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CRISTINA CONTRA LOS TRABAJADORES QUE DEFIENDEN SU SALUD

Subte: más ganancias para los empresarios, aprietes para los trabajadores

El reclamo que los trabajadores del subte venimos haciendo por la gran sobrecarga de trabajo y mejoras en las condiciones laborales, desembocó en una serie de medidas de fuerza en el último mes.

PTS

15 de septiembre 2011

El reclamo que los trabajadores del subte venimos haciendo por la gran sobrecarga de trabajo y mejoras en las condiciones laborales, desembocó en una serie de medidas de fuerza en el último mes. Surgidas en principio de las asambleas del sector comercial (debido a las dolencias acarreadas por la carga de tarjetas de viaje), refrendadas en plenario de delegados y respaldadas por nuestro sindicato (AGTSyP), consistían en apertura de molinetes y jornadas de “no recarga” de las tarjetas SUBE y Monedero.

La Presidenta se mostró sorprendida por nuestra “osadía”, tildándonos de egoístas cuando nuestra medida no sólo es en defensa de nuestras condiciones laborales, sino también la de los usuarios.

Nuestro planteo no ha sido contra el uso de la tarjeta como medio de pago, sino contra el trabajo extra que ésto nos implica. Por eso el pedido del incremento de personal y mejoras en la instalación de teclados y POST, se suma a la exigencia de inversión en mantenimiento de trenes, vías y estaciones. Extrañamente este aspecto estuvo absolutamente ausente en el discurso de CFK. Como cuerpo de delegados primero y como sindicato después, somos los únicos que desde hace años denunciamos la crítica situación del transporte público frente a la complicidad de la UTA con Metrovías, la Secretaría de Transporte, la CNRT y el Ministerio de Trabajo. Mientras nos dicen que no pueden incorporar mejoras al sistema de trabajo porque están agotados los fondos de la Secretaría de Transporte, leemos en los diarios que acaban de recibir otros $2.600 millones para subsidios.

Pero las palabras de desprecio de la Presidenta intentan imponer un “sentido común” donde los trabajadores que estamos en blanco o gozamos de ciertos derechos no podemos pelear por defender nuestra salud y condiciones laborales. Que, por el contrario, tenemos que estar agradecidos con las empresas que nos explotan por el sólo hecho de tener trabajo, y permanecer sumisos frente a las condiciones que nos llevan a dejar la salud y en algunos casos la vida.

Lo que sucede es que nuestra denuncia ataca de lleno uno de los pilares en los que se basan las ganancias de las empresas: la productividad y las condiciones de trabajo. Este gobierno, más allá de su discurso, ha garantizado como pocos ese esquema de explotación.

El discurso difundido por cadena nacional tuvo un tono macartista y de desprecio por la salud de millones de obreros, en medio de un coro de risas aduladoras de empresarios genocidas, burócratas sindicales y funcionarios millonarios. Un discurso que pone de manifiesto el carácter de clase profundamente reaccionario del gobierno K. Inclusive mintiendo descaradamente sobre la inscripción de nuestro sindicato, diciendo que nos “habían dado” el reconocimiento como organización. Falso. Todo lo que hemos conseguido los trabajadores del subte en estos años ha sido producto de una lucha consecuente contra Metrovías, la UTA y el mismo gobierno. Y en este camino tenemos que seguir para conquistar nuestra personería gremial. Porque la ley es clara, la personería gremial corresponde al sindicato con mayor representatividad. Sin embargo Cristina y Tomada cometen fraude: la UTA es absolutamente minoritaria y ellos la reconocen, igual que la empresa, porque esa burocracia odiada es la que firma los convenios colectivos del subte. Por eso tenemos que seguir fortaleciendo la unidad de los trabajadores, decidiendo democráticamente, para rechazar las trampas de la “paz social” que el gobierno quiere imponer a todo el movimiento obrero.

La respuesta a nuestro reclamo profundiza el curso del gobierno contra la acción directa y esconde la intención de regimentar las organizaciones sindicales en general y a los sectores independientes del sindicalismo de base clasista en particular. Por eso, la Presidenta salió a atacarnos a nosotros, por lo que representa nuestra lucha de años, que dio como resultado la obtención de importantes conquistas (estabilidad laboral, 6 horas, fin de las tercerizadas, etc.). Salió a atacar a quienes vienen peleando por una alternativa al modelo sindical tradicional, y a aquellos que peleamos por construir una fuerte corriente clasista.

Usuarios y trabajadores

Es sabido que si las empresas tuvieran que acondicionar los lugares de trabajo, ritmos, maquinarias y ambientes en función de la salud y la vida de sus empleados, deberían invertir un dinero que consideran como un “derecho divino”, como ganancia propia. Por eso, como clase, ven con mucha preocupación que cualquier ejemplo de lucha por mejores condiciones de trabajo pueda abrirse paso en la conciencia de los trabajadores.

Las palabras de la Presidenta tuvieron una intención precisa: enfrentar a los millones de usuarios que a diario viajan, por lo general mal, con los trabajadores que prestamos el servicio. Y somos nosotros, los que garantizamos el movimiento del transporte y estamos en contacto con el pasajero, los principales interesados en que el servicio sea cada día mejor.
Por todo esto, es necesario de forma inmediata más personal y mejores condiciones de recarga de la SUBE, lo que va a significar para los usuarios menos colas. Ante el crecimiento del trabajo de recarga, reclamamos la inmediata mejora del régimen de licencias, un reordenamiento de nuestras categorías y la declaración definitiva del régimen de insalubridad. Hacen falta más coches y mejores frecuencias para que no se viaje como ganado. Y que tomen en cuenta otras necesidades populares, como pases para desocupados, prestación del servicio en horario nocturno, etc. Este es el desafío que tenemos por delante, lograr unirnos a los usuarios, que en su mayoría son trabajadores, para imponerle a la patronal que cumpla un servicio a la altura de las necesidades populares, respetando nuestras condiciones laborales.

Para esto vamos a necesitar que triunfe nuestro sindicato. Las burocracias, como la UTA, unidas por cientos de negociados con las empresas, que sacan sus tajadas del negocio de los subsidios y en muchos casos están directamente asociadas a la patronal, son incapaces de levantar esta perspectiva, incapaces de atacar este sistema perverso de subsidios que mantiene las ganancias patronales con un servicio decadente. La pelea por superar el enfrentamiento a que nos quieren llevar con los que viajan en el subte, está ligada a nuestra posibilidad de superar a la burocracia cómplice de los acuerdos de la patronal y el gobierno.

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