Los diputados nacionales cobran como dieta $33.000, más $10.000 de gastos de representación, $15.000 para pasajes y $7.000 por desarraigo si no son de Capital o provincia de Buenos Aires. Por mes reciben $53.000. A esto hay que sumar unos $100.000 por mes para nombrar asesores, secretarias, viáticos (incluyendo dólares para viajes al exterior). Los ministros y jueces también ganan cifras exorbitantes.
El FPV, el Frente Renovador de Sergio Massa, amigo de la Embajada de EE.UU. y de las patronales de Tigre, la UCR, el macrismo y el resto de las opciones patronales defienden y son parte de esta casta.

Todos viven como gerentes o empresarios. Habitan en los barrios más caros junto a los patrones, mandan a sus hijos a los mismos colegios privados, se atienden en los mejores hospitales. Sus condiciones de vida son opuestas a las que sufren la mayoría del pueblo trabajador. Por eso no tienen dudas en legislar y gobernar para los intereses patronales. Con las inundaciones de abril quedó expuesta esta realidad. Mientras decenas perdían la vida y miles perdían sus casas, sus muebles y hasta sus recuerdos, muchos vacacionaban en lugares exclusivos.

El FIT, siguiendo la tradición obrera y socialista de La Comuna de París, plantea, como propuso nuestro diputado Raúl Godoy en Neuquén, que todo diputado, funcionario político y los jueces, ganen lo mismo que un trabajador. Los diputados del FIT neuquinos lo llevaron a la práctica cobrando lo mismo que en la fábrica y donando el resto de la dieta para apoyar las luchas obreras y populares.

Esta consigna tiene el mérito de develar el manto que encubre el ejercicio de la función pública como un asunto de especialistas y políticos profesionales inaccesibles para un trabajador común. Su valor reside en que pone en cuestión el contenido opresivo de la democracia burguesa y su sistema, desenmascara a los ojos de los trabajadores y el pueblo pobre el interés de clase de los políticos patronales y prepara la conciencia obrera para la superación revolucionaria del régimen político burgués. La movilización por ésta y otras demandas democráticas acerca a los trabajadores a la lucha por el gobierno obrero y del pueblo pobre.