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Una tarde junto a los obreros de Bicupiro ocupada y en lucha

En medio del corazón sojero de la provincia de Córdoba, a 75 km. al sur de la Capital mediterránea, se encuentra la ciudad de Oncativo. Allí, rodeados de la abundancia de la que será una nueva cosecha histórica de soja, poco más de 70 obreros defienden sus puestos de trabajo y ocupan la fábrica Bicupiro, hace ya una semana.

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1ro de marzo 2010

En medio del corazón sojero de la provincia de Córdoba, a 75 km. al sur de la Capital mediterránea, se encuentra la ciudad de Oncativo. Allí, rodeados de la abundancia de la que será una nueva cosecha histórica de soja, poco más de 70 obreros defienden sus puestos de trabajo y ocupan la fábrica Bicupiro, hace ya una semana.

Entrada la tarde, un grupo de trabajadores, que mantiene una relajada pero alerta vigilancia, nos recibe amablemente. Rodeados de los dos inmensos galpones que están a uno y otro lado de la calle y que forman parte de la empresa, comienzan el relato de las peripecias por las que los hizo pasar el patrón quien llevó adelante un proceso de vaciamiento de la empresa, al que sólo la ocupación puso límite.

Bicupiro fabrica equipos para higiene urbana para camiones recolectores de basura y contenedores, compactadores entre otros productos. Según los trabajadores hay cuatro empresas que fabrican estos productos en el país, una de ellas es Bicupiro. En su página de Internet informan que tienen más de 80 clientes, entre las que figuran las principales empresas privadas de recolección que operan en el país como Cliba y Taym y otras grandes empresas como Arcor y Techint.

“El ´venezolano´ (así llaman a Salomón Yehia, actual accionista mayoritario de la fábrica), cagó a medio mundo y a nosotros también. Cuando llegaron nos prometieron de todo, nos dijeron que a fin de año íbamos a andar todos en auto nuevo. Nosotros nos comimos el verso…y mirá donde estamos”. Otro trabajador, uno de los más antiguos con 33 años de fábrica, saca de su flaca billetera, algunos cheques sin fondo, con los que la patronal le había pagado los salarios adeudados. Desde diciembre que no cobran los sueldos y tampoco se les abonó aguinaldo ni vacaciones.

Una tras otra se suceden la anécdotas de las estafas del “venezolano” y la conclusión unánime: “sino ocupábamos la fábrica (sintetiza un operario), y seguíamos laburando, el dueño o los acreedores, empezaban a llevarse todo y a vaciarla definitivamente”.

Con sólo quedarse un rato junto a los obreros en la puerta de la fábrica, se nota el apoyo y la solidaridad del pueblo de Oncativo, para con estos trabajadores que se defienden con dignidad. Nadie pasa de largo, sin dar un saludo afectuoso o un mensaje de aliento.

 ¿Parece que tienen bastante apoyo de la gente?- preguntamos, cuando al grupo ya se habían sumado unos cuantos trabajadores más y entre ellos varios jóvenes que mastican bronca. “Menos los ´gringos´, todos nos apoyan”, aclaran rápidamente. Los “gringos” son los dueños de los campos, los que se preparan a engordar sus cuentas con la “cosecha histórica”. Otra voz agrega, resignada, algo que suena a autocrítica: “nosotros paramos la fábrica cuando ellos estaban con su quilombo, pero ahora no apareció ni uno”. “¡Y el cura tampoco!”, interrumpe inmediatamente el más joven del grupo y se explaya, “cuando estaban los “gringos” en la ruta, el cura andaba tirando agua bendita para todos, pero acá no vino ni a saludar”. Y en forma lapidaria otro obrero sintetiza “lo que pasa es que ellos no se juntan con los ´negros´”.

Pareciera que la vida misma, y en unos pocos días, dio una lección de conciencia a estos obreros y marcó a fuego los límites de clase y sus intereses contradictorios e irreconciliables. Como plus, dejó en claro el rol de la curia y de qué lado se ubican cuando las papas queman.

Más allá de esto, efectivamente, la población de Oncativo los apoya y los dos lechones, las bolsas de comida y víveres que les donaron, para que puedan aguantar, son una muestra de esto.

La experiencia de Zanón bajo gestión obrera e incluso la situación de Stefani (en Cutral-Có), surge como referencia ineludible en el intercambio y algunos videos documentales quedan en manos de los trabajadores para que puedan mamar de esas experiencias.

Pero la fuerza de estos obreros y el inmenso apoyo que reciben, contrasta con la pasividad de la dirección de la UOM. A las preguntas y propuestas sobre movilizaciones y acciones, que la mayoría de los obreros empieza a ver como necesarias, sobre todo los más jóvenes, los delegados responden con evasivas o un “puede ser, hay que hablarlo, etc., etc.”. Cerca de 300 obreros, enrolados en la misma UOM rodean a la empresa y trabajan en fábricas a sólo unos metros de Bicupiro. Y al sindicato no se le ocurrió –más preciso sería decir se niega terminantemente-movilizarlos en apoyo de estos compañeros.

Algunos empiezan a ver como razonable la necesidad de comenzar un plan de lucha y entre los jóvenes, más de uno se entusiasma con votar ya, una medida para esta semana. Comienza a parecer lógico reclamarle a un gobierno que subsidia con millones a las multinacionales como FIAT, RENAULT, VW y que salió primero en la fila a defender a los “gringos” para que nos les toquen su rentabilidad. Que se haga cargo de la deuda y permita que esta empresa, una de las pocas en el país que fabrica estos materiales, siga funcionando y se mantengan los puestos de trabajo.

Todavía es un conflicto abierto y los próximos días serán decisivos para ver si se imponen los trabajadores que quieren pelearla hasta el final, por sobre la línea pasiva y sin salida a la que los empuja la dirección de la UOM, con negociaciones estériles y puras promesas.

Hay que buscar la solidaridad entre los trabajadores, los estudiantes y la juventud para ayudar al triunfo de los obreros de Bicupiro.
Fernando Rosso

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