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Internacionales

Bolivia

¡Viva El Alto insurgente! ¡Abajo el gobierno asesino!

13 de octubre 2003





¡Basta de masacres y represión!
¡Viva El Alto insurgente!
¡Todos a las calles!
¡Abajo el gobierno asesino!

El gobierno de Sánchez de Losada y Carlos Mesa, y la coalición que integran junto al MNR Jaime Paz Zamora y Manfred Reyes Villa le ha declarado la guerra al pueblo. Tras casi un mes de crecientes movilizaciones que están extendiéndose con creciente fuerza por toda la geografía nacional, la brutal masacre perpetrada contra los trabajadores y vecinos de El Alto es un zarpazo feroz de un gobierno que se sabe arrinconado, odiado por la inmensa mayoría nacional y que sólo puede apelar a los gases y las balas para intentar sobrevivir contra la sublevación obrera, campesina y popular que tiene en El Alto a su heroica vanguardia.
El Alto se ha insurreccionado, paralizando por completo toda actividad desde hace más de una semana, desconociendo de hecho la autoridad “normal” del Estado en su territorio; recurriendo la autodefensa de masas contra la represión oficial, bloqueando a la sede de Gobierno, señalando el camino para vencer en esta lucha decisiva.
Es por eso que el domingo 12 la ferocidad de la policía y el ejército se cebó disparando a mansalva contra el pueblo alteño, intentando la “reconquista militar”. Los vecinos denuncian que incluso desde un helicóptero y aeronaves se ametrallaron las viviendas. Serían 28 los muertos y más de un centenar los heridos de bala. Habría desaparecidos y no se cuenta con datos de detenidos. Pero estas cifras podrían ser peores. Esta mañana continua la represión y ya hay un nuevo asesinado.
El ensañamiento oficial busca ahogar en sangre el levantamiento del pueblo alteño, que se ha constituido en la vanguardia de la movilización nacional contra la entrega del gas y el gobierno asesino y entreguista. No lo lograrán. La indignación obrera y campesina debe levantar a todo el país explotado y oprimido como un solo puño contra el gobierno y sus fuerzas de represión, perros de presa al servicio de los capitalistas y el imperialismo.
El gobierno no pudo imponerse. El Alto resiste. Por el contrario, hasta los socios del gobierno como el MIR y NFR buscan tomar distancia y diluir sus responsabilidades. La prensa de hoy lunes 13 recoge además indicios de desinteligencias y cansancio entre las fuerzas represivas y hasta muestras de desacato entre policías y soldados. En horas de la madrugada Goni el sanguinario tuvo que dictar un tramposo decreto “prometiendo” que el gas no se vendería mientras no allá consulta popular. En realidad es una miserable mentira, pero muestra que el gobierno siente vacilar el terreno bajo los pies.
¡Coordinadora nacional! ¡Comités de movilización! ¡Piquetes de autodefensa y de policía sindical en todas las organizaciones obreras, campesinas y populares!
¡No hay que permitir que su plan de aplastar militarmente El Alto se imponga! ¡Es posible derrotarlo!
Para ello hay que redoblar la movilización nacional hasta paralizar el país con la huelga general y el bloqueo de caminos y poner en pie una Coordinadora nacional de lucha que centralice el movimiento.
Impulsemos Comités de Movilización a todos los niveles: departamental, regional y zonal, en cada distrito y barrio, así como en todas las comunidades, a los que se integren representantes de base de los sindicatos de fábrica y de todo centro de trabajo local, las células sindicales del magisterio, de las juntas vecinales, centros de estudiantes universitarios y secundarios y de todas las organizaciones comprometidas con la lucha, para tomar en nuestras propias manos todos los aspectos de la lucha y unir fuerzas hasta asestar un golpe decisivo al gobierno.
La masacre de El Alto demuestra que el gobierno ha declarado la guerra al pueblo y que considera a los barrios obreros, populares y a las comunidades campesinas como objetivos militares. Posiblemente esta situación se generalice mediante un estado de sitio o incluso montando un autogolpe de Estado. Hay que impedirlo. Los compañeros alteños, con su heroica resistencia, están mostrando como enfrentar la represión, multiplicando las barricadas, zanjas y fogatas, sitiando en varios puntos a los emplazamientos militares y policiales y enfrentando a pie firme al despliegue militar y policial con todos los elementos a su alcance. Este gran ejemplo de lucha y resistencia debe generalizarse a lo largo y ancho del país. Para impedir nuevas masacres como las de Warisata, Ventilla y el Alto hay que crear comités de autodefensa y piquetes de policía sindical en todas las organizaciones de lucha.
¡Por un gobierno obrero y campesino, basado en las organizaciones de masas!
¿Si cae Sánchez de Losada, quien debe reemplazarlo? Este es un problema político fundamental que ha comenzado a discutirse cada vez más entre los trabajadores, pero ni Solares, ni el MAS ni el Mallku le han dado una respuesta de clase. Por el contrario, se han pronunciado por distintas variantes de sucesión dentro del régimen. Si derribamos a Goni no puede ser para que lo reemplace su socio Carlos Mesa, algún parlamentario oficialista o un juez de la Corte Suprema. Es necesario luchar por un gobierno obrero, campesino y popular, basado en las organizaciones de masas que encabezen la lucha. La puesta en pie de una Coordinadora Nacional de lucha, además de unificar la lucha a escala nacional, podría constituirse en el embrión de un órgano de poder obrero y campesino que, basándose en la movilización de masas y por ello, ganando gran autoridad entre los explotados y oprimidos, podría desarrollarse como un verdadero Consejo o Parlamento obrero y campesino organizado según el principio de la democracia directa y defendido por milicias obreras y campesinas, y disputar el poder a la burguesía. En lugar de subordinar las perspectivas de la movilización a la búsqueda de acuerdos y la conciliación con sectores de la clase dominante dentro del régimen de esta democracia para ricos, es necesario fijar claramente la lucha por el gobierno obrero y campesino.
Para discutir la “refundación” del país y todos los grandes problemas nacionales, imponer una Asamblea Constituyente revolucionaria.
Los trotskistas de la LOR-CI consideramos que la única forma de dar una salida obrera y campesina a la crisis nacional es la toma revolucionaria del poder por los trabajadores y el pueblo humilde del campo y la ciudad, imponiendo el gobierno de los órganos de poder de las masas que éstas mismas construyan en el curso de su lucha, y defendido por milicias obreras y campesinas.
Sabemos que la mayoría de los trabajadores desea hacer pesar su voluntad en todos los problemas nacionales pero no comparte todavía la convicción de la toma revolucionaria del poder por obreros y campesinos. Mientras luchamos por convencer a la mayoría de obreros y campesinos de que ésta es la única salida de fondo, llamamos a todo el pueblo a imponer una Asamblea Constituyente verdaderamente libre y soberana, no negociada con los representantes de la burguesía en los marcos del reaccionario régimen actual, sino impuesta mediante la movilización, es decir, una Constituyente revolucionaria donde se puedan discutir y resolver los destinos del país. Creemos que la lucha por una Asamblea Constituyente como la que proponemos sería un gran paso adelante, para ayudar a obreros y campesinos a acercarse al convencimiento de que sólo tomando el poder en sus propias manos se acabará con la opresión, la explotación y el sometimiento al imperialismo. La lucha por esta Asamblea podría dar un poderoso aliento a la formación de una Coordinadora nacional que al calor del combate pueda convertirse en un verdadero órgano de poder obrero, campesino y popular, capaz de tomar en sus manos los destinos de la nación.
Dedicamos esta edición especial de Lucha Obrera (la tercera desde el inicio de la “guerra del gas” a mediados de septiembre), como un modesto homenaje a los mártires obreros, campesinos, jóvenes, mujeres y niños de Warisata, Huanuni, El Alto. ¡Su muerte será vengada con la lucha obrera y campesina! ¡Abajo el gobierno de la coalición MNR-MIR-NFR! ¡Juicio y castigo a los asesinos! ¡Viva El Alto insurrecto, que marca el camino del triunfo!

El Alto insurrecto marca el camino

En estos momentos decisivos, donde posiblemente se juega el desenlace de la lucha entablada hace cerca de un mes, es necesario sacar las lecciones urgentes de la batalla que se libra en El Alto y convertirlas en instrumento de lucha y organización para poner a todo el país obrero, campesino en pie de guerra contra el Gobierno y este régimen de hambre, miseria, entrega y represión. Esta nota no pretende hacer un análisis acabado de los sucesos que en este mismo momento, continúan desarrollándose dramáticamente, pero sí, rescatar los elementos esenciales de la actual situación: La maravillosa combatividad, iniciativa, capacidad de lucha y organización del sufrido pueblo trabajador de El Alto está dando una extraordinaria lección, abriendo una nueva página en la historia de la lucha de clases del país y señalando con la sangre de sus mártires caídos en combate el camino de la victoria.
El Alto se subleva
Desde el 9/10, con la declaración del paro cívico indefinido, sostenido por la COR, FEJUVE y prácticamente la totalidad de las organizaciones sindicales y populares alteñas, la ciudad entera se levantó contra los poderes constituidos bajo dos demandas de carácter claramente político y ampliamente sostenidas por la mayoría de la población: no a la entrega del gas y fuera el gobierno.
Desde entonces prácticamente toda actividad productiva, el transporte y el comercio están virtualmente paralizados. Sólo en El Alto es un hecho contundente la huelga general indefinida convocada por la COB. Muchas empresas grandes, medianas y pequeñas que tienen sus instalaciones y depósitos en El Alto están cerradas. No hay escuelas ni colegios abiertos. No circula prácticamente ningún vehículo. Sólo ambulancias y prensa son autorizados a circular por los vecinos movilizados. Fue suspendida hasta la famosa “Feria 16 de julio” ubicada en populoso barrio del mismo nombre, y de la que participan alrededor de 40.000 pequeños comerciantes cada jueves y domingo (días de feria). Todas los ejes viales que atraviesan a El Alto conectando La Paz con el resto del país stán cortados.
A duras penas y ocasionalmente el Ejército y la policía, obligados a moverse como fuerzas de ocupación en territorio extranjero, consiguen abrir el camino a Oruro. Defienden del asedio popular, además, el Aeropuerto, el acceso a la Autopista que baja a la “hoyada” paceña y algunas pocos puntos estratégicos y grandes empresas como los almacenes de Aduana, la planta de combustibles de Senkhata y la Coca Cola.
El estado de movilización es permanente. Cientos de miles de hombres, mujeres y jóvenes participan de las marchas, concentraciones, cabildos abiertos, enfrentamientos con las fuerzas represivas, el sitio a instalaciones custodiadas por los uniformados durante el día. De noche, casi toda esquina de las populosas barriadas alteñas es iluminada por las fogatas de la “vigilia”. En las zonas que se han convertido en los principales “frentes de combate” no hay calle que no esté cortada por zanjas, barricadas o fogatas. Mitines y asambleas espontáneas surgen a cada paso, para discutir las últimas noticias, expresar la enorme bronca y determinación de lucha. Todas las fuerzas están en tensión y hay que conocer la dureza de la vida cotidiana en El Alto para comprender el esfuerzo y sacrificio que esto demanda a la empobrecida población trabajadora: muchos deben movilizarse a pie entre 60 y 100 cuadras desde antes del amanecer. Muchos otros –mujeres principalmente- renuncian disciplinadamente a ganar los pocos pesos de ganancia de la venta diaria en su “cato” de los que depende quizás toda la familia... La temperatura revolucionaria se palpa en el ambiente de enorme tensión, en la radicalización de métodos de lucha y en la avidez política y determinación de luchar hasta las últimas consecuencias que brota desde lo más profundo de las masas.
Una insurrección espontánea en marcha
El Alto está en franca insurrección. La consigna de “guerra civil hasta que el gringo se vaya” ha sido hecha suya por miles, desde parientes de las víctimas de la represión, dirigentes de las juntas vecinales y de las más diversas organizaciones y asociaciones que se han sumado a la lucha, hasta humildes hombres y mujeres de base. Así, “Guerra civil” significa desarrollar la movilización de masas con el enfrentamiento físico, es decir militar, contra el gobierno y las fuerzas represivas del Estado hasta derribar a Goni y Mesa o al menos asestarles una derrota decisiva. La escalada represiva del gobierno ha dado fuerza de masas a esta consigna y de hecho, cada zarpazo de la represión ha sido respondido hasta ahora con un paso más audaz de la movilización, y con el desarrollo de formas de autodefensa.
Las provocaciones gubernamentales de los días jueves y viernes significaron un salto en el enfrentamiento. El gobierno forzó con un gran despliegue militar y policial el paso de una “caravana” de ómnibus y camiones que venía de Oruro, y luego la salida de algunos camiones cisternas desde la Planta de Senkhata para abastecer la ciudad de La Paz, al borde de la paralización del transporte por falta de gasolina. La brutal represión, dirigida como si se tratara de una expedición militar en territorio enemigo, provocó las primeras bajas fatales e hizo estallar la bronca acumulada. Rodeados por cientos de efectivos con tanquetas y “caimanes”, la caravana avanzó descargando toda su furia contra el pueblo movilizado que resistía con los escasos elementos a su alcance. Cayeron primero dos mártires y varios heridos de bala. A los gases y balas se respondió con una enconada resistencia con piedras, llantas quemadas, e incluso molotovs y algunos disparos de armas de fuego. Las oficinas de Electropaz y otras fueron asaltadas y quemadas por la multitud. Tras conocerse el asesinato de José Luis Atahuichi, minero de Huanuni, y las otras primeras muertes, el retén policial zonal de Santiago II fue saqueado totalmente. Solo quedó el pequeño edificio vacío. Las armas fueron tomadas por el pueblo. La cercana planta de agua potable de Incachaca fue tomada por cientos de campesinos y postes de luz derribados. Se extendió la idea de bajar masivamente al centro de la ciudad y sitiar los barrios burgueses de la Zona Sur. La masa disputó palmo a palmo el territorio alteño a las fuerzas de seguridad que como hemos dicho, actuaron con un ejército de ocupación sitiado en territorio enemigo, empleando en la represión tanquetas, munición de guerra, helicópteros y aviones.
De hecho, dos poderes se enfrentan en El Alto, el cuestionado poder estatal, que ha perdido salvo esas pequeñas áreas estratégicas todo control sobre la urbe de más de 800.000 habitantes, y el naciente poder de la movilización obrera y popular, que le disputa toda autoridad y le enfrenta en todos los terrenos, aunque no tenga al menos todavía instituciones que lo materialicen. ¿Es posible que la COR y las juntas vecinales estén expresando, con su enorme poder de convocatoria, esta tendencia al poder obrero y popular?
Domingo sangriento
La escalada represiva que comenzó en Warisata se ha ensañado con El Alto. En Ventilla, hace una semana, dos fueron los asesinados, entre ellos un trabajador minero de Huanuni. El viernes 10 cayeron nuevas víctimas fatales y heridos. Pero fue el domingo cuando el gobierno lanzó la más salvaje e indiscriminada represión, al constatar que perdía todo control sobre El Alto.
Diversas fuentes denuncian que son 28 las víctimas fatales y un centenar los heridos de consideración durante la jornada del domingo 12. Es evidente que esta represión bestial fue fríamente calculada desde el Gobierno y las cúpulas de las FF.AA. y la policía, en un intento desesperado por ahogar en sangre la rebelión alteña mediante la ocupación militar del territorio aprovechando una supuesta mayor calma dominical.
Sin embargo, el despliegue militar desde la mañana intentando retomar los distintos ejes viales para romper los bloqueos chocó con una resistencia generalizada que se extendió desde Río Seco a Santiago II, desde Ballivián hasta los barrios que bordean la Autopista. El Alto lejos de doblegarse, parece levantarse aún con más fuerza y amenaza con llevar al fracaso el asalto militar. Los velorios de los caídos se han convertido en actos políticos de masas donde se reafirma la decisión de resistir. El impacto a nivel nacional e internacional es inmenso y la brecha de sangre entre el Gobierno y las masas hace más difícil los intentos de “dialogar”. La gigantesca ola de indignación popular que han provocado estos acontecimientos ha llevado a decenas de sectores ha pronunciarse y llamar a nuevas medidas de movilización.
El Gobierno tambalea
Al Gobierno el brutal zarpazo represivo se le está volvindo en contra. Reyes Villa amenaza irse del gobierno y el MIR retacea su apoyo a su socio en el poder. La descomposición de la coalición parece inminente. El alcalde de La Paz, el “progresista” Juan Del Granado, reclama el cese de la represión y la “desmilitarización” de El Alto y que Goni llame a un “gabinete de unidad nacional”. Se rumorea que Mesa y el MIR se alejarían del gobierno en ls póximas horas...
Goni “el sanguinario” calculaba que la sangría bastaría para comenzar a imponerse, pero la masacre amenaza volverse en contra. El poder de las FF.AA. parece insuficiente para retemner el control del país si la sublevación obrera y campesina avanza. La policía parece estarse cansando y mustra descontenta. Los medios de prensa de esta mañana recogen datos de indisciplina entre elementos de la tropa. Algunos policías han sido detenidos por comenzara discutir negarse a reprimir. Otro sector, particularmente entre los militares, multiplica su saña asesina, escapando al control de las autoridades, pero esta puede ser señal de desesperación. ¿estas son las primeras señales de desmoralización y cansancio en el brazo armado del Estado burgués?
El decreto sacado de apuro en horas de la madrugada, prometiendo que no se resolverá el destino del gas sin antes una “consulta popular” intenta hacer un gesto aunque en realidad reafirma la política esencial: el gobierno no está dispuesto a retroceder en sus acuerdos con las transnacionales ni a dejarse atar las manos. Pero por eso mismo resulta impracticable un “diálogo” al menos por ahora. Evo Morales ha debido, por primera vez desde el inicio de las movilizaciones hace un mes, pronunciarse públicamente por la renuncia de Sánchez de Losada y una “salida institucional”. Felipe Quispe, después de semanas de intercambiar cartas con los ministros, debió reafirmar que “no negociará”. La Iglesia y la Asamblea de Derechos Humanos, que venían bregando por abrir una “negociación” ven naufragar al menos por ahora sus esfuerzos. Es muy posible que el Gobierno, sostenido apenas en las bayonetas, persista en la represión, pero demostrando su incapacidad de retomar el control, si la movilización toma cuerpo, no puede descartarse que la clase dominante lo deje librado a su suerte. ¡Es el momento decisivo, es posible imponer la caída del Gobierno bajo la movilización revolucionaria de las masas!
El Alto no debe quedar solo.
¡Todo el pueblo a las calles!

Al cierre de esta edición –primeras horas del día lunes, cargado de dramáticas expectativas- El Alto -donde esta mañana hubo dos nuevos muertos y más heridos- baja nuevamente a “tomarse” el centro de La Paz y la paralización de la ciudad es casi total.
Sectores de las juntas vecinales de las pendientes de la hoyada paceña –donde viven decenas de miles de humildes trabajadores y pequeños comerciantes con estrechos lazos con El Alto- han comenzado a movilizarse y bloquear sus zonas. En distintos barrios, como en la Zona Norte, en la Avda. Periférica, en Munaypata, Garita de Lima, en Villa Fátima, Chasquipampa y otros, reina una gran agitación popular y se forman las primeras barricadas. La consigna de “que se vaya el gringo” se impone por todos lados. Las condiciones para un levantamiento parecen desarrollarse de hora en hora. La radio nos trae la noticia de un nuevo herido de bala: esta vez es en pleno centro, en Plaza San Francisco: se huele a combate en La Paz y están comenzando a actuar, francotiradores militares, mientras algunos bloqueos y barricadas se instalan en calles cada vez más cercanas al centro, como la Avda. 20 de Octubre.
El transporte urbano paceño ha adelantado para hoy el paro que había convocado. Carniceros y panificadores también paralizan actividades. Nuevas concentraciones y movilizaciones están convocadas para hoy y los próximos días en La Paz y en todo el país. En el “cuartel general” de Calachaca, cerca de Achacachi, miles de campesinos aymaras han resuelto marcha hacia El Alto y sumarse a las movilizaciones, y lo mismo han declarado campesinos de Norte de Potosí. En el Chapare, Cochabamba y otras regiones se anuncian bloqueos. La alcaldía de La Paz ha decretado “suspensión general de actividades” temiendo la extensión de los enfrentamientos en la urbe. Está planteada la posibilidad de que el proceso de movilización detone en un gran levantamiento nacional ¿vamos hacia un duelo entre las fuerzas represivas y las masas suiblevadas? Esta es la situación explosiva en las primeras horas de la mañana en La Paz
Es posible derrotar al gobierno. La balanza de las fuerzas enfrentadas es favorable a las masas. La enorme fuerza y combatividad demostrada en las calles, plazas y caminos vale por mil referendums: el pueblo trabajador está diciendo ¡Basta! Basta de hambre, de represión y de entrega. Basta de este gobierno representante de los grandes capitales, los bancos y las transnacionales que se apoderaron de las empresas públicas “capitalizadas” y ahora quieren hacer nuevos fabulosos negocios con el gas.
El Alto marca el camino.
Pero hasta ahora no se han resuelto algunas serias debilidades. Si por un lado hay que enfrentar la amenaza de la represión, del estado de sitio e incluso de un “autogolpe” denunciado por distintas voces, por otro no puede caerse en la trampa de un “diálogo” como plantean desde sectores del gobierno y la Iglesia a la Asamblea de Derechos Humanos, cuya única función en este momento sería desarticular la movilización de masas y frenar las tendencias al levantamiento nacional.
Las principales direcciones – Evo Morales, el MAS, el “Mallku” se niegan hasta ahora a coordinar y a darle un claro programa político independiente a la movilización: por el contrario el MAS insiste en una “salida institucional”.
Es preciso sumar a la acción directa al conjunto de la clase trabajadora –muchos sectores no han podido participar en gran medida debido a la acción traidora de sus dirigentes- y extender la movilización a todo el país.
La COB debe llevar al terreno de los hechos la necesidad de coordinar, de poner en pie comités de movilización a todos los niveles y de impulsar la autodefensa de masas.


¡Desarrollar la movilización obrera, campesina y popular hasta paralizar el país con la huelga general y el bloqueo nacional!
¡Comités de movilización en todos los departamentos y en cada barrio obrero y popular, ciudad o zona campesina!
¡Por una Coordinadora Nacional de lucha!
¡Contra la represión, autodefensa de masas!
Los militantes de la LOR-CI impulsamos toda unidad de acción o frente único que permita avanzar en las tareas esenciales de la actual lucha. Desde el inicio de la misma hemos venido insistiendo en la necesidad de poner en pie formas de coordinación a todos los niveles para unificar y fortalecer la lucha, así como de organizar la autodefensa frente a la brutal represión gubernamental.
Los acontecimientos de El Alto ponen estas tareas como una moción urgente para desarrollar la movilización nacional hasta paralizar el país y asestar un golpe decisivo al gobierno.
Desde la LOR-CI, proponemos comobase para la discusión del Ampliado de la COB del 13/10 la siguiente propuesta de acción, cuya implementación consideramos es urgente.
Carta abierta a la COB frente a la gravedad de la situación
Propuesta de resoluciones para el ampliado de emergencia del 13 de octubre.

1. Los últimos acontecimientos que vienen sucediéndose sin pausa en la ciudad de El Alto, donde la coalición gobernante no ha dudado en recurrir a la acción de fuerzas combinadas provocando una nueva masacre con varios muertos, un numero indeterminado de heridos y detenidos, y la militarización completa de la ciudad, muestran la gravedad de la actual coyuntura., en la que es posible derrotar al gobierno a condición de profundizar y extender la movilización. No hay tiempo que perder. Hay que darle el golpe decisivo.
2. El heroico y combativo levantamiento de los trabajadores y el pueblo del El Alto, marca el camino. La indignación ya no es suficiente. ¡Basta a la matanza! Los compañeros alteños han comprendido la gravedad de la situación, y espontáneamente se están insurreccionando contra el gobierno masacrado y entreguista. El Alto no puede quedar solo. Hay que redoblar la movilización nacional hasta paralizar todo el país e imponer la caída de Sánchez de Losada y Carlos Meza.
3. Es necesario poner en pie los comités de movilización a todos los niveles: departamental, regional y zonal, por cada distrito y barrio, así como en todas las comunidades a los que se integren las juntas vecinales, los sindicatos de fabrica y todo centro de trabajo local, las células sindicales del magisterio, centros de estudiantes universitarios y secundarios y todas las organizaciones comprometidas con la lucha.
4. El ampliado sugiere, que las juntas vecinales, con sindicatos y diversas instancias de la COR de la ciudad de El Alto, en primer lugar, y en el conjunto del país, incorporen en forma inmediata a delegados elegidos en asambleas de base como han empezado a realizar distintas juntas vecinales en la ciudad alteña. Poniendo en pie verdaderos comités de movilización zonales y que sobre la base de su coordinación adquieran un carácter regional y nacional. Esta forma de organización será indestructible y permitirá el triunfo de la lucha de los trabajadores y el pueblo.
5. Como un primer paso en esta dirección y que a partir de la fecha el ampliado de la COB resuelve que todo aquel que haya sido detenido, herido en combate, o haya tenido un papel destacado en la organización de la resistencia en barrios, juntas vecinales sindicato y toda forma de organización social tendrá derecho a voz en todas las instancias de dirección de la COB.
6. El ampliado resuelve, que retomando la experiencia de la gloriosa COB de los 70’ y su comando político, a partir de este ampliado tendrán derecho a voz las organizaciones políticas obreras y revolucionarias que están comprometidas con la lucha por la recuperación del gas y la expulsión de las transnacionales. Que este mismo derecho se amplia a las organizaciones de base, como son las células sindicales, de fabriles, magisterio, salud, mineros y otras. Esto permitirá que al calor de la discusión y el combate político vayamos forjando una alternativa de poder obrero, campesino y popular, frente a la eventual caída del gobierno.
7. El Alto y Warisata demuestran que el gobierno considera a los barrios obreros, populares y a las comunidades campesinas como objetivos militares. Es cuestión de horas que esta situación se generalice en todo el territorio nacional mediante un estado de sitio o en el peor de los casos montando un auto golpe de estado. Hay que impedirlo. Los compañeros alteños están mostrando como enfrentar este peligro. Ante la gravedad de la agresión militar, y en forma espontánea, han comenzado a poner en marcha los mecanismos que permitan proteger la movilización y las legitimas aspiraciones populares, en defensa del gas y de su propia vida y de sus familias, generalizando las barricadas y enfrentando a pie firme al despliegue militar y policial con todos los elementos a su alcance. Este gran ejemplo de lucha y resistencia debe generalizarse a lo largo y ancho del país para impedir nuevas masacres como las de Warisata, Ventilla y el Alto. ¡hay que poner en pie comités de autodefensa y piquetes de policía sindical en todas las organizaciones de lucha!
8. El ampliado resuelve indicar a todas las organizaciones obreras, campesinas y populares, el realizar los máximos esfuerzo para ganar la voluntad de la tropa policial y militar, exigiéndoles no reprimir al pueblo y llamándolas a desobedecer las ordenes de la oficialidad.

Hay que unir al ala clasista y combativa
Las organizaciones y sindicatos que se reclaman combativos están dispersos y no han presentado hasta ahora, a un mes de movilización, una propuesta alternativa clara frente a la política del MAS, del Mallku o de la COB.
Un paso para presentar ante la movilización nacional sería lanzar un encuentro urgente de las organizaciones sindicales –federaciones y sindicatos de base- obreras y campesinas, de organizaciones de desempleados, de centros de estudiantes y corrientes políticas que se reclaman obreras y revolucionarias, para discutir una política común para impulsar la movilización independiente de las masas, la coordinación a todo nivel y las tareas que se desprenden del actual proceso de lucha. Un encuentro que haga suya la moción rubricada con la sangre de los mártires de El Alto: recuperar el gas expulsando a las transnacionales y derrotando al gobierno asesino mediante la movilización y la acción directa de masas.
Llamamos a discutir cómo comenzar a poner en pie un polo o bloque de los sectores sindicales y activistas de base que quieren impulsar consecuentemente en esa dirección y coinciden en la necesidad de una política de desarrollo de los órganos de poder obrero y popular.


Hace falta una dirección obrera revolucionaria
Entre los hombres y mujeres que combaten en El Alto, entre los mineros de Huanuni, entre los estudiantes de la UPEA, de Cochabamba, Oururo y la UMSA, entre los maestros urbanos y los fabriles paceños, entre los campesinos y normalistas de Warisata y muchos sectores más hay una vanguardia que rechaza la política conciliadora de los dirigentes nacionales, quiere llevar hasta el final la lucha actual y busca una salida de fondo a la situación.
El Alto marca el camino, pero para triunfar definitivamente y acabar con el actual orden de explotación y opresión, los obreros y campesinos necesitaremos forjar una nueva dirección, un verdadero “estado mayor” revolucionario dotado de una estrategia de poder. La “materia prima” para esa nueva dirección comienza a gestarse en las luchas actuales, entre la vanguardia que quiere ir hasta el fin en la lucha. Pero la única garantía para su construcción es poner en pie un verdadero partido de los trabajadores, revolucionario, socialista e internacionalista, capaz de enfrentar tanto a los golpes del fascismo como a las trampas de la colaboración de clases con la burguesía “democrática” o “nacionalista”. Este partido hoy no existe. El POR, que desde hace largos años se “autoproclama” como tal, ha demostrado una y otra vez su impotencia centrista, su adaptación a la burocracia sindical, su negativa sectaria a responder de manera concreta, desde una estrategia de desarrollo de órganos de poder de las masas, a los problemas políticos y tareas vitales que encara el movimiento obrero en esta hora.
Nuestra joven y pequeña organización, la LOR-CI, combate por la construcción de ese partido, como parte de la lucha por reconstruir la Cuarta Internacional –el partido mundial de la revolución socialista. No creemos que el partido revolucionario pueda surgir espontáneamente, ni caemos en la autoproclamación sectaria. El partido revolucionario se construirá mediante la fusión entre la vanguardia obrera y el programa marxista, asimilando las lecciones de combates de la lucha de clases como la heroica insurrección alteña. , de las lecciones de fusión que hay que preparar activamente.
Por eso, luchamos activamente por todo paso progresivo hacia el reagrupamiento revolucionario de la vanguardia. Creemos que sería un importante avance en esa dirección formar un bloque o frente obrero revolucionario, que pueda convertirse en un referente para la vanguardia y los núcleos de militantes que buscan una estrategia revolucionaria.

 

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