Hablar y repudiar al flamante ministro de educación del gobierno de Mauricio Macri, Abel Posse, pareciera estar demás. Ya son cientas las denuncias a este impresentable personaje, defensor de la última dictadura, precursor de la baja de la edad de imputabilidad y defenestrador de la juventud y su cultura, misógino declarado y como si esto fuera poco, precursor de aumentar la represión contra quienes salen a reclamar, en especial contra los docentes porteños. Sus declaraciones ya inspiraron a afamados represores como Benjamín Menéndez, quien lo citó en su alegato final, antes de ser declarado culpable de crímenes de lesa humanidad.

El enorme repudio lo logró en un par de días, cuando ni siquiera había asumido. Así y todo Mauricio Macri no dudó en tomarle juramento, dejando en claro que, a pesar de los escándalos que recaen sobre su gobierno, seguirá adelante con su política de “gestión” en contra de la educación y salud pública y de los sectores pobres de la ciudad, criminalizando la protesta social y la juventud.

Abel Posse, además de tener un listado interminable de declaraciones fascistas, tiene un prontuario de cargos públicos. Su caso sólo es una muestra, de que cientos son los funcionarios que aportaron a la ultima dictadura y siguen en funciones en los gobierno democráticos. El mismo ministro nacional, Aníbal Fernández, vocero del gobierno K, salió a denunciar la asunción de Abel Posse, “olvidando” que trabajaron juntos en España mientras era embajador en ese país del gobierno de Duhalde, cargo que mantuvo durante los primeros dos años del gobierno de Néstor Kirchner, antes de jubilarse.

Las denuncias no alcanzan. Por eso venimos participando de la Coordinadora La Dignidad no se Privatiza, desde donde ya realizamos varias movilizaciones, y al mismo tiempo llamamos al resto de las organizaciones a la mayor unidad para lograr una gran movilización en las calles para que Abel Posse se vaya. Debemos poner en pie una coordinadora unitaria con todas las organizaciones sindicales, sociales, de DDHH, estudiantiles y políticas de la ciudad, y en particular los sindicatos docentes como UTE y a la CTA Capital, a quienes debemos exigirle que convoquen un plan de lucha serio hasta lograr su destitución.

NO ES UN MINISTRO, ES TODO EL GABINETE

Los escándalos en el gobierno de Macri, ya son moneda corriente. Primero fue la UCEP, patota para estatal contra los indigentes, que se llevó puesto al ministro de Espacios Públicos, Juan Pablo Piccardo, aunque lo mantienen en el gobierno en el ente regulador de Subterráneos de Bs. As. Luego fueron las escuchas telefónicas a opositores y gremialistas. El espionaje y el caso de Ciro James, acabaron con dos jefes de la policía metropolitana, “Fino” Palacios y Chamorro, y al antecesor de Posse en el ministerio de educación, Mariano Narodowski, ahora parte de un “consejo asesor” del propio ministerio de donde fue desplazado.

Todas estas idas y venidas dejan cada vez mas al descubierto, que el problema de la ciudad no son los títeres, sino el titiritero, que se esconde detrás de bambalinas levantando una política represiva y antipopular, a favor de los intereses de las corporaciones de bienes raíces, inmobiliarias y del turismo, que lucran en la ciudad de Buenos Aires.

POLICÍ PROPIA PARA REPRESIONES PROPIAS

Ante cada escándalo, Macri vuelve a redoblar su plan político represivo. Para ello necesita su “fuerza de choque”, que logró con el voto del bloque kirchnerista en la legislatura. Por eso más allá de los escándalos con la Policía Metropolitana, hoy con un civil al frente, Eugenio Burzaco, quien fuera asesor de la policía neuquina asesina del docente Carlos Fuentealba, y manteniendo todos los mandos intermedios puestos por el mismo “Fino” Palacios, vuelve a insistir en estos días con su entrada en funciones, coordinando con Aníbal Fernández jefe de la Federal. Dicho sea de paso, Federal viene actuando para Macri ante los desalojos violentos, junto a la denunciada patota paraestatal UCEP. La misma Federal que pudimos ver reprimiendo a los trabajadores de Kraft hace unos meses y en estos días a los estudiantes universitarios de la UBA. Esto deja en claro que la policía tiene un solo fin: reprimir la protesta social y Macri quiere sacar a la calle su propia fuerza de choque, para comandar él mismo las represiones. Por eso debemos sumar el reclamo de disolución definitiva de la UCEP y de la nonata Policía Metropolitana.

Por todo esto debemos redoblar la movilización en forma masiva y contundente para que caiga Abel Posse. Y seguir con un plan de lucha hasta echar a Macri y a todos sus ministros e imponer una Asamblea Constituyente libre y soberana, con constituyentes votados en cada barrio de la ciudad y donde cada uno gane lo mismo que un maestro, para resolver las penurias del pueblo trabajador, como la crisis habitacional, la educación y salud pública y acabar con el represivo código contravencional y todo el aparato de espionaje, persecución y represión contra los que luchan.

P T S

15-12-2009