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Rebelión obrera en el Dock Sud

En una importante refineria sucedió algo que merece ser contado: en una zona de gran concentración de trabajadores petroleros, hubo una rebelión obrera contra la proscripción de la burocracia a una lista independiente.

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20 de diciembre 2012

Rebelión obrera en el Dock Sud

En una importante refineria sucedió algo que merece ser contado: en una zona de gran concentración de trabajadores petroleros, hubo una rebelión obrera contra la proscripción de la burocracia a una lista independiente.

Los primeros pasos…

Hace unas semanas la comisión interna terminaba su mandato, y el sindicato llamaba a elecciones.

En los diferentes turnos, era abrumador el reclamo de los trabajadores: que se conformara una lista opositora a la conducción del sindicato (alineado con la CGT oficialista de Caló, pero también con guiños hacia Scioli y De Narváez).

Rápidamente, para sorpresa de la burocracia, un grupo de trabajadores deciden formar la “Lista Naranja” y se hacen presentes en el sindicato para su presentación.

Días después la dirigencia del sindicato proscribe la lista con argumentos ridículos e ilegales, un día antes de las elecciones mismas.

Rebelión democrática

Apenas transcurridas unas horas del ataque proscriptivo a la Lista Naranja, la refinería era un hervidero. Todos se comunicaban entre sí para organizarse y hacer algo. En pocas horas circuló un petitorio en defensa de la lista y pidiendo elecciones democráticas que firmó el 90% de los trabajadores.

Había una bronca enorme. Los caraduras del sindicato quisieron presentar su lista “azul y blanca” en uno de los turnos, pero los trabajadores los rodearon y los echaron. La burocracia era cada vez más odiada. Los “delegados” que habían sido comprados después de años fueron a la línea a “trabajar”, recibiendo la burla de todos porque no sabían cómo hacer el trabajo. Es que están acostumbrados a sus sillones, como reconoció jocosamente uno de los dirigentes del sindicato “hace treinta años que soy empleado, pero no trabajo, sólo cobro”.
Al día siguiente, el sindicato hizo su elección trucha, con lista única. No votó prácticamente nadie. Sólo los amigos de los burócratas, y los trabajadores de uno de los sectores que fue apretado por la burocracia. Muchos trabajadores habían llevado remeras naranjas debajo de su uniforme para mostrar que estaban unidos. En el almuerzo, todos pedían “naranja” de postre. El mensaje para la patronal y el sindicato era claro. Como también era clara la complicidad patronal: el Jefe de Personal pasó todo el día de la votación, junto a los burócratas.

Este fin de año, los obreros petroleros van a brindar sabiendo que, después de su rebelión, el año entrante será de organización desde abajo, contra los burócratas y la patronal, contra el impuesto al salario, por la salud de los trabajadores que dejan la vida en la refinería, y en defensa de todos sus derechos.

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