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Ante Kirchner, Lavagna y todas las variantes de los capitalistas

Construir una OPOSICION DE CLASE

6 de julio 2006

Desde Macri a Carrió, toda la oposición parlamentaria hace causa común contra los llamados “superpoderes” para el gobierno, mediante los cuales Kirchner y el Jefe de Gabinete Alberto Fernández tendría la atribución permanente de reasignar a su antojo las partidas presupuestarias, sin necesidad de pasar por el Congreso. El propio Fernández dijo que necesita de los Superpoderes para “dar respuesta a los problemas diarios que se presentan”. ¿Se referirá a las familias sin techo que desesperadamente ocuparon los monoblocks en Flores, en plena Capital, para asegurarse que el FONAVI les diera vivienda a los de su villa y no a los de la otra?
Si hay algo que para el gobierno y esta oposición no está en discusión son los problemas cotidianos de la gente. El presidente quiere más poderes para manejar la caja del presupuesto a su antojo y seguir subsidiando a las privatizadas, a empresarios “nacionales” como Macri o Roggio o para comprar voluntades entre los punteros del PJ y “borocotizar” a caudillos de la oposición. Kirchner llegó al gobierno después del “que se vayan todos”, con la promesa de ser “la nueva política”. Vuelve a demostrar que sigue la trayectoria iniciada como gobernador de Santa Cruz: mantener férreamente el manejo de la “caja” e imponer una disciplina verticalista, en la que al opositor que no puede comprar se le dan palos, como demostró persiguiendo a las asambleas populares de Río Gallegos en el 2001.
Pero el control de este Congreso de las coimas y los sobresueldos no es ninguna garantía. Basta ver el currículum de estos opositores: Elisa Carrió como constituyente en 1994 votó la constitución del Pacto de Olivos, de Menem, Alfonsín, Nosiglia y Barrionuevo en la que se basa el pedido de superpoderes para Kirchner. Lavagna, desde el Ministerio de Economía de Kirchner usufructuó los superpoderes tanto como cuando fue funcionario del gobierno de Duhalde, que también los utilizó. Mauricio Macri tiene tanta autoridad sobre el tema como un empresario que justamente acostumbra a vivir de los fondos que se desvían a partir de esas facultades extraordinarias.
Una oposición de clase de los trabajadores y la izquierda no debe dejar en manos de los Carrió y los Macri la lucha contra el “autoritarismo” presidencial. Abolición de la figura del presidente dotado de facultades de monarca. Abajo el senado aristocrático. Cámara única con diputados revocables que ganen lo mismo que un maestro.

La oposición de los Lavagna, Macri o Carrió no tiene diferencias sustanciales con el programa económico del gobierno. Veamos.
En el actual debate por los “superpoderes” discuten quién decide las partidas presupuestarias pero no hubo diputados ni senadores de la oposición que pidan un aumento de esas partidas del presupuesto para, por ejemplo, aumentar al nivel de la canasta familiar el salario de los trabajadores estatales, para volcarlas a los hospitales, a la educación o para aumentar los planes sociales a los desocupados. Tampoco hay oposición al destino del superávit fiscal diseñado para cumplir con los pagos a los organismos financieros internacionales como el compromiso que recientemente acaba de hacer Kirchner de pagar los 6.500 millones de dólares al Club de París por la deuda contraída por De la Rúa y Cavallo en el 2001.

Tampoco hubo una sola voz disidente de parte de la oposición parlamentaria en relación a la “alianza estratégica” que Kirchner selló con la Repsol en su último viaje a España, ni ante la cruzada del gobierno por aumentar las inversiones extranjeras, cuando son públicos los datos que señalan que las empresas extranjeras se llevaron a sus casas matrices 934 millones de dólares en el primer trimestre del año, habiendo reinvertido 600 millones, es decir que se llevan un 50% más de lo invertido, a lo que hay que sumarle los nuevos acuerdos de Kirchner con ventajas impositivas y subsidios a los empresarios españoles.
La sumisión de Kirchner a los centros de poder imperialista, ocultada tras el doble discurso de la “integración latinoamericana” y las reuniones con Evo Morales y Hugo Chávez, se pone en claro con el nuevo tratado de libre comercio que el Mercosur se apresta a firmar con el Estado de Israel en la próxima Cumbre de Presidentes en momentos de la más brutal invasión sionista a los territorios de Gaza y la masacre de palestinos ¿Hay alguna denuncia de la oposición parlamentaria a este acto de servilismo?

Este régimen que se sobrevive desde la crisis del 2001 ha garantizado la baja en el nivel de vida de los trabajadores y el pueblo y el aumento de la rentabilidad empresaria. Mientras las empresas en la industria han aumentado su rentabilidad en un 22% este año, un trabajador de esas empresas que en el 2001 para comprarse un par de zapatillas de marca necesitaba trabajar 2 días, hoy necesita para ello trabajar más de 3 días. Y esto mientras diputados, senadores, funcionarios y hasta el presidente acaban de aumentarse sus abultados sueldos.

Lo verdaderamente nuevo en la política nacional se daría si los cientos de luchadores que han estado a la cabeza de los reclamos por el salario o contra la precarización laboral, los nuevos delegados combativos que pelean cotidianamente contra el aparato de la burocracia sindical, nos uniéramos para levantar una alternativa política nacional al gobierno y a las variantes de los partidos y candidatos patronales. No sólo empezando por coordinar las luchas y las organizaciones combativas para no ser derrotados y triunfar en nuestros reclamos sindicales, sino como voceros y candidatos de una política de los trabajadores, de una oposición de clase.

El actual crecimiento económico actúa como moderador de los conflictos de clase y le da consenso popular al gobierno. Pero las tendencias de la economía mundial auguran nuevas manifestaciones de las crisis económicas recurrentes que el país vivió desde, al menos, 1995 con el “efecto tequila”. Para esa situación debemos prepararnos los trabajadores concientes y la izquierda que se reivindica clasista.

Para construir esa oposición de clase, el PTS viene proponiendo a la izquierda y a los dirigentes sindicales de las principales luchas y organizaciones combativas como el cuerpo de delegados del subte, los obreros de Zanon, los ferroviarios opositores a Pedraza, los luchadores de las juntas internas del Garrahan y otros hospitales en lucha, la formación de un Frente Clasista y de la Izquierda Socialista para presentar una perspectiva obrera ante la Argentina sin salida para la mayorías populares que nos proponen los políticos de los capitalistas.

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