La enorme crisis abierta en la provincia como consecuencia del amotinamiento policial mostró diferencias políticas con los compañeros de IS y PO con quienes compartimos el FIT.

A pesar de que el Manifiesto Programático del FIT propone “reemplazar el aparato de represión de este Estado, que está al servicio de los explotadores, por organizaciones de los trabajadores mismos en el camino de la lucha por su propio gobierno”, IS, en una declaración de este miércoles 4, plantea la “organización y autodefensa de los vecinos para resolver democráticamente las acciones a llevar a cabo”. Reemplaza así a las clases sociales por el genérico “vecinos”. Pero en la noche del 3, en barrios como Nueva Córdoba, los “vecinos” (sectores de clase media acomodados) se auto-organizaron para golpear salvajemente a jóvenes de los barrios pobres. En otros barrios, los pequeños comerciantes se enfrentaron con parte de los jóvenes que estaban en las calles.

Lo que es imprescindible, como afirma el Manifiesto del FIT, es que intervenga la clase obrera con sus métodos y sus propias organizaciones de lucha. Apelar a los “vecinos”, sin delimitación de clase, puede permitir justificar acciones como las que acabamos de describir.

Por su parte PO en su primera declaración afirmó que “si los agentes son empleados públicos, sus acciones deben confluir con las de otros trabajadores”.

Precisamente los agentes no son trabajadores, sino parte del brazo armado del Estado cuya función como aparato represivo implica una insalvable separación y oposición al conjunto de los trabajadores y del pueblo pobre. Esta fórmula de PO lleva a la idea de que estatales y policías puedan dar una pelea común, cuando los segundos son la fuerza represiva contra los primeros.

Las organizaciones que integran el FIT tienen obligación de plantear una clara delimitación de clase frente a las fuerzas represivas y sus reclamos. Sólo así se puede enseñar a los trabajadores a no tener falsas ilusiones sobre sus enemigos, la fuerza represiva del Estado burgués.