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Informaciones Obreras

Neuquén, Rincón de los Sauces

Se levantó la huelga petrolera

30 de noviembre 2006

Todos conspiraban contra la huelga. Después que se levantó el paro nacional del sector petrolero, los obreros del Equipo 216 de la Pride salieron contra esta patronal multinacional y enfrentando a la burocracia sindical del Caballo Pereyra. El peligro estaba latente. Si triunfaban en sus demandas, la rebelión podía extenderse a las otras empresas y cuencas petroleras y gasíferas.
El asilamiento del Equipo 216 había comenzado a romperse cuando, equipo tras equipo, los petroleros de la Pride paraban las actividades en los pozos dispersos en distintos puntos de la provincia. Sus familias y algunos vecinos de las localidades de Rincón y Plaza Huincul los acompañaban en los yacimientos. Al mismo tiempo, los obreros de Zanon, los docentes de ATEN y los partidos de izquierda acompañamos a la delegación que se estableció en Neuquén y, entre otras cosas, organizamos volanteadas en la base de la Pride y los puentes. 

La Santa Alianza
La respuesta de la patronal no se hizo esperar. Cuenta un compañero que “la cantidad de presión de parte de Pride fue mucha. Mandaron telegramas de intimación y llamaban a nuestras esposas, amenazándolas. Yo tengo un sobrino al que llamaban a su madre para presionarla. Esta empresa lo que creó fue una psicosis colectiva en nuestra familia. Muchos de nuestros compañeros que aflojaron lo hicieron porque nuestra familia estaba mal”. Les cortaron el agua potable de los yacimientos, el gobierno nacional movilizó la Gendarmería a Loma de La Lata y la policía provincial se desplazó a los pozos. El sindicato, por su parte, dejaba aislados a los huelguistas, denunciaba la huelga y los amenazaba con expulsiones y desafiliaciones. Decía un compañero en el Equipo 209: “Yo respecto al sindicato me siento muy defraudado porque toda mi vida aporté, para que hoy esté cómo está, con su aire acondicionado, con sus cuatro por cuatro… me hubiese gustado que Pereyra o Arévalo se hubiesen acercado a hablar”.

La provocación
La presión combinada de la patronal, la burocracia y el gobierno hizo que un sector de trabajadores comenzara a volver a las actividades. Pero, a pesar del temor, la huelga se mantenía en algunos yacimientos.
Así, en un extraño episodio en la tarde del domingo, un grupo de operarios de la Pride que iba a trabajar al yacimiento de Sierra Chata fue atacado por desconocidos. Inmediatamente la burocracia salió a culpar a los huelguistas tildándolos de “mercenarios” y “apóstoles de la violencia” y amenazando con “iniciar acciones legales civiles y penales que procuren la obtención de la justicia necesaria para poner a los inadaptados donde deben estar: entre rejas”1. La empresa aprovechó y duplicó su ofensiva mandando telegramas de despido. “Lo que pasó con el sindicato –explica uno de los compañeros despedidos– es que el rol que jugó fue el de estar de acuerdo con la empresa para desestabilizar nuestro reclamo, armar lo de la golpiza”.

El día después
La huelga se quebró después de la provocación. Las suspensiones se mantienen en algunos equipos y algunos activistas y referentes fueron despedidos. “Todos sentimos el miedo –dice uno de ellos– pero también tenemos adentro el valor, el coraje. Tenemos valores y también podemos vencer los miedos”. La huelga era difícil por los intereses que tocaba, pero no parece que vaya a ser la última. “Yo opino que el León, cuando ataca, da un paso para atrás para medir. Nosotros ahora dimos un paso para atrás, como el león, y vamos a volver a atacar”.

Corresponsal

1 Solicitada del Sindicato de Petróleo y Gas Privado, 27/11/06.

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