logo PTS

Ciudad de Buenos Aires

Visita de Docentes CABA al Acampe en Lear

Testimonio: "Así lo sentí yo" de Constanza (docente)

"16:30 en la villa 1-1-14, me voy al trotecito a encontrarme con dos docentes de escuelas cercanas, con la mochila hecha una pelota por los paquetes de fideos y yerba que llevo para el acampe de los trabajadores de Lear. Miraba el barrio, a los que revolvían la basura, a las mamás corriendo con los niños, a las doñas en los puestos de comida, a los albañiles; y me preguntaba: ¿sabrán de la pelea que están dando los trabajadores de Lear? Si ganan ellos, ganamos todos (...)"

PTS Ciudad de Buenos Aires

15 de julio 2014

Visita de Docentes CABA al Acampe en Lear:
"Así lo sentí yo" de Constanza.

16:30 en la villa 1-1-14, me voy al trotecito a encontrarme con dos docentes de escuelas cercanas, con la mochila hecha una pelota por los paquetes de fideos y yerba que llevo para el acampe de los trabajadores de Lear. Miraba el barrio, a los que revolvían la basura, a las mamás corriendo con los niños, a las doñas en los puestos de comida, a los albañiles; y me preguntaba: ¿sabrán de la pelea que están dando los trabajadores de Lear? Si ganan ellos, ganamos todos porque habrán perdido los que viven del sacrificio y martirio del pueblo; en el Bajo Flores, los dueños de marcas de ropa que compran mercadería hecha con trabajo esclavo o los políticos que hacen negocios con los que no tienen trabajo; en zona norte, las grandes empresas extranjeras que dejan en la calle a cientos de familias para seguir aumentando sus ganancias.

Pensando todo esto cuando me encontré con las compañeras para ir a Pacheco. El viaje se hizo más largo de lo pensado y finalmente, de noche, llegamos. En la primera carpa había muchos docentes de caba, algunos conocidos, otros no. Cada grupo de docentes traía alimentos juntados en las escuelas, haciendo que cada abrazo y saludo de estos veinte docentes se multiplique en muchos más.

Entre tanto guardapolvo debajo de la campera, vi a un compañero con campera abrigada azul con cintas de seguridad, seguramente logro de otra lucha. Me acerqué a esa ronda que de a poco se fue haciendo más grande. Titi contaba con mucha energía y entusiasmo anécdotas y reflexiones, compartiendo sin mezquindad ni cautela sus emociones. La lucha de los trabajadores de Lear empezaba a tener caras, nombres, historias. Estaba hablando de la jornada nacional de lucha del martes, contaba lo importante que había sido para él que saliera en los medios lo qué les está pasando y que esto se logró gracias a la solidaridad de otros trabajadores, organizaciones, partidos políticos, estudiantes. Visibilizar la lucha, le sirvió para hablar con sus hijos y que entiendan lo que está haciendo en el acampe. Explicarles porque no se resuelve consiguiendo otro empleo, que la pelea no es porque él perdió su trabajo sino que se trata de la lucha del pueblo trabajador.

También compartió su emoción con la solidaridad de diferentes sectores: los choferes de colectivo que no acataron las órdenes de los gendarmes para buchonear a los que recién habían subido, los médicos del Hospital Pacheco que no dieron informe de heridos a la policía, la solidaridad en las escuelas juntando alimentos y contando sobre su lucha. La maestra de su hijo al verlo con la campera con el escudo de Lear le pidió que en el acto del 9 de julio contara al resto de las familias lo que está pasando en la fábrica.

Alguien le preguntó: ¿cómo están manejando el fondo de lucha y la juntada de alimentos?

 Lo importante es entender la realidad de cada compañero -nos dijo Titi -estamos todos juntos en esto pero la situación de cada uno es diferente; lo importante es ser sinceros sobre lo que cada uno necesita. También entiendo que los que están adentro tengan miedo -siguió Titi -si ellos pararán la fábrica este conflicto se termina en cuestión de días, pero no todos tienen formación política como para poder ver esto. Adentro nos apoyan, nos mandan mensajes, nos cuentan lo jodido que está adentro, como la patronal aprovecha que no está la comisión interna para quitar pequeños beneficios que se habían ganado.

Se acercó otro compañero de Lear y nos invitó al otro acampe para saludar a otros trabajadores y hacer una foto. La visita siguió una rato más y pude seguir poniéndole caras a la lucha de los trabajadores de Lear, pero como el tiempo fue corto las emociones e historias que me llevé solamente fueron las de Titi. Sus palabras me dejaron pensando: para cortar la Panamericana se necesita armar un bloque de personas continuo, macizo, en el que no se distinga donde termina una y empieza la otra; pero para continuar y sostener la lucha es necesario conocer, comprender y respetar las diferencias. Creo que de eso habló Titi, por lo menos eso es lo que me enseño a mí.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: