Este 23 de agosto la Juventud Sindical hace un acto en el Luna Park. Sus afiches de invitación dicen que “de la gota de sangre de los trabajadores nace la resistencia, y el fuego de la juventud”. El video adelanta “la postura que debe tener una vanguardia combativa”.

Uno se pregunta entonces, con semejante prédica, qué propone esa corriente para enfrentar uno de los flagelos que sufre hoy la clase trabajadora, empezando por su juventud: la precarización en los lugares de trabajo.
 
Un proyecto de ley

“La necesaria comprobación de la responsabilidad social y solvencia de los contratistas, constituye una previsión insoslayable en un ‘buen hombre de negocios’”. “La solución que propugnamos estrecha los márgenes de la incertidumbre, otorgando previsibilidad tanto a los empresarios como a los trabajadores, afianzando la seguridad jurídica”.

No son las palabras de un asesor de empresas, de un abogado comercial. No. Es uno de los fundamentos del proyecto de ley de Facundo Moyano, como diputado “gremial” del Frente Para la Victoria, referido al “problema de la tercerización y precarización laboral en Argentina”. 

El proyecto en cuestión propone cambiar la redacción del artículo 30 de la Ley de Contrato de Trabajo, que plantearía que “en todos los casos el principal y los cesionarios, contratistas o subcontratistas serán solidariamente responsables frente a los trabajadores, organismos de la seguridad social y asociaciones sindicales por las obligaciones incumplidas durante el plazo de duración de tales contratos o al tiempo de su extinción”.

Pero la propuesta moyanista se limita, por un lado, a convertir en ley algo ya reconocido en varios fallos: que la empresa principal tiene ‘responsabilidad solidaria’ si las contratistas o tercerizadas incumplen con sus empleados. Además, el proyecto propone que las entidades sindicales también puedan pedir aquella documentación.

Entonces, ¿el proyecto de la Juventud Sindical busca derribar uno de los pilares de la ganancia empresaria de los últimos años? ¿Pan American tendrá que dar igual salario, estabilidad y condiciones laborales a “Los Dragones” que a los petroleros? ¿La Peugeot pasará a planta y convenio SMATA a los jóvenes que hacen el estampado, la logística y el mantenimiento en la planta de Palomar?¿Edesur y Telefónica a los ‘contratas’ que se arriesgan en los postes todos los días?
No.
 
Regulando la división de las filas obreras

Cuando a pesar de las frases conciliadoras de Facundo, la UIA dijo que el proyecto podría “atentar contra la competitividad”, la confesión del diputado de la JSP deja las cosas más claras: “ignoran y por eso no debaten. El Proyecto no plantea la eliminación de la tercerización, sino que la regula” (Agencia Paco Urondo). 

Pero la tercerización ha sido en los últimos años un mecanismo fomentado por los capitalistas para aumentar la explotación, utilizar convenios inferiores al de la industria principal (Uocra, Comercio, Maestranza), y dividir profundamente a los trabajadores.

La burocracia ha sido, como hemos denunciado, garante de esta situación, al punto de convertirse en muchos casos en socia menor del negocio (mediante cooperativas, o contratistas de las grandes empresas).
En estos meses de peleas con el gobierno, el moyanismo ha mantenido un programa corporativo, dejando de lado los reclamos del conjunto de la clase trabajadora, más del 50% precarizada, más del 70% ganando por debajo de la canasta familiar. El proyecto no escapa a esa lógica: seguirá habiendo multiplicidad de convenios, diferentes salarios por igual tarea, trabajadores “de primera y de segunda” (incluidos sus derechos sindicales) dentro de una misma empresa.

Se adapta así al régimen que impusieron los capitalistas tras las derrotas de las últimas décadas.
 
Pase a planta, todos con el mejor convenio

La Juventud Sindical posa con un discurso combativo, rememorando luchadores de antaño. Busca lavarle la cara a una burocracia sindical que sigue en crisis, fragmentada, cuestionada en muchos lugares de trabajo, con Hugo Moyano aliado al Momo Venegas y Amadeo Genta. Anuncia proyectos y actos; medidas de lucha, ninguna.

La izquierda y el “sindicalismo de base” han sido quienes enfrentaron la precarización.

Mientras ellos acercan soluciones al “buen hombre de negocios”, es necesario avanzar en los lugares de trabajo con la organización de agrupaciones clasistas que peleen por la unidad de todos los trabajadores (efectivos y contratados, de planta y tercerizados, nativos e inmigrantes). Para conquistar el pase a planta permanente, para controlar las condiciones de trabajo, exigiendo que rija el mejor convenio de la industria para todos los trabajadores de una misma empresa, para imponer un salario mínimo igual a la canasta familiar, por 40 horas semanales, y no dejar la vida en las fábricas. El PTS y su juventud están empeñados en esa pelea.