Las jornadas de lucha a dos meses de la desaparición de Jorge Julio López han puesto en movimiento a decenas de miles de compañeros en todo el país. El viernes 17 paran seccionales de los docentes bonaerenses como los del SUTEBA La Plata . Los trabajadores del Astillero Río Santiago junto a la Federación Universitaria platense y centros de estudiantes saldrán a cortar rutas en distintos puntos de la Zona Sur del Gran Buenos Aires. Habrá marchas y actos en Rosario, Córdoba, Neuquén y las principales ciudades del país. El sábado 18 confluiremos en Buenos Aires marchando desde Congreso a Plaza de Mayo, las organizaciones de derechos humanos, sindicatos combativos, centros de estudiantes y partidos de izquierda que formamos parte del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia.
Pero esta fuerza de decenas de miles en todo el país se diluye después de cada marcha si no contamos con una mayor centralización y una organización que agrupe a decenas de miles para dirigirse a los millones que se mantienen indiferentes o en la pasividad, producto de la política del gobierno de, primero, “embarrar la cancha” con hipótesis descabelladas y ahora, directamente, buscando tender un manto de olvido sobre un hecho sin precedentes en lo que va de años de lucha para castigar a los culpables del genocidio.
Es indudable que se impone con la máxima urgencia, la necesidad de avanzar en la coordinación nacional de todas las fuerzas que luchan por la aparición con Vida de Julio López, con independencia de la política de silencio cómplice del gobierno. Un paso en este sentido es la declaración de decenas de organizaciones que, a propuesta de la Multisectorial de La Plata, reclaman un paro nacional por la aparición con vida de López a las centrales obreras, para lo cual dirigieron en especial una carta a la dirección de la CTA, y llaman a discutir en cada organización la convocatoria a un “Encuentro Nacional para discutir un programa de lucha”.
Este hecho es aún más importante en momentos en que el gobierno gira a la derecha, lo que está a la vista en el terreno de las libertades democráticas. Kirchner ha pasado de su reivindicación de la lucha de los años ’70 cuando se cumplían 30 años del golpe genocida, a sostener ahora el discurso del Departamento de Estado norteamericano de lucha “antiterrorista” con la que Bush ha justificado su guerrerismo; aplica la “teoría de los dos demonios” contra las luchas de los trabajadores del Hospital Francés procesando tanto a la patota del Tuta como a los delegados de base, y pretende cerrar la lucha universitaria por la democratización de la UBA condenando la acción directa de los estudiantes y manteniendo las patotas de APUBA que meses atrás actuaron en defensa del procesista Alterini.
En este marco, es improbable que el Congreso vuelva a repetir lo de la anulación de las leyes del perdón y anule, ahora, los indultos como bien lo exigen, a iniciativa del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, un grupo de diputados encabezados por el ARI, que acaba de presentar un proyecto de ley en base a un dictamen elaborado en la comisión parlamentaria de derechos humanos en el 2005 por Patricia Walsh, Margarita Stolbizer y otros. De la misma manera, esta justicia que falla en la causa AMIA intentará por todos los medios a su alcance que no se repitan juicios como el que se hizo a Etchecolatz y querrán desestimar el pedido de los organismos querellantes de esa causa que el enjuiciamiento por genocidio se extienda a todos los culpables incluyendo a los civiles que colaboraron con la dictadura. Nadie puede esperar concesiones desde la justicia y el parlamento, salvo que sean un subproducto de grandes acciones en las calles que pongan la cuestión de la impunidad en el centro de la agenda política nacional, como un paro nacional activo que es la respuesta que merece el ataque terrorista de los secuestradores de López.
En ese camino, la sola convocatoria a una Asamblea Nacional significaría comenzar a dar un vuelco en la relación de fuerzas, si en un gran estadio o en la misma Plaza de Mayo ponemos en pie una tribuna que pueda romper el silencio imperante, un agrupamiento que retome experiencias anteriores como los intentos en el movimiento de desocupados de la Asamblea Nacional de Trabajadores esta vez impulsando comités de base en cada zona, lugar de trabajo y estudio contra la represión y la impunidad. Necesitamos unificar fuerzas en una organización que exprese la voz de los dirigentes y activistas de los sindicatos docentes no oficialistas que acaban de ir al paro por 48 horas, que concentre miles de docentes y estatales convocados por la CTA, a los universitarios de la FUBA y los centros opositores, a los jóvenes combativos del movimiento estudiantil secundario como los que luchan en Neuquén, y congregue al amplio activismo de nuevas comisiones internas y cuerpos de delegados junto a los organismos de derechos humanos. El Encuentro Memoria Verdad y Justicia del que formamos parte ha resuelto citar a una reunión este martes 21 para discutir la iniciativa.
El PTS pondrá todos los esfuerzos en desarrollar la más amplia unidad en este camino.