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Mundo Obrero

NOTA DE TAPA

Sigamos el ejemplo de Kraft y PepsiCo

La movilización y el corte en 9 de Julio y Corrientes de los trabajadores de las fábricas de la alimentación, Kraft, Pepsico y Stani, el viernes 12/3, ganó la atención pública nacional, al meterse en medio del debate político por la inflación.
La fábrica emblema del “sindicalismo de base”, salía nuevamente a la calle. Los obreros movilizados, levantando su moción de aumento de emergencia del 35% para todos, un salario que parta del costo de la canasta familiar y por paritarios elegidos en asamblea, podían dirigirse así a millones que vieron este último tiempo cómo el aumento de los precios les carcomía el salario.

Lucho Aguilar

20 de marzo 2010

La movilización y el corte en 9 de Julio y Corrientes de los trabajadores de las fábricas de la alimentación, Kraft, Pepsico y Stani, el viernes 12/3, ganó la atención pública nacional, al meterse en medio del debate político por la inflación.

La fábrica emblema del “sindicalismo de base”, salía nuevamente a la calle. Los obreros movilizados, levantando su moción de aumento de emergencia del 35% para todos, un salario que parta del costo de la canasta familiar y por paritarios elegidos en asamblea, podían dirigirse así a millones que vieron este último tiempo cómo el aumento de los precios les carcomía el salario.

El día de cierre de esta edición, otra nutrida marcha se hacía oír: eran los trabajadores del Subte reclamando el reconocimiento de su nuevo sindicato basado en el cuerpo de delegados, independiente de los matones de la UTA, y la apertura inmediata de paritarias.

Puja salarial

La puja salarial está abierta. En las próximas semanas les toca a la alimentación, los metalúrgicos y la UTA. El telón de fondo es el aumento de los alimentos, que en lo que va del año pegó un salto sideral. Los que más pierden son los que menos tienen, los trabajadores y los pobres, que deben destinar gran parte de su salario o subsidio al sustento diario. La asignación universal por hijo, desde que se empezó a cobrar en noviembre de 2009 ya perdió el 16% de su valor.

Si durante todo este tiempo algún dirigente de la CGT abrió la boca para referirse a esta situación, fue para rápidamente agregar que iba a actuar con “prudencia” y “responsabilidad”. Los empresarios, en cambio, aprovecharon para “primerear” con los aumentos de precios haciéndose un buen “colchón” de ganancias para anticiparse a las paritarias. Ahora los de la Unión Industrial Argentina tienen la caradurez de decir que “no otorgarán más del 15%” y amenazan con que los incrementos “excesivos” inevitablemente se traducirán en subas de precios. No hay ninguna relación automática, inevitable, entre suba de salarios e inflación. El problema para las patronales es que los aumentos salariales perjudican sus ganancias. Lloran, a pesar de que en 2009, y en medio del ‘estancamiento’ económico, “las ganancias de las empresas que cotizan en Bolsa crecieron en un 51,7% con respecto a 2008” (La Nación 14/3).

La moción de Kraft

Las negociaciones paritarias son una oportunidad para que los trabajadores aparezcamos en la escena nacional con nuestras propias reivindicaciones. Y la moción de la comisión interna de Kraft levanta un programa que sirve para unificar a todos los trabajadores. Como planteaban en la convocatoria, “en las paritarias tenemos que conseguir un aumento que al menos llegue a la inflación que hubo y necesitamos una cláusula por la que, si hay inflación, vayan aumentando los salarios al mismo tiempo y en la misma medida.

Queremos que el aumento sea en una sola vez y no en cuotas”. “También queremos discutir ahí todos los problemas que tenemos: categorías, convenios truchos...ritmos de trabajo, el problema de los accidentes laborales, la efectivización de los compañeros contratados y tercerizados…”.

Estas demandas son sentidas en todo el movimiento obrero. En una asamblea de sector en la planta de Siderar, los trabajadores acaban de votar que el acuerdo que se firme no supere los tres meses, previendo la inflación. Nadie quiere perder contra los precios que van por el ascensor. Ante esto, el reclamo de una cláusula gatillo que ajuste los salarios según aumente el costo de vida, como levanta Kraft, es una medida fundamental y un reaseguro para combatir la inflación.

La cuestión de los trabajadores contratados, de los que están en negro (que cobran un 40% menos), de los tercerizados, y también de los desocupados, nos involucra a todos. La división es el arma principal que tienen los empresarios para presionar a la baja de los salarios y empeorar las condiciones laborales.

Un solo ejemplo. En el verano de 2009 los empresarios se “curaron en salud” despidiendo contratados como pasó en las automotrices, e incluso en Kraft donde echaron a más de 300. Se rasgaban las vestiduras aduciendo enormes pérdidas por los efectos de la crisis económica internacional y en seguida el gobierno corrió a socorrerlos con más subsidios. La presidenta Cristina Fernández se jactaba de haberle dado a la General Motors ¡70 millones de dólares!

Hoy, en pleno repunte económico, se aprovechan de lo que “ahorraron” despidiendo en 2009 para hacer trabajar el doble a los que quedaron. La resultante es el aumento de los ritmos de trabajo, la extensión de la jornada laboral con más horas extras, mayor explotación.

Delegados paritarios elegidos en asamblea

En estas paritarias, los dirigentes burocráticos a lo sumo se preparan para regatear algún punto más de lo que ya se comieron los patrones en estos meses, y muy probablemente acepten que el aumento se pague en cuotas contra uno de los principales reclamos que viene desde las bases, es que se pague todo junto.

En el gremio de los bancarios ya negociaron un aumento del 23% y la CTERA de Yasky, Baradel y Maldonado firmó un 17% hasta junio. En las provincias que superaban el mínimo impuesto en ese acta lo que ofrecen los gobernadores es menor, como el ‘socialista’ Binner en Santa Fe que quiere dar un 7%. Los docentes de seis provincias salieron al paro, pero la dirección de CTERA los deja aislados. En realidad las direcciones sindicales han abandonado cualquier pretensión de paritaria única, que daría una tremenda fuerza para imponer el reclamo, y divide las paritarias por gremio, provincias, ramas... hasta por empresa, haciéndole un favor a las patronales.
Ante todo esto es clave discutir quién negocia en las paritarias. La comisión interna de Kraft también tiene algo para decir sobre este punto: “no podemos dejar en manos de Daer y Morán toda esa negociación de la que va a depender el futuro de miles de trabajadores. Proponemos la elección de delegados paritarios en asambleas por fábrica, que sean los verdaderos representantes de los trabajadores en las negociaciones”.

Julián De Diego, asesor de los gerentes de Kraft, no puede ocultar su nerviosismo con lo que llama “sindicalismo disidente” y denuncia: “los grupos de izquierda se instalan en las comisiones internas de las empresas y complican las negociaciones salariales en un año de inflación alta” (El Cronista Comercial).

La clase obrera aún no ha salido a luchar en forma generalizada, es cierto. Pero los patrones y los burócratas sindicales tienen buenos motivos para estar preocupados. Los trabajadores de Kraft se apoyaron en la democracia obrera, en las asambleas, eligieron nuevos delegados en la base, se han coordinado entre sí con otras fábricas, como Pepsico y Stani, salieron a la calle y también pelean al interior del gremio para imponer sus reivindicaciones. El ejemplo viene desde el sindicalismo de base e interpela a todos los trabajadores.

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