Más allá de los límites que tuvo durante el año pasado, el movimiento de autoconvocados de la salud pudo arrancarle al gobernador Alperovich un aumento salarial muy superior al acordado con la burocracia, además de lograr el pase a planta de 3000 trabajadores. Semejante fuerza social quiso ser capitalizada por varios sectores que no estaban interesados en el triunfo de los autoconvocados sino en el rédito político que significaría mostrarse con los trabajadores en lucha. Pero no funcionó. Por un lado los trabajadores no compraron el paquete de unir el reclamo de aumento junto al quite de retenciones a las patronales sojeras. Y al mismo tiempo partidos como la UCR terminaron dejando a su suerte a los autoconvocados para no quedar “tan pegados” al nuevo sindicalismo de base. La derrota de la política de conciliación fortaleció a los autoconvocados y fue central para derrotar al gobierno.

Luego de obtener importantes conquistas, este año el lógico reflujo fue aprovechado por el gobierno y la burocracia para cerrar un nuevo acuerdo a espaldas de los trabajadores. A pesar de la denuncia de los autoconvocados por insuficiente, no se logró el nivel de movilizaciones del año pasado y la participación tendió a mermar notablemente, reflejándose en asambleas reducidas que discuten planes de lucha que luego no pueden llevarse a cabo. De esta forma, el activismo tendió a separarse cada vez más de sus compañeros. Por si esto fuera poco, un sector mayoritario de los dirigentes se concentró en armar un sindicato nuevo, el que fue constituido sin siquiera discutirlo con las bases. El otro sector (influenciado por el PO) se “separó” de quienes estaban con el nuevo sindicato, argumentando que eran una nueva burocracia, pero al no apelar a las bases terminó solamente en una ruptura del movimiento “por arriba”, donde el sector que se reivindica antiburocrático quedó aislado de la mayoría de los hospitales, sin una política alternativa. En medio de esta disputa dejaron pasar las elecciones de ATSA, donde se podría haber organizado una lista con candidatos y programa discutido en asambleas que se propusiera derrotar a la burocracia.

Todo esto fue usado por el gobierno y ATSA para avanzar con traslados y aprietes. Pero hay otros sectores que aprovecharon para lograr lo que el año pasado fue rechazado: unir a los trabajadores en una multisectorial donde participan la UCR, el PJ disidente y sectores de la burocracia sindical como Arnedo de la UDT (¡candidato a diputado del PRO!). ¿Estos sectores realmente quieren que triunfen los trabajadores? Decididamente no. Sólo pretenden aprovechar la situación para debilitar al gobierno y luego aplicar las mismas medidas. ¿O los trabajadores de la salud en Catamarca, donde gobierna la UCR, están mejor que en Tucumán? Tanto los Kirchner y los Alperovich, como los Cano o Jerez, tienen acuerdo en el marco general de “plata para empresarios y FMI, no para los trabajadores”.

No es con estos sectores con quienes deben aliarse los trabajadores. En Tucumán hay incipientes oposiciones en gremios de la alimentación, UATRE, Fotia, docentes, municipales. Este año hubo gran descontento en muchos sectores de trabajadores por las paritarias, principalmente entre los estatales. Además a nivel nacional hay también importantes sectores antiburocráticos, como lo expresa la convocatoria al II Encuentro de Trabajadores de la Zona Norte del Gran Buenos Aires encabezado por la Comisión Interna de Terrabusi y la seccional del SUTNA San Fernando.

Este es el camino que hay que recorrer, el de la unidad con el resto de los trabajadores, con quienes compartimos los mismos problemas. En la salud, como en todos los sectores, está planteado comenzar a construir un polo antiburocrático, independiente de las variantes políticas patronales y burocráticas, que se proponga luchar por el conjunto de los trabajadores, ya sean permanentes, temporarios, contratados o tercerizados, del ámbito público como del privado.

Corresponsal