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Lucha de Clases N° 3

Soviets, consejos de fábrica y partido revolucionario

Un importante debate estratégico y de teoría política marxista se dio a propósito del significado histórico de los consejos de fábrica. Para Gramsci y el grupo de L’Ordine Nuovo, los consejos de fábrica eran la expresión, en el suelo italiano, de los soviets que surgieron en la revolución rusa.

Juan Dal Maso

12 de junio 2008

Un importante debate estratégico y de teoría política marxista se dio a propósito del significado histórico de los consejos de fábrica. Para Gramsci y el grupo de L’Ordine Nuovo, los consejos de fábrica eran la expresión, en el suelo italiano, de los soviets que surgieron en la revolución rusa. En este sentido, Gramsci contraponía el carácter históricamente novedoso del consejo de fábrica al carácter tradicional del sindicato y el viejo partido socialista.

Gramsci señalaba: “La dictadura proletaria puede encarnarse en un tipo de organización que sea específica de la actividad propia de los productores y no de los asalariados, esclavos del capital. El consejo de fábrica es la primera célula de esta organización. Puesto que en el consejo todos los sectores del trabajo están representados proporcionalmente a la contribución que cada oficio y cada sector de trabajo da a la elaboración del objeto que la fábrica produce para la colectividad, la institución es de clase, es social. Su razón de ser está en el trabajo, está en la producción industrial, en un hecho permanente y no ya en el salario, en la división de clases, es decir, en un hecho transitorio y que precisamente se quiere superar.”1

Otro dirigente del PC italiano, Amadeo Bordiga, sostenía que el consejo de fábrica se reducía al ámbito fabril y era un organismo esencialmente dedicado a la lucha económica, mientras los soviets tenían un carácter no sólo fabril sino también territorial y principalmente político. Para Bordiga: “El auténtico instrumento para la lucha por la liberación del proletariado y sobre todo para la conquista del poder político es el partido comunista. Bajo el régimen burgués, el partido comunista (…) necesita órganos en los cuáles pueda actuar. Estos órganos son los consejos obreros. Declarar que ellos son los órganos de liberación del proletariado, sin mencionar el rol del partido (…) nos parece equivocado”2 .

Bordiga tenía razón en que los consejos de fábrica no eran todavía soviets y a su vez golpeaba sobre un punto débil de la posición de Gramsci, quien subvaluaba la importancia del partido en detrimento de la de los consejos. Sin embargo, al negar la posibilidad de que los comités de fábrica se desarrollasen hasta conformar soviets y contraponer el partido con los mismos, aislaba al partido del movimiento real de la clase obrera y desechaba la experiencia del bienio rojo, en lugar de buscar apoyarse en sus mejores lecciones para avanzar de nuevo.

Durante los años ’30, el gran revolucionario ruso León Trotsky analizó los problemas planteados por los consejos de fábrica en Alemania. Trotsky sostenía que había una diferencia entre los soviets y los consejos de fábrica, porque los soviets hacían base en las fábricas, pero se extendían también territorialmente, abarcando no sólo a los trabajadores industriales sino también a las amplias capas de oprimidos de la ciudad y el campo.

Pero a su vez consideraba un error contraponer los soviets como modelo abstracto con los consejos de fábrica. Para Trotsky, los consejos podían empezar a nivel de la fábrica y extenderse luego territorialmente, hasta poner en pie soviets, avanzando de las cuestiones económicas a las políticas, pero tampoco podía descartarse que los soviets surgieran no como forma expandida de los consejos de fábrica, sino como una organización distinta3. Este desarrollo dependía en gran parte de que hubiera un partido revolucionario que orientara a la clase obrera en este sentido, como parte de una estrategia para conquistar el poder del Estado.


Antonio Gramsci (1891-1937) nació en Cerdeña. De origen humilde, entró en contacto con el movimiento obrero en Turín, cursando estudios universitarios. Fue militante del Partido Socialista y el fundador del semanario L’Ordine Nuovo, que fue la voz del movimiento de los consejos de fábrica. Miembro fundador del Partido Comunista italiano (1921), dirigió la construcción del partido bajo el fascismo hasta que fue arrestado y condenado a 20 años de prisión por el gobierno de Mussolini. En los debates que cruzaron al movimiento comunista, concuerda con la fracción de Stalin y Bujarin contra la oposición de izquierda en la URSS. No obstante esto, desde la prisión, combatió la política del “tercer período”stalinista. Después de la Segunda Guerra Mundial, el Partido Comunista Italiano utilizó su figura y una edición recortada de sus Cuadernos de la Cárcel, para justificar una política reformista de “vía italiana” (y pacífica) al socialismo.

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