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Argentina: empezaron los coletazos

PTS

6 de octubre 2011

La economía más fuerte de la región, Brasil, empieza a plantear para la Argentina dos frentes de incertidumbre muy fuerte. Por un lado, después de años de una moneda fuerte (y en alza), el real empezó hace un mes a depreciarse. Con la inflación local, lo único que mantenía en cierta medida a flote la competitividad de la industria era el real apreciado. Aunque el poder de compra del dólar en la Argentina cae cada año por el aumento de precios, hasta ahora los industriales zafaban porque la apreciación del real también encarecía los precios del mercado brasileño (principal destino de exportaciones industriales) expresados en dólares.

Ni lerdos ni perezosos, los industriales se apuraron a emitir un estudio a través de la Fundación Mediterránea, think tank cordobés de Cavallo, financiada por el empresario alimenticio Luis Pagani (Arcor). Allí se plantea que con la caída del real brasileño del último mes, en septiembre los salarios industriales argentinos llegaron a ser un 42% más elevados que en el país vecino. La proyección es que esta tendencia continuará, restando aún más competitividad a la industria local.

Lo que es aun más grave: esta depreciación del real se da de la mano de varios síntomas de parate económico en el país vecino. Los empresarios locales -lo mismo que el gobierno- venían barajando como dos hipótesis problemáticas que se diera o una depreciación del real, o que Brasil entrara en recesión en un contexto de apreciación del real en relación al dólar. Entre estas opciones, la primera se consideraba menos mala, dado que era más probable que la caída en las ventas fuera más ligera. Sin embargo, lo que tenemos, es una combinación de ambos escenarios, para generar uno peor.
Brasil en recesión puede significar una profunda caída en las industrias que más vienen creciendo. La automotriz por empezar, pero también los de hierro y acero, plásticos y maquinarias. Los últimos días hemos visto las primeras movidas empresarias frente a esta nueva situación: suspensiones y pausa productiva. Son varios los que se preparan para seguir este camino; un preanuncio de despidos y nuevos ataques a las condiciones laborales, como los que vivimos durante 2008 y 2009 en el marco de los comienzos de la crisis mundial.

Ajustando el “modelo”

El gobierno alienta la idea de que el “modelo” kirchnerista tiene resto para seguir creciendo en el nuevo contexto, “sobre la base del mercado interno”. Pero lo cierto es que el kirchnerismo ya venía preparando un “service”: pauta de aumento salarial en 2012 por debajo de la inflación (ajuste salarial encubierto), baja de algunos subsidios y aumento de tarifas para la energía, vuelta a los mercados, y probablemente la búsqueda de alguna “caja” que financie el gasto público. El deterioro de la situación internacional acelera los tiempos, y a esto se suma que, como hace rato plantean algunos analistas, la inflación, el final del superávit fiscal y la fuga de capitales acortan los márgenes de maniobra frente al escenario que se abre. Más temprano de lo previsto, la campaña del “nunca menos” y las promesas de “profundización” cederán el centro de la escena a la dura acción concertada de empresarios, gobierno y burocracia sindical contra los delegados y activistas que busquen evitar que los costos de la crisis caigan sobre los trabajadores.

E. M.

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