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Internacional

CAMBIOS EN EL GOBIERNO CUBANO

Raúl Castro consolida su poder

Raúl Castro anunció este lunes varios cambios en la composición del gobierno cubano. Oficialmente la reorganización del gabinete fue explicada por la necesidad de simplificar y desburocratizar el aparato de estado. Sin embargo, la renovación ministerial afectó a varias figuras muy vinculadas a su hermano Fidel y de la dirección del Estado en los años ’90.

Facundo Aguirre

5 de marzo 2009

Raúl Castro anunció este lunes varios cambios en la composición del gobierno cubano. Oficialmente la reorganización del gabinete fue explicada por la necesidad de simplificar y desburocratizar el aparato de estado. Sin embargo, la renovación ministerial afectó a varias figuras muy vinculadas a su hermano Fidel y de la dirección del Estado en los años ’90. Los cambios más resonantes, entre otros, fueron los de Carlos Lage, que dejó la Secretaría del Consejo de Ministros (virtual primer ministro) y el de Felipe Pérez Roque como Ministro de Relaciones Exteriores. En su reemplazo fueron nombrados el general José Amado Ricardo Guerra, un estrecho colaborador de Raúl en el Ministerio de Defensa y Bruno Rodríguez, ex Embajador ante la ONU y diplomático de carrera, respectivamente.

Según un analista “Con la actual reestructuración, el presidente parece que pretende matar varios pájaros a la vez, simplifica el aparato estatal, ubica en los puestos claves a hombres de su confianza y deja claro a todos los funcionarios que no hay nadie intocable”. (BBC en español 3/03/09).

Para acallar la usina de rumores que enseguida comenzó a funcionar, Fidel Castro bendijo los cambios ministeriales y desde su columna en Cuba Debate atacó duramente a los desplazados Lage y Pérez Roque señalando que “La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos.” (cubadebate.cu)

Profundización de las reformas y señales a Obama

Los cambios más profundos se dieron en las carteras vinculadas a la economía, el comercio exterior y las inversiones extranjeras. Raúl busca poner a tono al gobierno en lo que parece ser un año de enormes dificultades como producto de la crisis mundial y la desaceleración económica. Ya en el discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular de diciembre del 2008 Raúl anuncio que se ponía al orden del día la burocracia la batalla por la productividad, contra el despilfarro y la ineficiencia estatal, contra el igualitarismo salarial y la vía libre a la iniciativa privada en el campo. El menor de los Castro busca consolidar un rumbo que le permita seguir atrayendo la inversión extranjera. Es una apuesta a consolidar las tendencias a la restauración del capital.
El nombramiento de Bruno Rodríguez -un diplomático de carrera que vivió durante diez años en Nueva Cork y gran conocedor de la política norteamericana- en reemplazo de Pérez Roque -un duro, artífice de los nuevos acuerdos con Venezuela, Rusia y China- se inscriben dentro de una política de señales hacia la nueva administración de Obama, ante las expectativas de algún cambio por parte de Washington. La Casa Blanca por su lado, estaría acelerando los trámites para que el próximo 17 de abril en la Cumbre de Presidentes Americanos en Trinidad y Tobago, se produzca un acercamiento con el gobierno cubano, cuyo mediador seria el presidente Lula de Brasil (El País de España 03/03/2009).

Lucha de fracciones

Los movimientos podrían expresar una especie de purga por arriba, que consolida el poder de la fracción raulista contra sus rivales al interior del PCC y la burocracia gobernante. Según un analista internacional “Raúl Castro tiene por delante una galopante crisis económica externa y una lucha intestina no menos dura, con gran dificultad para aunar las corrientes dentro del aparato del partido. Hay dudas también sobre los que vislumbran una supuesta pugna de dirigentes reformistas, entre los que se cita a Carlos Lage, con los llamados talibanes (fundamentalistas), encabezados por Felipe Pérez Roque (…) La primera de estas facciones reclama cambios urgentes para que el factor Obama no les pille por sorpresa” (El País España 03/03/2009). Recordemos que tanto Lage como Pérez Roque fueron dos pesos pesados del aparato cubano. El primero, Carlos Lage, aperturista, fue uno de los arquitectos, junto a Raúl, de las reformas económicas de los años ‘90 que legalizaron el dólar estadounidense, el trabajo por cuenta propia y las inversiones extranjeras. Mientras que Pérez Roque fue considerado el delfín de Fidel Castro y uno de los más fieles exponentes de la camada de cuadros surgida del Grupo de Apoyo al Comandante, defensora del viejo status quo.

En este contexto hay que interpretar las duras palabras de Fidel contra los funcionarios depuestos como un espaldarazo a la fracción raulista que se apoya fundamentalmente en las Fuerzas Armadas y el aparato central del PCC, de cara al VI° Congreso partidario que se realizará este año y donde evidentemente talibanes y reformistas llegaran debilitados y habiendo perdido los espacios de poder que ocupaban sus principales referentes.

Cuba amenazada

Las conquistas de la revolución de 1959 se hallan amenazadas, por la persistencia del criminal bloqueo norteamericano y su amenaza permanente contra la Isla, pero también, y cada vez en mayor medida, por el rumbo político de la burocracia gobernante. Si los cambios políticos en Cuba permitirán el quiebre del monolítico papel del PCC y la irrupción de tendencias independientes que expresen a las masas obreras y campesinas de Cuba está por verse. Pero sin dudas ninguna de las fracciones comprometidas con el manejo burocrático del Estado pueden ofrecer una alternativa para el futuro de Cuba. Es necesario levantar un programa de defensa de las conquistas de 1959 frente al bloqueo y el imperialismo y contra las políticas restauracionistas y los privilegios de la burocracia, que ponga en el centro las libertades democráticas y de organización para las masas y los partidos anticapitalistas y antiimperialistas, la lucha por las reivindicaciones populares y la defensa de la propiedad nacionalizada. Un programa para luchar por el gobierno de los consejos de obreros, campesinos y soldados, única vía para salvar la revolución.

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