Desde hace varias semanas los trabajadores del ingenio La Esperanza escuchan discutir acerca del futuro de la empresa. Gobierno, jueces y empresarios pretenden definir qué hacer: desde el arrendamiento (alquiler) del ingenio, hasta la compra por parte de un nuevo dueño, terminando así con el proceso de quiebra que lleva ya más de 10 años.

La realidad es que los trabajadores no pueden confiar en ninguno de los actores que están interviniendo: porque de hecho el gobierno –tanto provincial como nacional- han permitido que los antiguos dueños, los Jorge, se enriquezcan a costa de la explotación obrera, y le han dado en su momento cuantiosos préstamos: por ello los principales acreedores de la deuda del ingenio son el Banco Nación y el Estado nacional y provincial.

Por parte del empresariado, no podemos tampoco esperar nada bueno: de hecho los Jorge/Figueroa gastaron los subsidios y préstamos no en mejorar el ingenio, sino en otros negocios (o gastos personales). Por poner otro ejemplo de las mentiras de los capitalistas: el grupo EMEPA, que dice querer arrendar el ingenio pagando 65 millones de dólares… ¡tiene sólo 20 millones como patrimonio neto! Esto lo dice un informe de la Facultad de Ciencias Económicas de Jujuy, que agrega: “dicha comparación (de cifras) nos obliga a alertar sobre la propuesta de arrendamiento… a menos que se trate de simples testaferros de capitales” (Pregón, 16/1). Ni EMEPA ni Ledesma ni la empresa estadounidense dueña del ingenio El Tabacal pueden ser “opción segura” para los trabajadores: explotación y precarizacion laboral será el plan más “seguro” para todo empresario que tome el ingenio, que cuenta, como se ve con la complicidad del gobierno, los partidos del régimen (UCR, Lyder) y los jueces.

De hecho, cuando fue la gran lucha del ’99 y 2000, el gobierno rápidamente actuó con una intervención judicial contra la experiencia de control obrero (que logró terminar la zafra y la interzafra), enviando a dos síndicos que, desde entonces, se hicieron cargo de la administración del ingenio. Hoy los trabajadores denuncian que no hay mantenimiento ni nuevos cultivos de caña; que no han cobrado aún los sueldos de enero, con la consiguiente incertidumbre para los más de 2.200 trabajadores de la fábrica y el campo. Todo esto hace propicio cualquier maniobra que los síndicos quieran hacer, aprovechando el miedo de los obreros.

Ante esto los trabajadores deben organizarse desde asambleas y exigir la apertura inmediata de los libros de contabilidad, para ver si es tal la crisis que quieren hacer creer los actuales administradores del ingenio.

Por su parte, el sindicato de Farf˜àn y Cía. negocia permanentemente: ha dicho que ha escuchado todas las ofertas empresariales, pero que, en definitiva, el gobierno y los jueces son quienes tienen “la última palabra”. Al igual que en el orden nacional, el sindicato es aliado del gobierno y los empresarios (como Moyano y los gordos de la CGT). El “pacto social” al que llama la presidenta Cristina Kirchner se ve a diario: beneficios para los empresarios, “techo salarial” para los trabajadores y represión contra las luchas obreras (como Casino, Dana, Mafissa, etc.).

En Jujuy el pacto social de Fellner, las organizaciones de desocupados y sindicatos lleva de hecho 10 años y tampoco ha traído nada bueno para los trabajadores: desocupación (paliada con bolsones, planes y cooperativas), precarizacion, trabajo en negro y bajos salarios para la mayoría obrera y popular.

Por todo esto desde el PTS sostenemos que la única salida para los trabajadores y el pueblo de La Esperanza y San Pedro pasa por la organización y lucha de manera independiente del gobierno, los empresarios y la burocracia sindical. Hay que luchar por una salida de fondo, que preserve de verdad la fuente laboral y mejore la calidad de vida de los trabajadores: la estatización bajo control y administración obrera directa. Decenas de experiencias de los últimos años demuestran que las fábricas pueden funcionar sin patrones; y las experiencias de Brukman y Zanón demuestran además que junto a la gestión económica los trabajadores pueden hacer política, aliándose con las organizaciones de desocupados, estudiantiles y partidos de izquierda. Los compañeros de La Esperanza deben entonces pedir la solidaridad activa de todo el pueblo, especialmente de las organizaciones combativas como las agrupaciones piqueteras o las comisiones de trabajadores estatales en negro, que ya vienen luchando contra el gobierno, el trabajo negro y los despidos.

El control obrero debe exigir a su vez subsidios no reintegrables al Estado, para que el conjunto de los trabajadores puedan reinvertir y modernizar las maquinarias; incorporar nuevos puestos de trabajo y aprovechar las más de 70.000 hectáreas de campo.

PTS - PARTIDO DE LOS TRABAJADORES SOCIALISTAS

(16/01/07) www.pts.org.ar