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Red Internacional

Nota De Tapa. La continuidad de la crisis política

Van poco menos de 20 días desde la “muerte dudosa” de Alberto Nisman y la crisis política generada por este crimen sigue abierta. La respuesta del gobierno ha sido errática y de contragolpe.

Viernes 6 de febrero de 2015

Imagen: dienteleche

Primero afirmó por boca del ahora llamado a silencio Sergio Berni que todo indicaba que era un suicidio. Luego el planteo de la presidenta en su segunda carta de que “no tenía pruebas pero tampoco dudas” respecto a que lo habían asesinado. Ligado a esto la denuncia de una conspiración de los servicios en su contra y el proyecto de reforma “gatopardista” (cambiar todo para que nada cambie) de la Secretaría de Inteligencia, mientras se trata de modificar la agenda pública con otros temas sin poder lograrlo más que muy parcialmente. En el medio, todo tipo de torpezas y un discurso destinado sobre todo a alinear la “propia tropa”.

Guerra de desgaste

Del lado de la oposición patronal liderada por Clarín no hay un “golpe blando”, como afirman algunos kirchneristas, pero sí una suerte de “guerra de desgaste” impulsada mutuamente, donde es el gobierno el que más ha perdido hasta el momento. Salvo el sector más firmemente kirchnerista (alrededor de un 30% del electorado según los encuestadores) hay una propensión creciente a desconfiar de todo lo que venga de un gobierno caracterizado por el doble discurso. Y sobre esto se monta la política de utilizar la muerte de Nisman para tratar de asegurarse un recambio presidencial lo más a la derecha posible por parte de las clases dominantes. El acuerdo de Macri con Carrió es parte de una línea política para que toda la oposición patronal se presente en común contra el oficialismo, cuestión que tiene en Sergio Massa la principal línea de resistencia por el momento, ya que opina que no tiene por qué ceder la primacía a un Macri muy débil en la Provincia de Buenos Aires .

Scioli y el peronismo

Scioli, más allá de sus nuevas muestras de que mantiene los pies dentro del plato kirchnerista durante la crisis, es uno de quienes más ha perdido políticamente en estos días, ya que lo afecta la polarización “k – anti k” a la vez que Cristina no se decide a ungirlo como candidato del oficialismo. De ahí el aspecto de verosimilitud que tienen quienes afirman que en el núcleo duro kirchnerista apuestan a perder manteniendo una minoría intensa a manos de Macri, buscando la vuelta en cuatro años, soñando con que Cristina logre hacer la “gran Bachelet”.

Claro que los gobernadores peronistas no piensan igual, ya que su alianza con el Poder Ejecutivo está ligado a conservar el poder en sus propias provincias y de ser cierta esta estrategia oficialista se verían perjudicados. Los enojos más o menos abiertos en torno al documento presentado ante la crisis en la cumbre del PJ, redactado por Zanini según todas las fuentes, por ahora no pasaron a mayores, pero son un claro síntoma que los “goberna” están cada vez más incómodos con la respuesta del kirchnerismo ante la muerte del fiscal, al cual la remanida receta de polarizar con Clarín esta vez parece no alcanzarle.

Es que si algo está dejando claro esta crisis es la complicidad de todas las fuerzas políticas con excepción de la izquierda en la podredumbre del aparato estatal, del cual los servicios de inteligencia son uno de sus núcleos duros, así como su entrelazamiento con el aparato judicial.

Más continuidad que cambios

El kirchnerismo mantuvo durante casi doce años un servicio de inteligencia que incluso legisladores que son parte del oficialismo como Marcelo Saín han denunciado como “colonizados por la CIA, la DEA y el Mossad”. Al igual que los antecesores el kirchnerismo mantuvo el aparato de inteligencia que venía de la dictadura para utilizarlo en su propio beneficio y el de la clase dominante. No hablamos por boca de jarro. En estos años hemos sufrido y denunciado la intervención de estos servicios en el encubrimiento de la desaparición de Jorge Julio López; en el Proyecto X contra los trabajadores de Kraft y otos sectores; en la infiltración del oficial de inteligencia de la Policía Federal Américo Balbuena; en la infiltración del coronel Galeano durante las movilizaciones de LEAR y las causas fraguadas por el “gendarme carancho”; por solo nombrar unos casos emblemáticos en cuya denuncia nuestro partido intervino decididamente. Por eso el discurso del gobierno no es creíble.

No es una víctima del accionar de los “servicios” sino que se ha valido de los mismos. Incluso porque cuando señala que parte del aparato de inteligencia empezó a operar en su contra a partir de la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán no hace ninguna denuncia concreta contra nadie, con lo cual se muestra que lo suyo es mero discurso para encubrir la preservación del núcleo central del aparato de inteligencia.

La oposición patronal, por su parte, trata de presentar a Nisman como una suerte de héroe nacional, cuando está demostrado que todo su accionar no solo lo hizo de la mano de Stiuso sino bajo la supervisión de la embajada de EE.UU., como parte del plan para declarar a Irán “estado terrorista”, una política de pasado cuando ahora es Obama quien negocia directamente con los iraníes un nuevo esquema de poder en Medio Oriente, algo que lo ha enfrentado con el actual gobierno israelí.

Los opositores que hoy se rasgan las vestiduras también se enchastraron con los servicios de inteligencia. Veamos solo casos emblemáticos. Los pagos con fondos reservados de la SIDE de la “banelco” a los senadores para aprobar la nefasta ley de flexibilización laboral bajo De la Rúa. Macri procesado por escuchas telefónicas de la mano de Ciro James a su cuñado y a familiares de la AMIA, mientras su protegido el “fino” Palacios va a juicio justamente por el encubrimiento del atentado que produjo 85 víctimas. Massa, amigo de los jefes de la SI bajo el kirchnerismo y famoso lamebotas de la embajada estadounidense como reflejan los Wikileaks sobre Argentina, que ha llegado a pedir la “colaboración internacional” para reformular los servicios de inteligencia, eufemismo para plantear la continuidad de la subordinación a la CIA de todo el aparato de inteligencia. Quien tiene como jefe de campaña a un reconocido agente de la ex SIDE como Juan José Álvarez, uno de los responsables políticos del asesinato de Kostecki y Santillán el 26 de junio de 2002.

En el marco de todo tipo de operaciones y contraoperaciones, oficialismo y oposición burguesa tienen acuerdo en preservar lo central del aparato de inteligencia. Es que entre ellos la disputa es por quien va a gerenciar los negocios de los empresarios que detentan el poder económico en nuestro país. Defienden un estado que está al servicio de una minoría de explotadores. De la mano de ninguno de ellos va a conseguirse saber la verdad. Es imperioso abrir los archivos de la ex SIDE. Poner en pie una Comisión Investigadora Independiente para la causa AMIA y para la muerte de Nisman. Y movilizarnos para terminar con la podredumbre de un aparato de inteligencia parte de un estado al servicio de un puñado de explotadores. Esas son las demandas centrales que con toda audacia tenemos que levantar desde la izquierda en la crisis actual.


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