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Comunicados de prensa

Se presentó la Revista LUCHA DE CLASES en Sociales UBA

Prensa PTS

11 de abril 2005

En el aula Kosteki-Santillán colmada por unos 150 estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales, se realizó este miércoles 6 de abril la charla “Intelectuales y política en la Argentina actual”, organizada por la agrupación En Clave ROJA en Oktubre, Presidencia del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales. El debate fue parte de la presentación del número 4 de la Revista Lucha de Clases, publicación de teoría y política marxista. Estuvieron presentes en el panel Lucas Rubinich, Director de la Carrera de Sociología, Christian Castillo, ex Director y docente de la Carrera de Sociología, y dirigente nacional del PTS, Néstor Kohan, docente de Filosofía en la Carrera de Sociología y de la Cátedra Che Guevara en la UPMPM, y Juan Dal Maso, del Consejo Editorial de la revista. El debate estuvo centrado en el dossier de la Lucha de Clases: Intelectuales Argentinos, utópicos reformadores de un orden social agotado.
La charla comenzó con la intervención de Juan Dal Maso, quien presentó los artículos de la revista, analizando la ubicación que tienen en la actual situación nacional tanto los intelectuales “social-liberales” (Punto de Vista, Club de Cultura Socialista, etc.) como los “nacional-populistas” (expresados por ejemplo en Horacio González, Nicolás Casullo o José Pablo Feinman), que de conjunto agrupan a quienes han tenido un lugar hegemónico dentro de las ciencias sociales tras la caída de la dictadura. Señaló la crisis en la que habían entrado estos “teóricos de la normalización institucional” con las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, y cómo los “nacional populistas” habían ganado el primer plano como sostenedores del gobierno de Kirchner. Destacó que pese a sus controversias mantienen una matriz común en compartir lo “insuperable de los marcos de la democracia burguesa y su rechazo a todo intento de intervención desde abajo por parte del movimiento de masas. Ambos limitan el horizonte de la política a las iniciativas que vienen desde arriba y por eso se han ubicado alternativamente como consejeros de los políticos radicales o peronistas”. Frente a estas dos visiones, Dal Maso señaló que la moda “autonomista” que brotó luego de diciembre de 2001, demostró su completa inconsistencia, terminando quienes la adoptaron por teorizar distintas formas de convivencia de los nuevos fenómenos con el poder capitalista. Contra todas estas corrientes, Dal Maso resaltó el desafío de Lucha de Clases por poner en pie una intelectualidad comprometida con las luchas de la clase obrera (en el momento en que la misma sale a luchar, con los trabajadores del subte, Zanón o telefónicos como referentes) e involucrada en la recreación y difusión del marxismo revolucionario para la transformación de la sociedad.
Seguidamente tomó la palabra el Director de la Carrera de Sociología, Lucas Rubinich, quien señaló su origen en la tradición “nacional y popular” criticada en el dossier de la revista. Rubinich remarcó la necesidad de pensar las tradiciones nacionales abriendo la posibilidad de amalgamarlas con las grandes experiencias revolucionarias de la humanidad de los últimos 150 años. Cuestionó la matriz individualista dominante en el pensamiento de los ’90, y cómo éste se había impregnado entre los intelectuales progresistas. A pesar de provenir de una tradición diferente rescató la seriedad del artículo de Dal Maso en el dossier: “Se toma los debates muy en serio y la crítica es una crítica argumentada. Cuando uno tiene argumentos recoge lo mejor de las tradiciones, de la propia tradición a la que pertenecen los compañeros, de la tradición que dice vamos a emplear el recurso de la argumentación contra el puro efectismo, que es la estética dominante, contra el golpe bajo que aparece frecuentemente en muchas de esas estéticas.(…) Yo saludo y celebro la presencia de la revista y mis felicitaciones a los compañeros que no solamente tenemos discusiones sino que tenemos afectos también comunes a través de nuestra participación en algunas zonas”.
En tercer lugar intervino Néstor Kohan, quien planteó: “Me parece muy interesante poner como dossier el tema de los intelectuales, sobre todo en una revista marxista, porque me parece que no solo en la Argentina, pero si en la Argentina, la izquierda marxista y la izquierda populista ha habido una subestimación muy grande de la cuestión intelectual. Hubo dos grandes matrices en la Argentina de sospecha previa al análisis, previa a la argumentación como se decía acá, acerca de los intelectuales: la idea de que el intelectual por definición es un pequeño burgués por lo tanto como toda pequeña burguesía oscila, siempre está al borde de la traición (…) Me parece que ha habido en nuestra izquierda dos tradiciones muy fuertes donde esa sospecha está. Esas dos grande tradiciones son en primer lugar el stalinismo y en segundo lugar la izquierda peronista. (…) Hay que recuperar la crítica de Gramsci a esa visión anti-intelectualista. Me parece que hay que retomar el tema de la ofensiva, por eso creo que la mayor virtud de esta revista es ese espíritu de ofensiva”. 
A cargo del cierre de la charla estuvo Christian Castillo, que entre otros puntos destacó: “La tarea que tenemos como intelectuales revolucionarios, como militantes revolucionarios hoy, en el plano del debate de ideas, es efectivamente poner a la teoría marxista mucho más a la ofensiva. A la ofensiva significa entrar más de lleno en el debate de estrategias. (…) La generación marxista que enfrentó los difíciles años ’90 tiene el mérito de haber resistido, y también de haber dado ciertos saltos en la elaboración para explicar el mundo contemporáneo. Pero ahora estamos en un nuevo momento. Es un momento donde parte de lo acumulado hay que transformarlo en producción de nuevo conocimiento sobre la realidad no sólo en la crítica a las otras producciones que haya, sino conocimiento propio, y también en el terreno de tratar de demostrar una superioridad en cuanto a la estrategia política. Porque estamos enfrentados frente a un nuevo desafío que tenemos que enfrentar no de una forma inmediatista, sino viéndolo como parte de un proceso en el que vamos a estar algunos años. La burguesía está viviendo una crisis de hegemonía (…) estamos en una transición donde el peronismo y el radicalismo no van a ser aquello que eran, vamos a ver en los próximos años la emergencia de nuevas formaciones políticas y está abierta la posibilidad que los trabajadores superen la experiencia peronista y avancen en la conquista de su independencia de clase. Nosotros tenemos el desafío de cómo nos preparamos para eso, en un momento en el que la clase obrera empieza a tomar dimensión de que tiene poder social para enfrentar al capital. (…) En esa nueva situación el debate que hacemos desde la revista es tratar de reflexionar, de saldar cuentas con distintos sistemas de ideas pero pensando cómo incidir en ese proceso, es decir qué estrategia política y que tácticas políticas y qué proyecto más general tenemos que plantear para que la salida de la crisis orgánica no sea una salida a la italiana (…) ni tampoco una salida cesarista reaccionaria, ni el recauchutaje de los viejos partidos, sino que esa fuerza vacante que es la clase trabajadora en tanto fuerza política logre darse una alternativa revolucionaria que le permita disputar el poder con la clase enemiga”.
 

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