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Comunicados de prensa

En el Instituto del Pensamiento Socialista Karl Marx

Se realizó la presentación de la Revista Lucha de Clases N° 5

Prensa PTS

8 de octubre 2005

El pasado viernes 7 de octubre, se realizó la presentación de la revista “Lucha de Clases” a cargo del sociólogo Nicolás Iñigo Carreras (PIMSA), el filósofo y docente Hugo Calello (UBA) y Christian Castillo, dirigente del PTS y director académico del Instituto del Pensamiento Socialista “Karl Marx” con la asistencia de más de 100 estudiantes, docentes y trabajadores. La charla que se realizó en la sede del Instituto se centró en torno al tema central de la revista “Disposición objetiva y subjetiva de las fuerzas de la clase trabajadora”, la experiencia de un integrante de la comisión interna de la fábrica TVB (ex Jabón Federal) recientemente formada luego de un importante conflicto, entrelazó tanto la elaboración teórica con el proceso vivo de la situación actual de la clase trabajadora.

Presentamos aquí un extracto de las principales intervenciones.

Franco (Comisión Interna de TVB)

Jabón Federal era la fábrica más importante de La Matanza. En los 90 fue privatizada y hubo despidos masivos. Desde el ’98 no había comisión interna ni ningún tipo de organización que defendiera los derechos de los trabajadores, entregados uno tras otro por la burocracia sindical. En esas condiciones un grupo de compañeros de jóvenes de entre 19 y 25 años, decidimos organizarnos para pelear por nuestros derechos y recuperar lo perdido. Por este motivo fuimos despedidos y estuve un mes afuera de la fábrica, ya que la empresa sabía que no se podía evitar que se armara la comisión interna, pero quería que no fuera integrada por activistas combativos. Durante ese mes dimos una lucha durísima contra la empresa. Los compañeros pararon adentro de la fábrica, hicimos un petitorio que fue firmado por diputados y personalidades y organizamos el fondo de lucha, participamos de tres audiencias en el Ministerio de Trabajo con el asesoramiento de los compañeros del CeProDH y a partir de toda esta pelea logramos una medida cautelar a favor de mi reincorporación, en la cual se reconocía mi derecho a presentarme como candidato a las elecciones de Comisión Interna. Este primer triunfo convenció a los compañeros que tenían más dudas y nos preparamos para las elecciones. La burocracia armó una primera maniobra que era que cada trabajador no votara por una lista sino por un solo candidato, de esta manera aunque perdieran iban a tratar de meter alguno de ellos en la comisión interna. La junta electoral, o sea la comisión directiva del sindicato, decidió que la elecciones sería sin fiscales.
Por eso con los compañeros nos organizamos para enfrentar el fraude y en vez de cinco fiscales, que era lo que reclamábamos en un petitorio, hubo finalmente doscientos compañeros pegados a las urnas para garantizar la trasparencia de las elecciones. Enfrentamos las presiones de la empresa durante toda la jornada, hasta que se terminó de votar y los dos candidatos del sindicato sacaron 17 votos y mis compañeros y yo sacamos 161. Lo importante y que tiene que ver con lo que está escrito en la revista es que todo este proceso fue sostenido por un activismo nuevo de trabajadores jóvenes y con el método de la asamblea para la toma de decisiones, enfrentando a la empresa, la burocracia del sindicato y el ministerio de trabajo. Estos son elementos nuevos que antes no estaban presentes en el movimiento obrero industrial. Ahora con la nueva comisión interna nos proponemos recuperar las conquistas perdidas y estamos exigiendo que se reabra la negociación del convenio colectivo.

Nicolás Iñigo Carrera

Hay que rescatar el trabajo del IPS y la revista en la cual hay una construcción de los datos, un análisis a partir de instrumentos teóricos y un trabajo complejo sobre la realidad, lo cual es muy valioso. La revista hace un aporte al conocimiento de la realidad de la clase obrera, que pone de relieve la centralidad de la misma en la sociedad argentina y el mundo capitalista.
El cambio más importante desde los año ’70 es la conformación de una población sobrante para las necesidades del capital que alcanza a dos tercios de la población. Este sector no sólo se compone de trabajadores desocupados sino también de trabajadores ocupados. Y no hay ninguna política dentro del sistema capitalista que pueda resolver este problema.
La otra discusión importante, sobre quién es el sujeto, que en los últimos años se ha discutido si era los desocupados o los ocupados... Hay en la revista un gráfico que pega en los ojos, porque muestra el peso de los trabajadores ocupados asalariados y que la mayor parte de la clase obrera se constituye de trabajadores ocupados.
Por otra parte si analizamos las características de los procesos de rebelión entre el ’93 y el 2001, el principal protagonista es el sector ocupado de la clase obrera. Sólo en 2001, los desocupados ocupan el primer lugar.
Sobre la dicotomía entre los trabajadores ocupados y desocupados: Marx decía que la superación de esta forma de organización social capitalista se iba a lograr cuando se lograra superar la separación entre la inteligencia y el activo de la clase obrera.

Christian Castillo

Yo voy a hacer como de presentador de los artículos del dossier empezando por el de Adriana Collado y Cecilia Feijoo. El artículo tiene dos méritos muy importantes que voy a explicar. Porque la contabilidad de Industria y Servicios de la estadística oficial dice algo, pero que por la precarización, trabajadores terciarizados hacen lo mismo que hacían antes en la industria pero la estadística los cuenta diferente, el artículo explora a partir de la actividad operativa del trabajador y muestra que se mantiene un alto componente de producción de bienes en el sector que la estadística considera de servicios.
A partir de la devaluación, desde el 2002 a esta parte la industria crece a un ritmo más alto que la economía en su conjunto y aunque todavía con niveles importantes de precarización hay un crecimiento absoluto del proletariado industrial. El otro aporte del artículo para profundizar es la indagación sobre la relación de sobretrabajo y subocupación, donde el subempleo y la desocupación permiten al capital superexplotar a los trabajadores ocupados.
Desde el punto de vista subjetivo, se expresa un pequeño cambio de tendencia donde los trabajadores industriales empiezan a pelear por recuperar parte de sus conquistas perdidas, como los tres paros en Siderar. En Siderca hay marchas internas por la efectivización de los contratados y los reclamos salariales.
Estos procesos demuestran que ningún mecanismo de división, entre efectivos y contratados, entre ocupados y desocupados, es imposible de superar. Y en esto juega un papel clave la política que se den las organizaciones obreras para unificar las filas del proletariado.
Por último y para hacer referencia a un artículo en que estoy implicado más directamente que es el del ARS. En ese trabajo vemos, partiendo de la definición que los trabajadores hacen de sí mismos un cambio importante, que es un cambio de la identidad asumida por sus padres a la suya propia, de peronistas a apolíticos, donde una pequeña minoría son votantes de la izquierda.
Los trabajadores que se definen como clase obrera son en su mayoría hombres grandes de identidad peronista, mientras que los que votan a la izquierda en su mayoría se definen como de clase media o clase baja. Esto muestra que hay un proceso de diferencia de la experiencia generacional que provoca un movimiento de identidades complejo, porque en una situación de mayor actividad de la clase obrera, los trabajadores que hoy se reivindican apolíticos pueden ser más receptivos a las ideas de la izquierda, dando lugar a una superación parcial del estadio anterior donde el apoliticismo convivía con un fuerte retroceso durante los 90.
Entre los trabajadores encuestados del ARS vemos que hay muchas opiniones influenciadas por ideas de la izquierda: la legitimidad de las fábricas recuperadas, la identificación del enemigo por ejemplo en el FMI. Pero a la hora de pensar una salida por la positiva el resultado es más contradictorio: en primer lugar la respuesta es “que inviertan los capitalistas”, en segunda lugar el Estado y sólo en tercer lugar la reducción de la jornada laboral.
Por otra parte el resultado muestra que los encuestados ven bien la idea de un partido propio de la clase trabajadora, que expresa la crisis de los viejos partidos patronales.
En definitiva hay un fenómeno en gestación que contiene aspectos clasistas y aspectos no clasistas, pero forma parte de una realidad muy dinámica. Aportar al conocimiento de este proceso subjetivo de la clase obrera es un aporte muy importante de la Encuesta Obrera.
En relación con las polémicas que se dieron a partir del 2001 sobre la centralidad de los trabajadores desocupados: se han dichos verdaderos disparates. Por ejemplo los compañeros de Razón y Revolución escribieron que los piqueteros eran el eje porque la clase obrera ocupada no iba a luchar si no había hiperinflación....
El error consiste en transformar un momento (donde cobró mucho peso el movimiento piquetero) en una tendencia absoluta. Porque mientras sigan vigentes las determinaciones generales del capitalismo, los asalariados pueden perder peso, pero la fuerza social de los desocupados no puede remplazar por sí sola la de los trabajadores ocupados.

Hugo Calello

Lo primero que hay que decir de la revista es que el título “Lucha de Clases. Revista Marxista de Teoría y Política” es una provocación, porque habla un lenguaje del que muchos han claudicado, Por eso la provocación del título es también una provocación respecto al contenido de lo que la teoría marxista tiene que decir y que en muchos casos fue transformado en una etiqueta. Hay una propuesta de la política como teoría y como política construida en la sociedad argentina. Aquí se plantea un juego entre pasado y presente que, en términos gramscianos es del presente al pasado. Entonces hay una relación pasado/presente, una relación presente/pasado y una propuesta hacia el futuro.
En la revista hay un análisis de gran capacidad de síntesis descriptiva, que expresa muy claramente qué ha pasado con la clase obrera contra el pensamiento hegemónico de la desaparición de la clase obrera, dando cuenta de los cambios que ha sufrido pero de su permanencia como clase. Lo nuevo de la subjetividad en la sociedad argentina es un fuerte cuestionamiento de un movimiento obrero que estaba controlado y contenido por los dirigentes de la CGT y la parte oficial de la CTA. La revista cumple con este approach a la clase obrera, analizando por ejemplo el proceso de las fábricas recuperadas desde una vinculación praxística y no meramente académica de la nueva subjetividad, donde los trabajadores se plantean el derecho a trabajar dentro de un trabajo no alienado, estableciendo una relación entre la desalienación del trabajo y el poder político, como en Zanón donde hay un salto hacia lo político en la relación con la comunidad.

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