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Breves

Mundo Feliz

29 de junio 2006

“Fotografien todo lo que quieran”, decía David Cortés, gerente de Bajo La Alumbrera, la mina más grande de nuestro país. Pero la invitación no despertó ninguna gracia en los vecinos autoconvocados de Andalgalá, la tercera ciudad en orden de importancia de Catamarca. Era la segunda vez que se rompía el conducto de la empresa de 310 km., que transporta oro, cobre y una diversidad de sustancias tóxicas. El derrame estaba contaminando de sulfatos las aguas de cinco provincias, afectando en particular a Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero. Claro que no se trataba de un descuido aislado más. La Alumbrera jamás se tomó el trabajo de impermeabilizar el dique de cola, de modo que desde su instalación, hace una década, expulsó toda una serie de sustancias nocivas que drenaron desde el yacimiento hasta el río Vis Vis-Amanao, dañando las reservas de agua dulce y filtrando las napas subterráneas de la región. Entre las explosiones de roca, que derriban las paredes de las montañas, y la utilización de los ríos como basurales, La Alumbrera está echando a perder el aire y el agua potable, provocando un daño irreversible en el ecosistema de la zona del NOA.
Las consecuencias parecen asemejarse a las películas apocalípticas de Mad Max: proliferación de casos de cáncer, mutaciones, deformaciones en la piel, enfermedades respiratorias, diarrea con fiebre y vómitos. Obviamente, los residentes de las afueras abandonaron sus hogares, la contaminación arruinó sus cultivos y provocó la muerte de sus cabras, los animales de crianza por excelencia de la zona. El daño ambiental ya produjo enormes boquetes, los valles se despoblaron de pájaros, los zorros perdieron el pelaje y a la vera de los ríos se desparraman diariamente cientos de peces muertos. No se sorprenda, compañero lector, cuando averigue que las autoridades se disponen a montar otra mina, tres veces más grande que La Alumbrera y a solo 7 km. de Andalgalá. ¡Menos mal que después de la pasteras de Fray Bentos, la preocupación por el medio ambiente pasó a ser agenda de Estado!
La ironía de Cortés, enunciada más arriba, devela la connivencia entre la empresa, la secretaría de minería, el juzgado de minas y los diarios de mayor tirada, tal como sostienen los autoconvocados. Sin embargo, hasta el gobernador y otras autoridades debieron admitir la seriedad de la denuncia, a pesar de reconocerse impotentes para modificar el destino trazado. ¡Qué podrían hacer los legisladores que eximieron a la Minera de pagar impuestos durante 5 años, mientras hoy sigue subsidiada generosamente en sus costos operativos! Tras el viaje de Kirchner, el Estado Español aseguró inversiones y la provisión de asesoría de la Academia de Minería en la extracción de minerales. En verdad, cuesta eludir una retrospectiva con la época de la colonización, la Mita y el Yanaconazgo, porque hoy son las multinacionales las que continúan el saqueo a cambio de espejitos de colores. Lejos de las faraónicas ilusiones de bienestar, el “progreso” que traen los capitalistas con sus inversiones deja una huella indeleble de boquetes, enfermedades y depredación.

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