Hubo mucha gente y reivindicaciones esperables. De las viejas y de las de actualidad. Militantes de partidos de izquierda, organizaciones de desocupados y gremios alternativos y disidentes de la CGT celebraron ayer el Día del Trabajador en la Plaza de Mayo.
"Por salario y por trabajo. No al pacto con el FMI. Con Kirchner sigue el hambre y la miseria." Esa fue la leyenda que figuró por detrás del escenario, delante de la Pirámide de Mayo y de cara a los manifestantes. Esas ideas fueron repetidas desde los micrófonos, donde se leyó un documento suscripto por más de un centenar de agrupaciones.
El eje del discurso estuvo puesto en el no pago de la deuda externa, la elevación de los salarios a 1.700 pesos (costo de las canasta familiar), la continuidad del plan jefes y jefas de hogar desocupados y su incremento a 350 pesos por beneficiario. "Los precios son redolarizados y los salarios, pesificados", se dijo sobre "el escandaloso aumento de la canasta familiar" y su desfase con los sueldos.
Tras las banderas se podía divisar un fuerte vallado que rodeaba el edificio de la Municipalidad. Es que esta vez adhirieron a la manifestación un grupo de familiares de las víctimas del incendio en el boliche Cromañón. Cuando se anunció la presencia de ellos se escucharon cantos contra el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra. De todos modos, no hubo mucha policía, al menos con uniforme y a la vista.
Todo fue muy ordenado y pacífico. La única excepción fue un miembro de un grupo anarquista que tiró un paquete contra la Municipalidad y los policías cuando se desconcentraban los manifestantes. "Fue apenas una bomba de pintura", se defendió el joven, sin reparar –o admitir– que esa actitud podría haber derivado en hechos violentos.
Llamados desde el escenario, uno a uno fueron subiendo allí los protagonistas de diversas conflictos gremiales de los últimos meses. Así pudo verse, por ejemplo, a trabajadores del Hospital Garrahan, el astillero Río Santiago, la empresa Parmalat, la ceramista Zanón, y militantes opositores a las conducciones de sus gremios.
"¿Adónde está, que no se ve, esa traidora CGT?", fue uno de los cantos más repetidos. Entre las caras más conocidas que se vio arriba del escenario se encontraban la del diputado Mario Cafiero (ex ARI, actual Soberanía Popular), la ex legisladora porteña Vilma Ripoll (Izquierda Unida) y el ex candidato presidencial Jorge Altamira (PO).
"El pago de la deuda tiene como contrapartida el hambre de millones de trabajadores", se leyó desde el escenario una vez que bajaron los representantes de las organizaciones. Allí se enumeró todos los conflictos laborales actuales y se propuso la realización de un paro nacional.
"¡Viva el 1° de mayo! ¡Viva la lucha internacional de los trabajadores!", concluyó el documento. Inmediatamente después se cantó el himno trabajador, La Internacional. Y hubo mayoría de puños izquierdos en alto.
La celebración del 1° de mayo fue aprovechada por la esposa de Raúl Castells, Nina Pelozo, que anunció en otro acto su candidatura a senadora bonaerense. También hubo una conmemoración del Partido Socialista. Este acto fue encabezado por el diputado nacional Héctor Polino, quien dijo que "la salida a la crisis" es "apostar al mercado interno, a la industria nacional, a las pymes y a las cooperativas".
Polino también recordó el significado histórico del 1° de mayo, por el Congreso Internacional de 1889 en París y los "mártires" de Chicago, que reclamaban una jornada laboral de 8 horas. Ayer, en Plaza de Mayo, se pidió bajarla a 6 horas, para ceder trabajo a los miles de desocupados.