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Tribuna abierta

Adopción: un derecho igualitario

La ley de matrimonio igualitario otorga los mismos derechos a todos los contrayentes, incluyendo la posibilidad de adopción de aquellos que así lo desearan. Fue justamente este derecho el más cuestionado en el debate por el matrimonio entre personas del mismo sexo. Desde La Verdad Obrera queremos abordar este tema, por eso, en este número entrevistamos a la Lic. Valeria Pavan y al Lic. Jorge Raices Montero, miembros de la CHA, y autores de alguno de los capítulos del libro “Adopción: la caída de los prejuicios”.

Lic. Jorge Horacio Raíces Montero

29 de julio 2010

Lic. Jorge Horacio Raíces Montero, Coordinador del Departamento Académico de Investigación y Docencia de la Comunidad Homosexual Argentina - CHA. Asesor Castellanoparlante de la Organización Internacional Intersexual – OII. Miembro del Comité World Association For Sexual Health. Compilador del libro “Adopción: la Caída de los prejuicios”

La ley que acaba de votar el Parlamento permite el matrimonio entre personas del mismo sexo e incluye la posibilidad de adoptar de estas parejas ¿En qué beneficia a aquellas personas que deciden adoptar y en que cuestiona las formas de familia heterosexual?

Se ha aceptado que las personas pertenecientes a la comunidad de gays, lesbianas, travestis, transexuales, transgéneros, bisexuales e intersexuales (GLTTTBI) pueden contraer Matrimonio civil y con ello acceder a una serie de derechos que tiene gran parte de la población.

Exigen, con salud y justicia, que los hijos tengan la misma protección que el resto de niños. Es fundante y necesario ese reconocimiento, entre otros por lograr legalizar lo legítimo. Lo contrario era vulnerar el interés superior del niño, niña.

En la actualidad la palabra que mejor define a la familia es “diversidad”, ya que familia, hoy día, no tiene un significado único, las personas somos plurales y diversas las familias que nos agrupan. Hablar de familia en la actualidad, implica mucho más que padres heterosexuales con hijos biológicos fruto de la concepción “natural”, cae el concepto heterosexista y heteronormativo. La estructura familiar no tiene ya una directiva, tiene muchas más: la familia nuclear clásica, homoparental, adoptiva, con ascendientes y descendientes de diferentes etnias y culturas, con integrantes divorciados o separados, reconstituida a partir de anteriores matrimonios, familia de acogida, monoparental, sin hijos, familia de hecho.

La familia homoparental está constituida por dos padres o por dos madres, viene a romper el modelo único de vínculo heterosexual, y también la obligación de que los progenitores sean de diferente sexo.

La homosexualidad en general y el lesbianismo en particular, en relación con la maternidad/paternidad, tradicionalmente se han movido en una contradicción social, por un lado ser madre representa una especie de conformidad con las expectativas convencionales de género, por lo que las lesbianas, como mujeres, deberían tener hijos y por otro el estigma asociado a la homosexualidad (homofobia, lesbofobia) considera que las relaciones lésbicas son estériles, con lo que la mujer lesbiana tiene que renunciar a tener hijos. Esta contradicción social llevó a una situación en la que durante años, la maternidad no estaba dentro de las expectativas o integrada en los planes de las mujeres lesbianas y así, la mujer que deseaba tener hijos debía renunciar a su sexualidad o tenerlos en el contexto de una relación no deseada. Muchas mujeres lesbianas no se atrevían a plantearse la maternidad, no se veían con derecho a tener hijos porque también creían que maternidad y su orientación sexual era incompatible. En la actualidad esta situación ha cambiado, las mujeres lesbianas tienen el derecho a elegir tener descendencia, en forma individual o en tanto proyecto de pareja.

Todos estos cambios nos inclinan a desasirnos de la idea de inmutabilidad de la institución familiar como un instituido cristalizado. El conservadurismo interpreta tales avatares como el signo del desorden y la decadencia, caída de los valores tradicionales, borramiento de la familia, escuela, nación, patria, paternidad, padre, ley, autoridad y orden en todas sus formas. El poder patriarcal se estremece y vacila ante la irrupción de lo femenino la explicitación de lo GLTTTTBI en todas sus formas y expresiones.

Podemos concluir que la estructura de las relaciones de pareja y familia ya no es únicamente heterosexual. La sociedad es consciente de las relaciones entre personas GLTTTBI. La ciencia admite que los niños que crecen con padres GLTTTBI se desarrollan de forma normal en lo cognitivo, social, emocional y sexual. La crianza por madres/padres GLTTTBI no debe implicar problemas añadidos al proceso de educación.
Maternidad y paternidad son funciones independientes de la orientación sexual o la identidad de género. La estructura psicológica y la adaptación social del niño no está relacionada con las características anteriormente citadas sino con el cumplimiento de las funciones de maternaje, paternaje.

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