre un sueldo de $3500. Los trabajadores de la educación debemos apoyar y difundir el proyecto de ley de Nicolás del Caño de que los funcionarios cobren igual que una maestra, debemos tomar parte activa en denunciar la obscenidad y abundancia en la que vive el funcionariado.

Redoblemos los esfuerzos, ganémosle esta batalla a la burocracia y el gobierno, y quedemos en mejores condiciones para enfrentar todo lo que se viene.