El dirigente de APA y de la CTA Ariel Basteiro fue designado por el gobierno como director clase A de Aerolíneas Argentinas. Legitimado por los nuevos estatutos de la CTA, que lo habilitan a desempeñarse simultáneamente como dirigente de la central obrera y funcionario público, Basteiro declaró que su incorporación al directorio tenía como objetivo “el cumplimiento de los acuerdos que se firmaron” (La Nación, 2/01/07). ¿Se referirá acaso a garantizar los suculentos subsidios al combustible y los aumentos escalonados de tarifas? A pesar de las críticas señaladas contra la política aeronáutica gubernamental, acusando al embajador de España, el kirchnerista Carlos Bettini, del vaciamiento de Aerolíneas, Basteiro asumió el “compromiso K” para “controlar” al grupo español Marsans, dueño de la mayor parte del paquete accionario. Siguiendo las huellas de la burocracia de la CGT, que cuenta con el dirigente sindical de APTA Ricardo Cirielli desempeñando funciones como subsecretario de Transporte, la integración de Basteiro constituye una mancha más a la “alternativa” CTA cuyos dirigentes sindicales se transforman en patrones.