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EDITORIAL

Vienen por nuestro salario

El deterioro evidente de las condiciones de la economía está siendo utilizado por el gobierno y las patronales para golpear contra el salario de los trabajadores.

Fernando Rosso

7 de junio 2012

Vienen por nuestro salario

El deterioro evidente de las condiciones de la economía está siendo utilizado por el gobierno y las patronales para golpear contra el salario de los trabajadores.

Más allá de las guerras discursivas, hay un “gran acuerdo nacional” para que nuestro salario se convierta en variable de ajuste y pague las consecuencias de la crisis en la que está entrando el “modelo”, que empieza a sentir los efectos de la crisis mundial vía la baja de las exportaciones a Brasil. En este marco, el gobierno se propone retomar el programa de “sintonía fina” exigiendo a Macri, Scioli y a los intendentes que se hagan cargo de parte de los millonarios subsidios al transporte, medida que no puede terminar en otra cosa que en un ajuste o tarifazo. El cepo que el gobierno aplica para quedarse con todos los dólares para pagar deuda, subsidios y la gruesa importación de energía refuerza las tendencias inflacionarias que afectan a la población. Las disputas de camarilla en el seno del gobierno, cruzadas por estos problemas estructurales, multiplican los errores y generan incertidumbre sobre las perspectivas económicas.

Los dólares de Cristina

Cristina no desaprovecha oportunidad en sus intervenciones públicas para comparar la situación argentina con las de los países que atraviesan agudas crisis, para exigir que los trabajadores moderen sus expectativas, además de demonizar las acciones de lucha, los piquetes y las huelgas. Más allá de los rimbombantes anuncios diarios, esta es una de las pulseadas de fondo. Cristina hace y deshace Ministerios que no solucionan nada. Después de la crisis del Indoamericano creó el Ministerio de Seguridad y la cuestión de la vivienda sigue exactamente igual. Ahora, a más de tres meses del crimen de Once, transfiere la Secretaría de Transporte a la órbita del Ministerio del Interior, mientras el ferrocarril Sarmiento, que estuvo en manos de una intervención de su gobierno y ahora se lo donaron a Roggio, volvió a ser protagonista de un “accidente”, donde murieron dos personas porque no se realizaron obras mínimas. Como frutilla del postre de la demagogia cristinista, comunica por cadena nacional que traspasará a pesos su “cuentita” de más de 3 millones de dólares. A este anuncio obsceno pretende darle el carácter de una patriada.

La crisis como amenaza

Las patronales, por su parte, basadas en la desaceleración efectiva de la economía, “agitan” la crisis, la “falta de competitividad” o “el aumento de los costos”, también para pedir moderación a la clase obrera y de paso lograr subsidios del Estado. Con dos meses consecutivos de caída de la producción automotriz después de años de crecimiento, Renault suspende por una semana al personal imponiendo de hecho una rebaja salarial, ya que las suspensiones se pagan al 75%.

El gobierno de Entre Ríos viene pagando los sueldos desdoblados, el de Santa Cruz dice que no tiene fondos para abonar y Scioli en provincia de Buenos Aires amenaza con desdoblar el pago a estatales y docentes. Todos declaran que están complicados para conseguir fondos para el aguinaldo.

Los resultados de esta política que involucra al gobierno, la patronal y la burocracia sindical son los techos salariales y los acuerdos paritarios que se firmaron, hasta ahora por debajo de la inflación. Desde UPCN que firmó un 21% en la Casa Rosada, pasando por Comercio, la UTA, bancarios o la UOM, el promedio está en un 23%, aunque en varios gremios los aumentos son escalonados en cuotas, por lo que lo realmente conseguido es aun menor.

El recorte de horas y las suspensiones también disminuyen el salario: en muchas fábricas o empresas las horas extras son un componente clave para acercarse a la canasta familiar.

Además, el gobierno mantiene un tope bajo ($5.200) a partir del cual se dejan de pagar las asignaciones familiares. A esto hay que sumar que el impuesto a las ganancias de la 4° categoría (es decir, a los trabajadores en relación de dependencia), se cobra a un sector cada vez más amplio de trabajadores: hoy afectaría a cerca de 1 millón 800 mil. Esta estafa de un impuesto al salario, junto a la plata que “ahorra” el Anses abonando el mínimo ($1.687) al 80% de los jubilados, va a parar a las “cajas” del gobierno para pagar deuda externa y subsidiar a los capitalistas. En su última conferencia de prensa, CFK extendió el “bono fiscal” a las industrias hasta diciembre de 2012, un beneficio para que no paguen impuestos.

Si esta es la situación de los trabajadores en blanco o bajo convenio, peor es la realidad de los tercerizados, contratados o los que trabajan en negro.

Después de nueve años de crecimiento a tasas “chinas”, de empresarios industriales y patronales agrarias que la “juntaron con pala”, de un Estado nacional y gobiernos provinciales que tuvieron años de recaudaciones récords que usufructuaron para subsidiar a los capitalistas; ante las primeras señales de una crisis, el primer atacado es el salario de los trabajadores. Y esto a pesar de que “Finalmente, 75 de las 81 empresas que cotizan en la Bolsa de Buenos Aires ya entregaron sus balances trimestrales con cierre al 31 de marzo último y, según los estados contables presentados, puede decirse de manera contundente que, al menos en cuanto a ganancias reconocidas, las utilidades de las firmas argentinas se siguen expandiendo (El Economista, 1/6) .

Defendamos lo nuestro

La burocracia sindical sigue su interna. Mientras unos arman una CGT subordinada a Cristina, otros encabezados por Moyano, se enfrentan al gobierno (y buscan algún otro político patronal para apoyar), pero no pasan de los discursos donde hablan “de los derechos de los trabajadores”, pero sin hacer ninguna acción contundente, ninguna medida seria para defender nuestros derechos y en primer lugar el salario.
Por su parte, la CTA Micheli convoca a un paro con movilización para este viernes 8 de Junio que no preparó seriamente, mientras coquetea con la oposición patronal del “socialista” sojero Binner. Pero su gobernador en Santa Fe, Bonfatti, se dispone a descontar al día a los docentes que van al paro.

El interés del grueso de la burocracia sindical es mantener sus infames privilegios (ver páginas centrales) bajo el ala de algún proyecto político patronal.

Debemos exigir la reapertura de todas las paritarias, que se discuta libremente, sin ningún techo y que los acuerdos que se efectivicen incluyan una cláusula de indexación inmediata de acuerdo a la inflación real, no a la que dice el IndeK. El punto de partida debe ser un salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar ($6.000). Hay que reclamar que no haya ningún tope para recibir las asignaciones familiares, que se les paguen a todos los trabajadores. Eliminar el impuesto a las ganancias de la 4° categoría, es decir, el aplicado al salario obrero. Se debe acabar con la vergüenza nacional de que en la Argentina del “modelo de desarrollo con inclusión social”, se deje al borde de la pobreza a la mayoría de nuestros jubilados. El reclamo del 82% móvil debe ser tomado por toda la clase trabajadora.

Para fortalecernos en esta pelea hay que terminar con las divisiones entre efectivos, contratados y precarios, luchando por el pase a planta de los contratados y por acabar con el trabajo en negro.

Sólo podemos llevar adelante esta defensa elemental de nuestro salario con la unidad de todos los trabajadores, construida desde abajo. Con asambleas en los lugares de trabajo que reclamen un congreso de delegados de base de todo el movimiento obrero y un plan de lucha nacional.

Cada uno defiende sus intereses, el gobierno quiere hacerse de caja y dólares para pagar deuda, las patronales agrarias no quieren entregar ni la miseria de impuestos que les cobran (ver página 3). Y sin embargo, todos nos exigen a los trabajadores que seamos “moderados”. Defendamos lo nuestro y si tienen crisis con “su modelo”, que la paguen los que fueron altamente beneficiados durante estos años de crecimiento: las grandes empresas, la patronal sojera, los bancos y toda la clase capitalista.

Para plantear esta perspectiva, la lista Bordó de la alimentación participó de la marcha convocada por Daer con una importante columna obrera. El 8 de junio participaremos en el paro y la movilización de la CTA-Micheli con un programa independiente de toda variante patronal.

Los integrantes del Frente de Izquierda debemos intervenir activamente en esta lucha, reagrupando a la vanguardia antiburocrática en una Asamblea Nacional Clasista para fortalecer esta pelea contra las patronales, el gobierno y la burocracia sindical.

Prensa

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