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A 70 años de la fundación de la IV° Internacional

LA CRISIS DEL TRIGO Y EL DESABASTECIMIENTO DE LAS CIUDADES

Señal de Alarma en la URSS – parte I

A inicios de 1928 se inicia la “crisis del trigo” que, a raíz de la retención de las cosechas de los campesinos ricos (kulaks) -seguidos por los campesinos medios- para aumentar sus ganancias y estímulos para la producción agrícola, provocó desabastecimiento y hambre en las ciudades.

Andrea Robles

5 de junio 2008

La “crisis del trigo” y el viraje a “izquierda” de Stalin
A comienzos del invierno de 1927 comenzaron los primeros choques entre los campesinos, que exigían el aumento del precio del trigo, y los encargados de recolectar los granos. Hacia fines de año el conflicto se agravó. Los kulaks, que tenían en sus manos gran parte del excedente de la producción agrícola, eligieron retenerlos, furiosos por el poco beneficio de intercambiarlos por insumos agrícola-industriales. Arrastrando tras ellos a los campesinos medios, provocaron hambre en las ciudades; aun cuando las cosechas de ese año estaban entre las mejores, su entrega se redujo a la mitad. Al mismo tiempo, las informaciones oficiales admitían la existencia de 1.700.000 desocupados en la industria estatal, poniendo de relieve el declive de la producción incluso respecto de los ya bajos objetivos de industrialización del país.

Frente a esta situación, Trotsky y los oposicionistas dando la pelea desde el exilio, al tiempo que mostraba los graves problemas por los que atravesaba el país, advertía sobre el peligro de una crisis económica si no se ponía límites al fortalecimiento del kulak, cobrándole impuestos en beneficio del desarrollo industrial. A despecho de las Contratesis económicas presentadas por la Oposición de Izquierda (ver Recuadro), el XV Congreso del PCUS, realizado en diciembre de 1927, votó la expulsión de sus dirigentes (quienes inmediatamente fueron detenidos y deportados a lugares lejanos, como el caso de Trotsky a Alma Ata -cerca de la frontera con China) y mantener la línea preconizada por Bujarin que desde 1924 favorecía al kulak. Stalin se burló de los “miedosos” que, pese a saber que la NEP implicaba el fortalecimiento de los kulaks. «palidecen de miedo y piden socorro” en cuanto «los kulaks asoman la nariz por un rincón».

Sólo semanas después, en enero de 1928, a poco de consumar la deportación de los principales cuadros y dirigentes de la Oposición de Izquierda, ante la gravedad de la situación generada por la crisis de abastecimiento –con la disminución en un 25% de la entrada de trigo al mercado-, Stalin pasó del “campesinos enriqueceos” a tocar la alarma, “el kulak levanta cabeza”, dando vuelta las resoluciones del Congreso de la noche a la mañana. Preso del pánico, el Comité Central (CC) tomó una serie de medidas contra los especuladores como la incautación de los stocks. Desde la editorial del diario oficial Pravda, con el título “El kulak levanta cabeza”, agregaron una serie de medidas de emergencia: el refuerzo del congelamiento de precios y la vigilancia del precio del pan. La editorial del 15 de febrero, argumentaba que “entre todas las causas de las dificultades encontradas en la recolección de granos, hay que subrayar la siguiente: las aldeas se han extendido y enriquecido. Ante todo es el kulak el que se extendió y se enriqueció. Tres años de buena recolección no han pasado sin dejar su impronta”. Y por primera vez, admitía que “El aumento de las rentas del campesinado... frente al retraso en la oferta de productos industriales ha dado la posibilidad al campesinado en general, y al kulak en particular, de guardar el grano”. Llegando a afirmar que el kulak era nada más ni nada menos que la autoridad económica en el campo, que tenía la posibilidad de arrastrar al campesino medio y que también había establecido una alianza con los nepman, los intermediarios entre la ciudad y el campo.
El artículo también denunciaba la aparición de “elementos extraños” que convivían pacíficamente con los kulaks en el aparato de Estado y en el partido. Así, Stalin iniciaba lo que se conoció como la “batalla del trigo”: más de 10.000 militantes fueron enviados al campo para poner fin al acaparamiento y en el lapso de 6 meses se reprimieron 150 rebeliones campesinas1.

“Durante varios años la Oposición exigió que se aumentaran los impuestos al estrato más rico del campesinado para volcar lo recaudado a la industria. La dirección oficial negó que los kulaks se estuvieran enriqueciendo y acusó a la Oposición de querer ‘robar al campesino’. Mientras tanto, los kulaks se habían convertido en una fuerza de cierta importancia y, arrastrando consigo a los campesinos medios, sitiaron a la industria y a las ciudades por el hambre. El apogeo de la fuerza de los kulaks coincidió con la dispersión de la Oposición (principios de 1928) por medio de la policía. La burocracia debió cambiar abruptamente su política. Se lanzó la cruzada contra los kulaks. Las medidas que el día anterior la Oposición había propuesto poner en práctica para combatir las tendencias explotadoras de los kulaks resultaron insuficientes apenas comenzó la lucha contra ellos por el trigo.”2

El viraje a “izquierda” de Stalin

Pero “¿Qué significa el nuevo viraje de febrero? Era la confesión del retraso sufrido por la industria, de la diferenciación que amenaza en el campo y del terrible peligro del kulak”3. Como explicaba Trotsky, “Toda la política de esta fracción centrista avanza bajo el acicate de dos látigos, uno de derecha y otro de izquierda. Esta fracción centrista burocrática, falta de todo fundamento de clase, se balancea entre dos trayectorias, deslizándose sistemáticamente de la ruta proletaria a la ruta pequeño burguesa…”4. Esto se debía a las fuerzas de clases que operaba en la URSS y las que la orientación estalinista-bujarinista habían impuesto al aparato de Estado y al partido. “La trayectoria política de la actual dirección no se define por esos aventurados gestos individuales, sino por el apoyo social que esta dirección ha reunido en torno suyo en su lucha contra la Oposición. Merced al aparato de Stalin, merced al régimen estalinista, las fuerzas que prevalecen sobre la vanguardia proletaria están formadas por el burócrata, el administrador, el director industrial, el nuevo capitalista, la intelligentsia de la ciudad y del campo, todos esos elementos que empieza a mostrar el kulak al trabajador diciéndoles: ‘Ya no estamos en 1918, hijo mío’”5.

Para Trotsky, la fuerza del aparato burocrático, de los nuevos propietarios, de la burguesía mundial, era gigantesca y en su traducción en el seno del partido iba a propiciar indefectiblemente, frente al novedoso giro izquierdista de Stalin, un sector opositor de derecha. “Lo decisivo no son los gestos izquierdistas, sino el curso político fundamental... No se puede estrangular al sector obrero del partido y atacar al mismo tiempo al kulak. Ambas cosas son incompatibles. El zigzag izquierdista... provocará al ser puesto en práctica una inflexible oposición en las mismas filas de vuestra mayoría”6.

El surgimiento de la Oposición de Derecha

En contraste con la Oposición de Izquierda, “la Oposición de derecha fue un fenómeno del momento que emergió en la escena política casi sin preaviso. La Oposición de Derecha no tenía antecedentes como una desviación por la simple razón que antes, su aparición, tanto como grupo de hombres como de un programa, había sido una parte indistinguible de la dirección misma”7, afirma el historiador Robert V. Daniels. Nació oficialmente a raíz de la “crisis del trigo” y fue encabezada por tres miembros del Politburó, Bujarin (presidente de la Comintern), Rikov (Presidente del Consejo Superior de Economía Nacional) y Tomsky (Presidente de los sindicatos soviéticos).

En un pleno del Comité Central de julio 1928, la derecha, en base a un informe presentado por Rikov, logró una primera victoria sobre el centro estalinista, luego de cuatro o cinco meses de política “de izquierda”, aun cuando la consiguió con el consentimiento de este último. La idea central del informe Rikov era que el desplazamiento hacia la izquierda que se produjo en febrero no era más que un episodio que había que abandonar, girando a la derecha. En dicho pleno, se levantaron todas las medidas contra el kulak y se le concedió además un aumento del 20% en el precio del trigo, con su consecuencia de conjunto inflacionaria; una recompensa que le permitiría arrastrar tras de sí, con más seguridad, al campesino medio.

Rikov, asumiendo que había subestimado la crisis, veía la causa de la crisis de abastecimiento, no en el retraso de la industria sino más bien en el de la agricultura. En el artículo “El pleno de julio y el peligro de derecha”, ya citado, Trotsky consideraba dicho argumento una burla al partido y lo denostaba: “Exigir una transferencia de recursos financieros desde la industria hacia la economía campesina individual, es elegir, no sólo el camino de la burguesía, sino el de la burguesía agraria, reaccionaria…”. El desarrollo de la industria aun cuando es más avanzado que la técnica en la agricultura, no había permitido no sólo jugar el rol verdaderamente socialista de dirección y transformación frente al campo, sino que ni siquiera alcanzaba a abastecer las necesidades corrientes de las aldeas y de esa manera retardaba el desarrollo. Pero “Concluir que esta consecuencia del juego, durante siglos, de la ley del desarrollo desigual de las diversas partes de la economía, puede ser vencida, o al menos atenuada, por la reducción de los ya reducidos fondos destinados a la industrialización, equivaldría a combatir el analfabetismo cerrando los establecimientos de enseñanza superior. Esto sería hacer mella en el armazón mismo del progreso de la Historia”8.

No obstante, Rikov trazaba el objetivo, en breve plazo, de duplicar la cosecha por hectárea mediante subsidios, pero “callaba” sobre las consecuencias del aumento “por dos” del desequilibrio entre el campo y la ciudad que la “crisis del trigo” había puesto de relieve. Para Trotsky la política de la Oposición de Derecha conducía a una “neo-Nep”, es decir, a una restauración del capitalismo por etapas. Y es que la desproporción aumentada, y más aún por la lentificación de la industria que proponía Rikov, se haría tan amenazadora que le permitiría a este último, con una relación de fuerzas más favorable, desenrollar el resto de su programa, es decir, exigir la abolición del monopolio del comercio exterior9.

Rikov se “equivocaba” cuando adjudicaba a la Oposición de Izquierda las medidas de violencia administrativa aplicadas por Stalin contra el kulak; por el contrario, era el precio a pagar por la orientación errónea que Rikov ahora pretendía profundizar. Pero tenía razón cuando adjudicaba a los trotskistas querer impedir el triunfo de la derecha. Porque para la Oposición de Izquierda, “La derecha es la llave que usan las clases enemigas. El éxito de la derecha no sería más que una victoria, temporalmente disfrazada, de la burguesía sobre el proletariado…El partido tiene que levantar su voz. La vanguardia proletaria tiene que tomar en sus manos su destino. El partido tiene que discutir extensamente entre sus tres líneas principales, derecha, centrista y leninista. El partido tiene necesidad de integrar a la Oposición a sus filas. El partido tiene necesidad de un Congreso honestamente preparado y elegido”10.

Impidiendo el nexo de la Oposición de Izquierda, que se vio fortalecida en este primer momento (ver El fortalecimiento momentáneo de la Oposición de Izquierda ), con las bases del partido y la vanguardia proletaria, mediante más deportaciones y el endurecimiento de las condiciones carcelarias, Stalin, a partir de septiembre de 1928, retoma la ofensiva “a izquierda” para ganar el poder del aparato cuya iniciativa había quedado en manos de la Oposición de Derecha.

En la próxima entrega desarrollaremos este proceso, que culmina con la colectivización forzosa del campo y el desarrollo acelerado de la industria, y el debate sobre la estrategia y táctica del Estado soviético que reabre el viraje de Stalin y que tendrá importantes secuelas para la Oposición de Izquierda.

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