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MURIO EL COMPAÑERO JOSE CHANCHO BERNACHEA, OBRERO DE TERRABUSI

Se fue uno de los nuestros

José, el “Chancho” era para todos nosotros, un viejo laburante que tenía cerca de 32 años de fábrica y 29 en el turno noche en el sector amasadora de Kraft. Era un tipazo, una excelente persona en todos los terrenos de su vida.

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21 de julio 2011

Se fue uno de los nuestros

por Oscar Coria, delegado de Kraft en lucha por su reincorporación y dirigente del PTS
 

José, el “Chancho” era para todos nosotros, un viejo laburante que tenía cerca de 32 años de fábrica y 29 en el turno noche en el sector amasadora. Era un tipazo, una excelente persona en todos los terrenos de su vida.

El Chancho vivió los ‘70 de pibe, era un prole. Entró en una fábrica a los 14 años para limpiar pero a la semana ya estaba en la producción, en el balancín. Con esa edad fue a dos reuniones de la famosa coordinadora de Norte, en el año 1975 llevado por un delegado. Cuando participó hace poco de los encuentros obreros de zona norte decía que le hacían acordar a aquellas reuniones. Se movilizó hasta General Paz en la histórica marcha del Rodrigazo. Contaba que era impresionante como salían de todos lados obreros que se iban sumando. Eran Jornadas Revolucionarias dentro de un ascenso que le quedaron muy grabadas. Llegó la dictadura y el horror de ver cadáveres apilados que iban a ser quemados. También le quedaron esas imágenes grabadas.

El Chancho era parte de una generación de viejos obreros que hasta el 2007 eran escépticos de que organizándonos se podía ganar. Ellos cargaban en sus espaldas con las derrotas de la dictadura, de los ‘80 y los ‘90. Pero desde el 2007, después del primer corte de Panamericana en la pelea que dimos por salario y efectivizacion de los contratados, empezó a acompañar como activista diciendo presente en cada una de las luchas. Luego de la gran lucha del 2009, donde terminamos con esa conquista que tenían las patronales el haberles hecho creer a los obreros que no valía la pena luchar, ya demostramos que podíamos derrotar a un monopolio y también enfrentarnos a la burocracia sindical, a la represión del gobierno y hasta la embajada yanqui. El Chancho, como tantos otros en Kraft y en otras fabricas, volvieron a creer. A partir de allí, tuvo asistencia perfecta en cada corte, en cada movilización, en cada marcha. Incluso viajó a Villa Constitución a solidarizarse con la lucha Paraná Metal.

El Chancho murió en la madrugada del sábado 16, en el baño de la fábrica.

Se sentía descompuesto pero prefirió ir a descansar un rato al baño en vez de ir al servicio médico, porque como todos/as los trabajadores/as de Terra, sabía que en ese reducto de médicos “animales” al servicio de la patronal, lo único que iban a decirle era que volviera a trabajar, como fue con Marcela Ortega. La patronal es responsable de haber destrozado su salud, de haberle impuesto condiciones de trabajo tremendas y jornadas de laburo extenuantes, con extras incluidas, durante 31 años. Mientras la empresa se llenó de ganancias incontables, el Chancho, después de haber laburado toda su vida, murió pobre, tan pobre como era a los 14 años, cuando consiguió su primer trabajo. El Chancho murió en el baño, pero la ambulancia tardó una hora y media en llegar.

Por eso la Comisión Interna de Kraft exige una ambulancia con toda la tecnología necesaria y que los médicos sean elegidos con la opinión de los propios trabajadores. Bajar los ritmos de producción y jornada de 40 horas semanales, con salario igual a la canasta familiar, para que los fines de semana los trabajadores puedan descansar y disfrutar.

Nosotros tenemos el orgullo de que el Chancho, contra todo escepticismo, a los 52 años, haya comenzado a reunirse, a organizarse y a militar en común con nosotros y a empalmar con nuestro programa y estrategia, con el entusiasmo de un adolescente, de un joven que empieza a comprender que para terminar con este sistema, para barrer a los empresarios, para sacarnos de encima a la burocracia sindical y a todos los que quieren que continúe la opresión y la explotación de la clase obrera, hace falta hacer política, hace falta construir una corriente clasista y hace falta un partido revolucionario.

Nos demuestra que es posible avanzar en poner en pie, con viejos compañeros que vienen de los setenta, como el Chancho, como con jóvenes obreros del sindicalismo de base, una corriente de obreros con conciencia de clase, decenas de trabajadores que, como él, están contentos por conocer ideas revolucionarias y por ser libres en muchas cosas.

Nosotros, nos decía el Chancho, le dimos de alguna manera las asambleas.
Lugares donde muchos obreros hablan y votan, deciden y se sienten bien, en algún sentido libres, dueños en parte de su destino. Esto significa para nosotros sentar una nueva tradición, una educación en el clasismo en cientos de compañeros con los cuales compartimos a diario el trabajo en la fábrica y la militancia.

En estas últimas semanas comenzamos a discutir con el Chancho nuestro balance de los ‘70, por qué faltó un partido revolucionario y eso fue clave para que él se propusiera avanzar con nuestra organización, empezando a cuestionarse elementos de su vieja ideología peronista. En un gesto enorme de su convencimiento de ésta perspectiva, acercó entusiastamente a su hija menor de 14 años, a la juventud del PTS, con un orgullo que se le salía del pecho, porque luego del conflicto del 2009 también sacó la conclusión del potente rol que pueden jugar los jóvenes en unidad con la clase trabajadora.

Estamos muy tristes por su partida prematura. El lunes, bajo la lluvia, junto a su familia y decenas de compañeros de la fábrica, lo despedimos en el cementerio de Benavídez. Antes, unos 100 obreros de Kraft pasaron por la casa velatoria. La empresa mandó una corona cínicamente, pero un compañero le sacó la cinta con el nombre de la empresa. También se acercó gente de la empresa y del Sindicato. Con humildad se les pidió que se vayan. Y tuvieron que irse. El lunes por la mañana el compañero Hermosilla informó a los trabajadores de la mañana lo que había ocurrido y junto con el resto de la interna salieron de la fábrica que se había mantenido “de asueto” desde el sábado a la madrugada hasta el lunes por la mañana. La compañera Lorena Gentile, de la Comisión Interna, dedicó en nombre de todos unas palabras muy emotivas “nosotros la vamos a seguir peleando con mas fuerza ahora, porque eso es lo que quería el Chancho y así lo vamos a recordar en cada lucha, compañeros, ese va a ser nuestro mejor homenaje”. Y así el Chancho va a estar en cada lucha, en cada corte, en cada marcha.

 El martes a la 5 de la mañana, los trabajadores del turno noche pararon e hicieron un acto de homenaje dentro de la fábrica, explicando las responsabilidades de la empresa en todo esto.

Su vida, su ejemplo, es para nosotros una razón más para redoblar la pelea por seguir construyendo un partido obrero revolucionario que se proponga terminar con este sistema miserable, donde una minoría de parásitos se enriquece a costa de la explotación de millones y donde la vida obrera no vale nada, para dar paso a una sociedad libre, sin explotadores ni explotados.

COMPAÑERO JOSE CHANCHO BERNACHEA, PRESENTE!!!

Prensa

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