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Mundo Obrero

ZANON (Nota exclusiva en internet)

Una visita guiada a la gestión obrera

Desde adentro se siguen escuchando las máquinas. Los coordinadores siguen atentamente el plan de producción discutido en la última reunión. Los ex directivos del sindicato – que siguen siendo dirigentes ceramistas – vuelven al puesto de trabajo. Algunos compañeros dejan la línea para prepararse para el plenario de la tarde. Producción y política: los ceramistas brindan una visita guiada a su experiencia de democracia industrial.

Lucho Aguilar

19 de noviembre 2009

El viaje había sido largo, pero la ansiedad nos amontonó en la puerta de la planta. Armados de cámaras y celulares, partimos dispuestos a dejar grabadas las próximas imágenes. Para mostrarlas en el laburo, en la casa.

“Viste que era cierto...”

Los del subte y los ferroviarios marchaban al frente. Los metalúrgicos y las docentes los seguían de cerca.

Reynaldo y Guillermo nos llevaron a recorrer las 9 hectáreas de Zanon. Pero podría haber sido cualquiera de los ceramistas. Despedido con justa causa el patrón y sus guardianes, la fábrica no tiene secretos para ellos. La visita recorrió la planta, siguiendo el proceso del cerámico, desde los depósitos de arcilla hasta el control de calidad.

Selección, Líneas, Hornos, Prensa. Los compañeros y compañeras de cada sector saludaban y contaban en qué consistía la tarea.

De lejos, vemos a la ‘banda’ de Terrabusi. Divertida en el viaje, asistía en absoluto silencio a la paciente explicación de una de las obreras.

Las miradas quedan fijadas en el cartel: “¿Cuánto hace que no hay un accidente? No te puedo creer”.

Desde adentro se siguen escuchando las máquinas. Los coordinadores siguen atentamente el plan de producción discutido en la última reunión. Los ex directivos del sindicato – que siguen siendo dirigentes ceramistas – vuelven al puesto de trabajo. Algunos compañeros dejan la línea para prepararse para el plenario de la tarde. Producción y política: los ceramistas brindan una visita guiada a su experiencia de democracia industrial.

Cuando la recorrida termina, muchos se tiran al sol, en el parque de la planta. Y empiezan los comentarios...

Impresiones

Ni patrones, ni supervisores. “Es interesante ver a los compañeros desarrollar su trabajo. Demuestra que los trabajadores no necesitamos ni patrones, ni supervisores, para poder llevar adelante. La cuestión es política, cómo expropiarle la fábrica a los dueños”. (Carlos, trabajador del subte).

La dictadura

del capital. “Yo que trabajo en Terrabusi, adentro es una dictadura, parece una colimba, al ritmo del reloj y de la máquina. Acá trabajan de manera más liberada, pero también más ordenada. Adentro de Terrabusi comienza otra época, con la nueva comisión interna. Cuando se fortalezca, y se ponga en pie el cuerpo de delegados, se va a poder pelear los ritmos de trabajo, que son los que causan los accidentes, y las enfermedades crónicas”, asegura Cristian, que está despedido todavía. Se suma Nilda: “la visita me pareció muy buena, sentía curiosidad de los compañeros, que trabajan sin jefes, con libertad, todo lo contrario a Terrabusi, donde hay mucho control, mucha intimidación”.

La creatividad obrera. “Pudimos ver los cerámicos que salen con poemas, diseños hechos por los chicos, muchos diseños que salen de la propia inventiva de los trabajadores. ¿El ferrocarril? Sería una superación si fuera administrado por sus propios trabajadores, lo que hoy maneja la patronal, o la burocracia” (Cotero, ferroviario). Agrega David: “la fábrica por dentro es algo increíble, muestra que un trabajador organizado puede lograr muchas cosas”.

La libertad. “Es muy impresionante la libertad con que trabajan los muchachos. Que, además, les ha permitido llegar a una producción mayor que cuando estaban bajo patrón. Me impresionó mucho la organización, cómo rotan los compañeros en los puestos, no hay diferencias entre ellos”, decía un compañero de Mahle.

Sin patrón. “Se nota la no presencia del patrón, el compañerismo. En un taller textil estás todo el tiempo corriendo. Y aunque el proceso no es simple, parecen hacerlo simple los compañeros. No tenés un capataz encima, pero hacen trabajos rotativos, los compañeros saben ocupar distintos puestos, hay una libertad ahí. Y aunque parezca poco para un mundo tan grande, ¿por qué no podemos ampliarlo?” (Humberto, costurero).

Una respuesta

¿Por qué no podemos ampliarlo?, se pregunta Humberto. Fue lo que se preguntaron los ceramistas de la lista Marrón. Después de todo, un sindicato que se reclame clasista tiene que organizar a los trabajadores para combatir al capital. ¿O no?

Como señalaba hace pocas semanas Raúl Godoy, al volver a las líneas y dejar su cargo en la directiva del SOECN: “esa fábrica no sólo produce cerámicos, sino que ha producido hombres libres. Ha producido este grano de arena que aportamos, desde este lugar de la Patagonia, para miles de compañeros y compañeras en todo el mundo, de lo que somos capaces de hacer los obreros. Que los que movemos el mundo, lo podemos parar. Pero lo podemos volver a reconstruir sobre otras bases, para beneficio del conjunto de la humanidad, y no para el beneficio de unos pocos.

Compañeros, este es nuestro grano de arena, que puede servir para construir un mundo sin explotadores ni explotados”.

Los comentarios siguieron por un rato más. Tirados al sol, se preparaban para el debate de la tarde. El “¿por qué no podemos ampliarlo?” sonaba en la cabeza de muchos.

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