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“Tenemos que pensar en cómo incidir sobre los sectores obreros nuevos que están entrando a la vida política””

Intervención de Javo Ferreyra, dirigente de la LOR-CI (Bolivia)

PTS

11 de abril 2013

Buen día compañeros y compañeras,

Quería intervenir a partir del informe internacional que me pareció bien y que también está reflejado en los documentos, alrededor de que esta crisis económica ha desarrollado y está empezando a abrir un nuevo ciclo de la lucha de clases donde se ponen de manifiesto crecientes tensiones interestatales articuladas en particular por la crisis de hegemonía norteamericana, y el surgimiento de diversos fenómenos políticos. Como parte de esos fenómenos políticos, tengo la intensión de trasmitir y contribuir al Congreso sobre la base de la experiencia de un mes y medio aproximadamente de una intensa lucha política que tuvimos alrededor de la discusión del Instrumento Político de la COB.

Esta discusión y esta experiencia del PT de la COB aun tiene final abierto, es decir todavía no está dicho que surja un genuino Partido de Trabajadores que sea la expresión clara de avances del movimiento obrero en un sentido político. Depende de la pelea que se lleve adelante. Porque la burocracia aún tiene un amplio margen de maniobra como para poder ahogar los procesos incipientes que se están dando en pequeños sectores del movimiento obrero como es Huanuni. Podemos decir que hay un fenómeno político en marcha, que la discusión del PT está expresando dos fenómenos, por un lado la cristalización política de una acumulación de experiencias del movimiento obrero que se vienen dando desde 2010, que se manifestaron como una oposición obrera, como una oposición de lucha, pero que no terminaba de rebasar los marcos sectoriales, sindicalistas de la lucha salarial. Indudablemente es progresivo que los trabajadores luchen por el salario, por la ley de pensiones, etc., pero se mantienen todavía en el marco sectorial, sindicalista. La discusión de PT tiene un elemento que tenemos que registrar, y que estamos registrando, que es el tránsito de lo sindical a lo político en franjas avanzadas del movimiento obrero, particularmente mineros, fabriles y trabajadores de la salud.

Esta discusión es sumamente importante porque no hay posibilidad de pensar la construcción de una hegemonía obrera sobre el resto de los sectores populares, campesinos, pueblos pobres, pueblos indígenas, etc., si la clase obrera no supera la lucha sindical por más heroica que ésta sea. Si la clase obrera no interviene y no actúa cada vez más en el terreno político, es imposible construir hegemonía. Entonces ese tránsito de pequeños sectores, pero importantísimos, como es Huanuni, hacia la intervención y la discusión políticas es sumamente importante.

Ahora bien, ese proceso hacia la reflexión política de pequeños sectores del movimiento obrero, está teniendo un impacto importante en cuestionar y poner en crisis viejas mediaciones y viejas formas de hacer política. Una característica histórica de la clase obrera boliviana es un sindicalismo que provocaba grandes crisis revolucionarias pero que siempre lo hacía desde una lógica de un “partido sindical”, es decir con disciplina sindical enorme. Nosotros acuñamos hace varios años la definición de “partido sindical”, para dar cuenta de que en Bolivia los sindicatos se mueven casi como un partido, con una disciplina terrible. Y lo que está entrando en crisis con la intervención formalmente política es ese partido sindical. Pero al entrar en crisis el “partido sindical”, también entran en crisis las mediaciones, el centrismo (las organizaciones que se dicen trotskistas) que se adaptaron a ese “partido sindical” de la burocracia. Es decir, lo que está entrando en crisis con la discusión incipiente de PT es la lógica por ejemplo del Partido Obrero Revolucionario (POR) porque era la expresión radical del salarialismo, del sindicalismo. Cuando los obreros empiezan a discutir de política, qué proyecto de país, qué relación con el movimiento campesino, qué relación con el movimiento indígena, qué propuesta hacia las cooperativas, implica empezar a pensar y formular un programa que de respuesta hacia el conjunto de las demandas nacionales.

Desde ese punto de vista, la discusión de PT tiene un elemento que es muy interesante que es poner en crisis toda una vieja forma de hacer política que no estaba cuestionada. Si el movimiento obrero se hubiera manifestado sólo como luchas salariales, por más heroicas que sean, el POR nos hubiera superado ampliamente y hubiera aventajado a todas las corrientes. Porque el POR es la expresión radicalizada de la lucha salarialista. Si hacemos una evaluación de los años ’90, el POR dirige miles de maestros en Bolivia, son unos decenas de militantes pero dirigen varias federaciones de miles de maestros. 22.000 en La Paz, 5.000 en Oruro, unos 10.000 en Cochabamba. Hay una desproporción enorme entre su peso numérico como partido y su influencia sindical. Durante los ’90 esa lucha corporativa cumplió un rol relativamente progresivo porque eran bastiones que permitían resistir las ofensivas neoliberales de bajar el salario, etc., etc. Pero también cumple un rol reaccionario porque se convierte en un obstáculo en la evolución de la clase obrera en la construcción de hegemonía sobre el resto de la nación. Es decir, la defensa del salario permite resistir pero no permite proponer, avanzar, en la construcción de nuevas fuerzas sociales que vayan contra la sociedad burguesa.

Si el proceso de recomposición política de la clase obrera hubiera venido de la mano del sindicalismo solamente, el POR hubiera podido pilotear de alguna manera su crisis. El problema es que eso no está sucediendo. La discusión que se está desarrollando en Huanuni parte de un elemento democrático importante, es decir que los obreros empiezan a sentir que necesitan su expresión política, y por lo tanto empiezan a cuestionar casi en forma inconsciente al principio, todas esas viejas formas de hacer política.

Estamos ante esos dos elementos, la cristalización de una experiencia política de dos años acumulada, lo que se muy importante porque las luchas más allá de haber ganado o perdido, dejan una acumulación subjetiva, una acumulación de experiencias y de conclusiones que se van procesando en los sectores avanzados de los trabajadores. La clase obrera aunque tenga altibajos va acumulando, va registrando y eso en algún momento cristaliza en diversos fenómenos políticos. El otro elemento es que los portadores, los sujetos de este proceso son sectores obreros nuevos, es decir jóvenes. El cuerpo de delegados de Huanuni por ejemplo está formado por gente de alrededor de 30 años, que no tiene el peso de derrotas, que no tiene el peso de una tradición enormemente sindicalista. Hay determinantes que empujan a esta situación, como la situación económica. Los obreros de Huanuni están ganando por encima de otros sectores obreros, entonces el problema salarial no es clave, empieza a haber otro tipo de problemas como la Ley de Pensiones o la Ley minera, la reactivación de COMIBOL, etc. que los empuja a la reflexión política. Así empieza a surgir una camada de trabajadores jóvenes sin el peso del pasado y de las viejas formas de hacer política.

Por eso creo que si el proceso se desarrolla, después discutiremos cuál es la posibilidad de que se desarrolle o que la burocracia lo aplaste, la discusión sobre como contribuir –luchando contra las diversas alas de la burocracia sindical- a moldear esa nueva vanguardia, esas nuevas camadas de trabajadores en una lógica internacionalista, revolucionaria, socialista es fundamental para este congreso y para el conjunto de nuestra corriente. Es decir que avance en última instancia en pensar la construcción y articulación de un partido nacional como parte de la construcción orgánica de un partido mundial de la revolución socialista.

En este sentido, pensar en una política para dar pasos en la reconstrucción de un partido mundial de la revolución socialista, la IV Internacional, no es solo para las corrientes del movimiento trotskista, que de hecho están muy en crisis con este proceso porque no logran ubicarse (lo que puso en evidencia el mes y medio que hubo de discusión sobre el PT, que más allá del resultado que tenga ha sido un “globo de ensayo”, es que estas corrientes están a la derecha del proceso, no logran ubicarse ni metodológicamente, ni programáticamente, ni políticamente. De hecho, si hubo elementos de desmoralización de cómo terminó el congreso, es por la terrible confusión reinante entre esta gente que aunque insulten a la LOR-CI tienen que tomarnos como referencia. Esta politica no puede pensarse para los pequeños grupos sino que tenemos que pensar en cómo incidir sobre los sectores obreros nuevos que están entrando a la vida política y que son portadores de nuevos fenómenos políticos que si se desarrollan pueden tener una potencialidad revolucionaria.

Entonces, es un proceso de final abierto, un campo de batalla, la burocracia tiene mucho margen de maniobra, pero lo interesante es que empieza a desarrollarse en forma embrionaria una reflexión política en el seno del movimiento obrero. Esa reflexión desde el punto de vista estratégico es sumamente importante porque es la única forma de construir hegemonía. Es decir la clase obrera no puede construir hegemonía sólo con la lucha corporativa; es la lucha corporativa y la lucha política tratando de responder a las necesidades de todo el pueblo. Creo que hay que ir midiendo la magnitud de este fenómeno y que nuestra acción política tiene que ser funcional a moldear una nueva cultura política, una nueva subjetividad en estos nuevos sectores del movimiento obrero que despiertan a la vida política y que son empujados por la crisis capitalista a la lucha.

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