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DEBATE SOBRE LA CRISIS EN LA CTA

Se abrazan los Hugos ...y patina el PO

El “abrazo” de Yasky con Moyano despertó al Partido Obrero que se ha desayunado tarde de la crisis de la conducción de la CTA, cada vez más dividida entre el ala oficialista y la de Víctor De Gennaro emblocada con la centroizquierda del “Grupo A”, de Pino Solanas y Claudio Lozano. Es extraño tratándose de un partido que centra su trabajo sindical en los gremios docentes.

Manolo Romano

6 de mayo 2010

Se abrazan los Hugos ...y patina el PO

El “abrazo” de Yasky con Moyano despertó al Partido Obrero que se ha desayunado tarde de la crisis de la conducción de la CTA, cada vez más dividida entre el ala oficialista y la de Víctor De Gennaro emblocada con la centroizquierda del “Grupo A”, de Pino Solanas y Claudio Lozano. Es extraño tratándose de un partido que centra su trabajo sindical en los gremios docentes.

Lo peor es que, además de tarde, el PO se posiciona mal ante la división entre dos proyectos burocráticos y pro-patronales. Después de meses de realizar una campaña de desprestigio contra los dirigentes de Zanon y el Sindicato Ceramista de Neuquén que vienen planteando un agrupamiento clasista en la CTA, es decir independiente de las dos alas burocráticas y pro-patronales en disputa, el PO termina recostándose en una de ellas. O mejor dicho: justamente por darle la espalda al proyecto del Plenario de Trabajadores Clasistas que aglutina a lo más granado del sindicalismo de base, es que no pueden sostener una posición independiente ante los proyectos en que se divide la cúpula burocrática de la CTA.

La “catástrofe” de la ruptura y el “Milagro” de la unidad

La orientación del Partido Obrero es, según una nota de Jorge Altamira, “una convocatoria contra la división de la CTA y contra la transformación completa de la CTA en un apéndice del pejoto-kirchnerismo (con Sabbatella incluido)”.

El PO señala perfectamente que la fracción encabezada por De Gennaro forma parte de un bando de la centroizquierda patronal. No obstante, establece un “enemigo principal”: el copamiento oficialista de la CTA y la consiguiente fractura de la “central alternativa”. La división entre las dos alas, según el PO, “anticipa la ruptura de la CTA: ni él ni Yasky aceptarían encubrir, si son derrotados, proyectos antagónicos”. En tanto, los partidarios de De Gennaro, siempre según el PO “se enfrentan ante el problema de la capitulación de este sector ante Yasky y ante la perspectiva de su liquidación como corriente política”. Concluyen: “estamos no solamente ante una perspectiva de ruptura de la CTA, sino ante la certeza de su copamiento por Yasky y los K; de la transformación de la CTA en apéndice del kirchnerismo; y por último, e igualmente importante, de la liquidación de la corriente de De Gennaro”.

La fractura “catastrófica” que el PO aventura como un hecho para la CTA, es contradicha por el propio Hugo Yasky. Como acaba de declarar en el ultra-oficialista diario El Argentino: “todavía tenemos la posibilidad de lograr una lista de unidad. Es en septiembre. Quizá podamos llegar a una síntesis y, si no, es confrontar distintas miradas sobre lo que está ocurriendo en Argentina y lo podemos hacer en un clima de democracia y demostrar que se puede discrepar y que eso no significa necesariamente la fractura ni la fragmentación de la construcción”.

El “Milagro” de la lista unitaria en las elecciones de la central podría aportarlo, justamente, Milagro Sala. La jefa de la Tupac Amaru es, sin desgarrarse, kirchnerista y degenarista al mismo tiempo. “Es la prenda de unidad”, dicen en el bando de De Gennaro para zafar de una derrota. Como se ve, el PO pretende disfrazar de “antagónicos” dos proyectos que, en esencia, han convivido “capitulando” uno al otro todos estos años. Para muestra está a la mano el apoyo que ambos han brindado a la construcción del UNE en Neuquén que se fusionó en una alianza de gestión municipal en el gobierno de Farizano en la Capital de la provincia, aportando funcionarios, junto a radicales K y kirchneristas.

¿’Degennarismo consecuente’?

En fin, en lugar de una política clasista, independiente de ambas alas burocráticas y de conciliación con proyectos patronales, el PO ejerce una suerte de “degennarismo consecuente”. No es casual ya que comparte con sectores de esta ala de la dirección de la CTA un statu quo hace años en los organismos sindicales de los docentes como AMSAFE (donde ahora el PO reivindica al fundador de la CTA Germán Abdala). O de los docentes universitarios (de la Conadu Histórica) que, recordemos, en setiembre de 2005 (en momentos de la gran lucha del Garrahan) levantaró inconsultamente, y por Clarín, la última de las huelgas importantes del gremio ante la oposición de masivas asambleas que habían rechazado la oferta salarial por insuficiente en Salta, Jujuy, San Juan, Cuyo, Tucumán, UTN y Luján. Esto, sin perjuicio de haber mantenido un statu quo, también durante años, junto al sector de Yasky en el gremio telefónico donde fueron parte de la misma agrupación, ‘El Frente’, con Claudio Marín de la CTA y compartieron, acríticamente, junto a él y Iadarola de la CGT la directiva de FOETRA, verdaderos precursores del “acuerdo estratégico” entre los Hugos.

Parte de esta ubicación del PO de recostarse en el “Grupo A” de la CTA se vio en la jornada de ATE del pasado 7 de abril donde, al mismo tiempo que firmaron junto a los sectores clasistas como la Lista Marrón de ATE Capital, el Garrahan y la junta interna del INCAA una crítica al programa de la conducción del gremio, participaron ‘con bombo, bandera y vincha’ de su acto frente al Congreso que tenía como demandas centrales “más Estado” y “coparticipación federal” de acuerdo con la oposición patronal y sojera que lo debatía, en ese mismo momento, en el recinto en torno al “impuesto al cheque”.

¿Junto a los promotores de otra “Ley Mucci”?

Ante la cuestión de la “libertad sindical” y el abrazo de los Hugos, el PO sostiene que “El asunto que los separa, el reconocimiento gremial de la CTA, ha pasado a un segundo plano”. Esto es relativamente cierto para el sector de Yasky. En tanto, los partidarios de De Gennaro, como Claudio Lozano y Victoria Donda, presentan en la comisión parlamentaria de la Cámara de Diputados un proyecto de “Ley de Garantismo Sindical”, ante la presencia de la OIT y mientras se realice la marcha frente al Congreso convocada por la CTA, que en principio ya cuenta con el aval del bloque de la Coalición Cívica de Carrió y Patricia Bullrich. Es decir, que la “cuestión sindical” puede reproducir similares alineamientos que la “cuestión agraria”. El PO reclama, correctamente, la derogación de la Ley de Asociaciones Profesionales, pero coquetea con quienes pretenden una reforma desde arriba para que puedan existir varios sindicatos por rama, reemplazando el actual “modelo sindical” del “unicato” peronista por otro “modelo” similar al de los sindicatos europeos, de matriz socialdemócrata, ambos manteniendo la injerencia del Estado y sus leyes sobre la libre organización de los trabajadores. Sólo ubicándose desde el sindicalismo de base, es decir desde un punto de apoyo tendiente al clasismo, se puede evitar caer en uno u otra ala de la burguesía y sus intereses de regimentar los sindicatos.

Por una política clasista en la CTA

Volvamos al principio. Estas patinadas del PO se deben a que rehúyen de una clara definición junto a los sectores clasistas del sindicalismo de base agrupados en torno al Plenario de Trabajadores Clasistas, impulsado por los dirigentes ceramistas de Neuquén, las comisiones internas de Kraft y PepsiCo, delegados del subte y representantes de decenas de miembros de internas y cuerpos de delegados antiburocráticos de todo el país. El PO le ha dado, reiteradamente, la espalda. En la primera ocasión no concurriendo a su lanzamiento en Neuquén y recientemente en el histórico Encuentro de la zona norte del conurbano bonaerense convocado por Kraft donde estuvieron presentes delegados y activistas de las principales empresas de la alimentación, metalúrgicas y metalmecánicas que comenzaron a transitar un proceso de coordinación en el más importante centro industrial del país.

En este agrupamiento clasista está la base para una política correcta hacia la CTA, es decir independiente de ambas alas burocráticas y pro-patronales. Como plantearon los ceramistas neuquinos en el primer Encuentro del Plenario de Trabajadores Clasistas: “desde la conducción del Sindicato Ceramista de Neuquén, llevamos como propuesta para discutir y votar en las asambleas de las fábricas, el ingreso del SOECN a la CTA regional, que agrupa a los docentes y la enorme mayoría de estatales que han protagonizado las principales luchas de la provincia en los últimos años, para pelear por el conjunto de este programa y desde allí, agrupados en una corriente común con los centenares de compañeros y compañeras clasistas de toda la provincia y del país, fortalecer la pelea por la democracia de los trabajadores (asambleas, plenarios provinciales de delegados, etc.) y la coordinación, por la unidad de los trabajadores en lucha y por una herramienta política de los trabajadores que con un programa clasista que genere una alternativa obrera ante todas las variantes patronales, desde el MPN hasta el UNE (que hoy cogobierna la Municipalidad de Neuquén y que cuenta con el apoyo de las dos alas de la dirección nacional de la CTA)”.

Los militantes del PO debieran tomar nota. Los ataques infundados de PO contra la dirección de Zanon por su política clasista hacia la CTA solo fueron una campaña sucia para encubrir una patinada oportunista hacia el bando opositor.

Los llamamos a impulsar, tanto en la CTA como en la CTERA, una lista clasista, con candidatos que expresen esta posición y un programa independiente de los partidos patronales y la centroizquierda.

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