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LIBERTADES DEMOCRÁTICAS

Contrastes: turismo y presos políticos

Esta fue una de las temporadas turísticas más exitosas de los últimos años en Bariloche, pero como sucede en muchos lugares de país, el “éxito” y los buenos negocios son siempre para una minoría: los empresarios. Por fuera quedan miles de familias trabajadoras que no consiguen ni siquiera un trabajo precarizado en el “mundo K”.

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7 de febrero 2013

Esta fue una de las temporadas turísticas más exitosas de los últimos años en Bariloche, pero como sucede en muchos lugares de país, el “éxito” y los buenos negocios son siempre para una minoría: los empresarios. Por fuera quedan miles de familias trabajadoras que no consiguen ni siquiera un trabajo precarizado en el “mundo K”.

En Bariloche choca el paisaje imponente con la terrible desigualdad social. Todos saben que está, pero prefieren no verla, no escucharla. Se filtran los lugareños en centros turísticos, negocios, hoteles, pero ni bien terminan sus jornadas de trabajo deben volver a ocultarse en los altos de Bariloche. No hay lugar para ellos en el centro. La policía bien adiestrada en el racismo, cebada de tanto maltrato y asesinato impune, se florea buscando “morochos sospechosos” y realizando razzias y operativos para expulsarlos del centro.

En el alto viven las familias obreras que tienen un trabajito o que cada tanto consiguen alguna changa en temporada. Y están también los que ni siquiera consiguen un trabajo, sin acceso a nada. Ni trabajo, ni derechos. Varios centenares de estas familias se tuvieron que constituir en “cooperativas” que ha sido una forma del poder político de explotar por sueldos miserables a centenares de hombres y mujeres. Ellos realizan trabajos en las plazas, en los parques, construyen las veredas con piedras lajas. Trabajo duro. Algunas de estas cooperativas están compuestas casi en forma íntegra por mujeres. Ellas llevaban consigo a sus hijos a trabajar, hasta que se lo prohibieron. Ahí tuvieron que organizarse para que algunas de ellas se encargaran de cuidarlos.

Durante diciembre, las cooperativas entregaron notas pidiendo alimentos a todos los grandes negocios. Algunos les dieron algo. Otros citaron a la gente, a días de la navidad, para darles algunas cajas. Pero cuando llegaron las familias a la puerta, fue el comisario quien los recibió. Y había grupos de gente en todos los alrededores. Nadie sabe cómo empezó. Eso nunca se sabe. Pero las familias desplazadas del centro, fueron acusadas de “instigar los saqueos” y rehenes de una interna política dentro del propio kirchnerismo, condenadas a prisión.

Sí, son presos políticos

El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, un “soldado” de Cristina, salió a decir que ellos no eran presos políticos sino “delincuentes”, porque, “el preso político es aquel que está detenido por sus opiniones”.
Pero en Bariloche los sectores de El Alto ni siquiera tienen el derecho a opinar. Y cuando tratan de manifestarse son reprimidos, silenciados, detenidos. Por eso, los compañeros y compañeras son presos políticos del kirchnerismo, y exigimos su inmediata libertad.

Desde el PTS, la banca del Frente de Izquierda y el Sindicato Ceramista viajamos a Bariloche y nos reunimos con los familiares y miembros de la Cooperativa 1° de Mayo, recorrimos junto a la abogada Marina Schifrin las unidades de detención para ver a los presos, fuimos a la Fiscalía, exigimos públicamente en Conferencia de Prensa la libertad de todos los detenidos, celebramos cuando liberaron a los compañeros/as. Pero todavía quedan presos políticos. Un gran reconocimiento de nuestra parte para la compañera Marina Schifrin, de La Gremial de Abogados de Bariloche, que luchó a brazo partido por la libertad de los presos en condiciones adversas.

Los trabajadores no pueden mirar para otro lado

Es terrible la estigmatización contra los jóvenes de El Alto y las organizaciones sociales que tienen trabajo en los barrios, como la Cooperativa 1° de Mayo. Pero es lamentable que muchas organizaciones sociales y de trabajadores miren para otro lado o directamente se sumen a la “condena” sobre los compañeros y compañeras. La mayoría de las organizaciones no han tomado el reclamo de la libertad de los compañeros o lo han hecho parcialmente, y para nosotros el reclamo de la libertad de los presos es una obligación.

Tenemos que enfrentar resueltamente la división de las filas obreras por parte de los gobiernos y las burocracias sindicales. Los trabajadores ocupados, los sindicalizados, y más aún quienes abrazan una causa militante tenemos que luchar por la unidad de todos los trabajadores, los explotados y los oprimidos y tomar en nuestras manos sus demandas, partiendo de exigir: libertad a todos los compañeros y compañeras presas por luchar. Basta de criminalizar la pobreza y a quienes luchamos contra ella.

Prensa

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