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Qué muestra la huelga petrolera

23 de noviembre 2006

La fuerza mostrada por la huelga de los obreros petroleros contra el impuesto al salario y la decisión de la asamblea de Gualeguaychú de un nuevo corte de ruta, vuelven a darle legitimidad a los métodos de lucha de los trabajadores y el pueblo, en momentos que se viene imponiendo a la opinión pública de clase media un sentido común de condena a toda “acción directa”. La acción obrera amenazó dejar sin gas no sólo a la Argentina sino el suministro a Chile. El nuevo bloqueo de las rutas de los ambientalistas de Gualeguaychú enfrenta la instalación de las papeleras. Los piquetes de los afectados por los destrozos del granizo protestan en Rosario. Sectores significativos de los trabajadores y el pueblo vuelven a poner la acción de masas en el centro de la atención de la vida nacional, teñida últimamente por los reacomodamientos políticos de los de arriba.

El peso de la clase trabajadora
Los petroleros mostraron que la clase trabajadora sigue siendo también un actor en la escena nacional y que pesa en la balanza de fuerzas entre las clases. Aún sin oponerse abiertamente a Kirchner, como sí se oponen sectores de las clases medias, ni contar con una herramienta política independiente, la clase trabajadora se siente con fuerza para reclamar por lo suyo. La paralización de la producción en Santa Cruz, Chubut, Río Negro y Neuquén, la ocupación de pozos petroleros, las asambleas y el corte al suministro de Gas, desafiaron a poderosas multinacionales como la Repsol. Ya habían demostrado esa misma actitud, semanas atrás, los 10 mil telefónicos que fueron a la huelga contra Telefónica y Telecom.
Estas acciones de grandes sindicatos desenmascaran la faceta del gobierno de Kirchner que la oposición de los Lavagna o Macri no discute, los fundamentos del crecimiento económico y las superganancias empresarias: la “seguridad jurídica” de las privatizaciones y los subsidios estatales a los grandes capitalistas, el dólar alto y los bajos salarios. El impuesto al salario, creado por Domingo Cavallo, es aplicado por Kirchner a cerca de 500 mil trabajadores. Entre ellos puede haber, por ejemplo, un metalmecánico de Volkswagen o un metalúrgico de Techint que haya sumado muchas horas extras para llegar a un salario acorde a la canasta familiar; o un jubilado que trabajó en un banco 30 años. Si cualquiera de ellos cobrara $2.510, entonces por medio de este impuesto el Estado le expropia $450, mientras a los grandes empresarios le otorga exenciones impositivas y leyes especiales para facilitar sus inversiones.

Un golpe “por izquierda”
La huelga petrolera sorprendió “por izquierda” al gobierno que después de Misiones y bajo el ropaje de “mejorar la calidad institucional”, viene adoptando cada vez más las banderas de la derecha “republicana”. El gobierno viene intentando algunas “operaciones de maquillaje” para recuperar terreno en las clases medias, al mismo tiempo que cede a las presiones de la derecha en las grandes “cuestiones de Estado”, incluso en lo que el gobierno presenta como estar “obedeciendo al mandato de las urnas”.
Kirchner accedió al reclamo de la oposición que lo derrotó en Misiones, se sacó de encima el lastre de las re-reelecciones de sus gobernadores (aunque sin renunciar definitivamente a la suya propia) buscando su continuidad “a lo Clinton” a través de la probable candidatura de su esposa. Redujo el número de la Corte Suprema -para alegría del diario La Nación- para fortalecer una justicia que “haga cumplir la ley” y, por ejemplo, procese tanto a las patotas del Hospital Francés como a los delegados de base de los enfermeros y enfermeras. Pero el giro derechista del gobierno que dejó al desnudo su doble discurso que hemos venido denunciando desde estas páginas, se patenta en especial en dos hechos decisivos: el silencio cómplice sobre la desaparición de Julio López y un escandaloso alineamiento internacional con los EE.UU., culpando a Irán por el atentado a la AMIA en base a “pruebas secretas” en poder de la SIDE, la CIA y el MOSSAD. Este último aspecto de un giro más pronorteamericano que Kirchner inició en el viaje a Washington cumple así con otro de los reclamos de la derecha, un alejamiento de todo bloque latinoamericano con Chávez. Esto le valió la pérdida de aliados en los “movimientos sociales” con la expulsión del gobierno de Luis D´Elía e inclusive, ahora, con críticas públicas de Hebe de Bonafini y las Madres de Plaza de Mayo.
Con la acción de los petroleros y los cortes de Gualeguaychú vuelve a ponerse en el centro del debate las reivindicaciones de los trabajadores y el pueblo, que entran en contradicción con la estrategia oficial.

Superar la contención de la burocracia sindical: oposiciones clasistas
La fuerza de la huelga obligó a las empresas petroleras a ceder y absorber el impuesto, no obstante el gobierno se valió de la dirección del Sindicato de Petróleo y Gas Privado para limitar los resultados y evitar que se extienda la lucha por eliminarlo a todos los trabajadores. Inclusive, contra las versiones de que elevarían el mínimo no imponible a $ 3000 para los solteros y $ 4000 para los casados, desde el Ministerio de Felisa Micelli aclaran que “No se está estudiando ninguna modificación al impuesto a las Ganancias, ni en el mínimo no imponible, ni en la estructura del impuesto, ni en las alícuotas, ni en nuevas deducciones”.
Aunque debió ceder ante el reclamo petrolero, el gobierno se cuida de no perjudicar las conquistas de la clase empresaria y se opone a la anulación del impuesto al salario.
A principios de este año, los delegados petroleros de Las Heras fueron perseguidos bajo un verdadero estado de sitio en las localidades del norte de la provincia por ser la vanguardia de la lucha contra este impuesto y por el pase a convenio de los contratados bajo la UOCRA. La dirección del Sindicato del Petróleo y Gas Privado boicoteaba la lucha y Moyano aparecía con la ministra Micelli reivindicando el “método del diálogo con el gobierno” contra el método de las asambleas de base, la huelga y los piquetes de Las Heras. Como se ve, el método de Moyano no resolvió el problema. Ahora, Kirchner quiere mostrar ese mismo camino como la solución “sin confrontación”. E instruye al Ministro Tomada y a la CGT de San Vicente a pactar con la UIA y las Cámaras empresarias, paritarias nuevamente restringidas, en las que pondrán un tope salarial entre el 13 y el 15% (menor que el 19% de las anteriores); y no resolverán la precarización laboral.
Esta vez, son los obreros de Rincón de los Sauces en Neuquén los que muestran el camino que bloquea la dirección de los sindicatos y la CGT. Ellos continúan el paro y la ocupación de los pozos por la anulación definitiva del impuesto y en reclamo de un básico de $4.500, como informamos en este número.
Las organizaciones combativas del movimiento obrero debemos apoyarlos, propagandizar su lucha y salir en su defensa ante probables provocaciones y golpes represivos al activismo obrero que puede montar el gobierno, intentando aislarlos mientras cede a los reclamos del conjunto. El antecedente de este alerta es que mientras el gobierno negociaba con la dirección del sindicato petrolero, la justicia de Santa Cruz pidió la captura de Mario Navarro, el dirigente sindical de Las Heras por cuya liberación se desató la revuelta popular de febrero en el sur y por la que aún siguen detenidas seis personas.

Es posible aprovechar el empuje que mostró la huelga petrolera para reclamar, en cada lugar de trabajo y gremio, paritarias con delegados elegidos en la base y señalar la perspectiva de un paro activo nacional por las reales demandas de los trabajadores. Siguiendo el ejemplo de los obreros del Astillero Río Santiago, entre las primeras de esas demandas es necesario incluir el reclamo de aparición con vida de Jorge Julio López y el castigo a todos los genocidas, así como el desprocesamiento de los luchadores, como en el caso de Navarro. Para esto se necesita una tarea de preparación del activismo que surge en los lugares de trabajo, agrupándose, manteniendo un contacto permanente con la base trabajadora y buscando la coordinación entre las comisiones internas, delegados y agrupamientos antiburocráticos de las empresas, empezando en cada zona. Se hace imprescindible estructurar oposiciones clasistas en los sindicatos, cuerpos de delegados y comisiones internas, agrupaciones militantes que luchen con la perspectiva de la independencia política de los trabajadores y ayuden a acelerar la experiencia con el gobierno de Kirchner.

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