logo PTS

Nacional

Alfredo Zaiat y la deuda: “un patrimonio de toda la sociedad”

En Página 12 planteó que el “desendeudamiento” y el hecho de que la deuda esté cada vez más en manos de los organismos estatales implicaría que “el reclamo del no pago de la deuda o su auditoría para determinar su carácter fraudulento necesitaría precisiones: la mitad se encuentra en manos de organismos públicos constituyendo parte del patrimonio de toda la sociedad”.

Pablo Anino

30 de septiembre 2010

El domingo último Alfredo Zaiat en Página 12 plantea que el “desendeudamiento” y el hecho de que la deuda esté cada vez más en manos de los organismos estatales (Banco Nación, Banco Central, ANSES, etc.) implicaría que “el reclamo del no pago de la deuda o su auditoría para determinar su carácter fraudulento necesitaría precisiones: la mitad se encuentra en manos de organismos públicos constituyendo parte del patrimonio de toda la sociedad”. Mientras el gobierno viene haciendo reiterados esfuerzos por volver a los “mercados”. Varias veces intentó una negociación con el Club de París y este año cerró un canje orquestado por el Barclays, el Citibank y el Deutsche Bank. De esta forma regularizó una parte de la deuda que venía en default desde el 2002 (y no entró al canje anterior). Pero a pesar de esto todavía no consigue quién le preste a un costo “razonable” como dijo Cristina Kirchner estos días en Nueva York. Por eso la colocación de deuda en los organismos estatales más que constituir “uno de los cambios estructurales más notables” (Zaiat dixit), es la única vía que tienen los K para financiarse.

Al estilo Guillermo Moreno el periodista presenta los números a conveniencia cuando dice que el stock de deuda “representa el 48,6 por ciento del Producto Bruto Interno, bastante menos que el 166 por ciento de 2002”. Lo que no dice es que en el año 2000 ese porcentaje era aún menor: un 46% del PBI. Incluso durante la década menemista alcanzó valores inferiores. Es que la deuda como mecanismo de expoliación continuó actuando todos estos años. Luego de que por la crisis del 2001 y la movilización callejera, Adolfo Rodríguez Saá se viera obligado a declarar el default, los K buscaron todos los caminos para regularizar la deuda. En 2005 hicieron el primer canje y luego la cancelación al FMI. Pero a pesar de eso, los pagos de intereses y capital de la deuda se llevan anualmente un promedio del 10% del PBI (lo que los trabajadores producen cada año). A todo esto hay que sumarle que el gobierno este año pagó deuda con reservas. La paradoja es que a pesar de todos esos pagos el “desendeudamiento” no es tal. La deuda creció un 24% en los últimos cinco años.

Los K sobrepasaron ampliamente las pretensiones de Cavallo que soñaba con el “déficit cero”, lo cual implicaba gastar lo mismo que se recaudaba. Los K lograron en muchos años superávit presupuestarios que llegaron a cerca del 3% del PBI. Es decir, que se gastó menos que lo que se recaudaba. A pesar que cada vez más sostienen el superávit a condición de utilizar las ganancias transferidas por el Banco Central, el dinero de los trabajadores que se encuentra en la ANSES, entre otros maquillajes, la verdadera “virtud” es mantener un presupuesto ruinoso para la educación pública, la salud, la construcción de viviendas populares, entre otros “gastos”. Es más, la parte más significativa de la recaudación afecta a la clase trabajadora y al pueblo pobre (más del 50% se obtiene por IVA y deducciones a los salarios) mientras que es muy menor la recaudación por ganancias o retenciones a los sojeros. Todo el superávit tiene como fin último liberar recursos para el pago de la deuda y los subsidios a las ganancias capitalistas que son las partidas presupuestarias que más crecieron los últimos años.

Es cierto que los organismos multilaterales de crédito (FMI, Banco Mundial, BID) han perdido relevancia en la deuda, tanto como los K mantienen en lo esencial todas las condiciones impuestas por éstos durante los ’90 como la LES (Ley de Educación Superior) que promueve el avance en la mercantilización de la educación; la desregulación de obras sociales para imponer cada vez más la privatización de la salud, como así también las leyes de precarización y flexibilización laboral, junto con un 40% de los trabajadores en negro, y lo fundamental de las privatizaciones.

Claro que la auditoria de la deuda que Proyecto Sur propone poner en manos de los legisladores peronistas, radicales y del PRO es insólita. Pero Zaiat pretende liquidar cualquier reclamo contra el pago de una deuda que corresponde rechazarla en su integridad. Hacer del no pago de la deuda externa “un patrimonio de toda la sociedad” permitiría obtener ya mismo el dinero para el 82% móvil a todos los jubilados, por un verdadero plan de obras públicas que ponga a trabajar todas las manos disponibles con un salario igual al costo de la canasta familiar, además de incrementar los presupuestos de educación y salud. Conquistas que sólo se podrán lograr con la movilización independiente de la clase trabajadora.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: