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Comunicados de prensa

RESPUESTA A JORGE ALTAMIRA

Por un frente de la izquierda, los trabajadores y los socialistas

Prensa PTS

27 de mayo 2005

Buenos Aires, 27 de mayo de 2005

A los cros. de la Dirección del Partido Obrero:

En el número de Prensa Obrera del 19 de mayo, Jorge Altamira responde la carta que les hiciéramos llegar (dicho sea de paso, no como “volante” sino entregada en su local central por un miembro de nuestra dirección nacional el día jueves 12 de mayo, y luego reproducida públicamente) proponiendo la formación de un frente de izquierda, los trabajadores y los socialistas. A su vez, en la “Carta Abierta a Izquierda Unida, a toda la izquierda y los luchadores populares” del Comité Nacional del PO del 23 de mayo, ustedes infoman que ante vuestra propuesta “La respuesta de los compañeros de todas las corrientes que integran IU fue clara, neta y sin ambigüedades: NO. Izquierda Unida no está de acuerdo con un Frente de Izquierda” (Prensa Obrera N° 901, 26-05-05), pese a lo cual insisten en el llamado a un frente que incluya al PC.
Comencemos señalando que la respuesta a nuestra carta que da Altamira implica por sí misma un debate público entre corrientes que nos reivindicamos trotskistas no sólo acerca del tipo de frente que hay que construir sino de distintos aspectos de la estrategia y política de cada organización en la actual situación de la lucha de clases. Es una discusión que interesa no sólo a la militancia de nuestras corrientes sino a cientos de luchadores que protagonizan las luchas actuales y buscan una alternativa de clase contra la política gubernamental. Por esto, hacemos extensiva a este debate la propuesta metodológica que planteamos para el eventual Frente de abrir las páginas de nuestros respectivos periódicos a la publicación de las posturas de cada organización, realizar charlas-debate y reuniones públicas en común donde desarrollemos las argumentaciones.
Disentimos, obviamente, con las posiciones sostenidas por Altamira en su respuesta. La argumentación está construida sobre la falsa base de que el PTS pretendería un “frente ideológico” mientras el PO plantea un “frente político”. Sin embargo, nada hay más alejado de nuestro planteo. Veamos.

¿El PO más cerca del PC que del PTS en la lucha de clases?

Igual que Altamira creemos que “el planteo frentista, ... debe responder a una necesidad planteada por la lucha de clases y debe servir como instrumento de acción”. La discusión no está, por ende, en este punto sino en que no creemos que puede servir para “la lucha de clases y de instrumento de acción” un frente con quien como el PC está ausente –o del otro lado, al igual que la centroizquierda en su conjunto-, de las principales luchas contra el gobierno de Kirchner y de los fenómenos de recomposicón de la vanguardia obrera y estudiantil. Basta para cualquiera leer la prensa del PC o cotejar sus intervenciones actuales en la lucha de clases para ver esto. Toda su apuesta política pasa por el desarrollo del “espacio de Rosario”, donde el PC confluye junto a la CTA, el PS, figurones varios de la centroizquierda y hasta la dirigente de la UCR Margarita Stolbizer, y así lo dice con todas las letras, sin ambigüedades ni “contradicciones”. Y electoralmente, incluso el PC acaba de presentar una lista común con el ARI y el PS en Villa Constitución, provincia de Santa Fe. Esto no extraña. Su planteo programático no va más allá de proponer una “redistribución de la riqueza” sin afectar los intereses de los capitalistas, en los mismos términos que lo hace la burocracia de CTA o el nuevo bloque de diputados nacionales de centroizquierda, muchos de los cuales integran activamente el “espacio de Rosario”. El PC es a su vez un gran ausente en el proceso de surgimiento de un nuevo activismo obrero combativo que se enfrenta a la burocracia de la CGT y la CTA. Por el contrario, compañeros del PTS y del PO junto a los de otras organizaciones y activistas independientes nos hemos visto en Parmalat, Lafsa, el Garrahan, Subte, Zanón, etc. Hemos a veces coincidido y otras veces tenido discrepancias en las medidas a tomar para que estas luchas triunfen y los procesos de reagrupamiento se desarrollen. No ocultamos ni minimizamos estas divergencias, que a veces son fuertes, pero se dan dentro de una delimitación común respecto al gobierno, las diversas variantes de centroizquierda y los burócratas sindicales. En cambio el PC ha estado ausente en estas luchas y ha ninguneado el encuentro que se realizó el 2 de Abril (al que definió en su prensa como un “bochorno”), justamente por defender a la dirección de la CTA contra el activismo combativo, razón también por la que no firmó el documento del 1° de mayo (que pese a lo que dice Altamira desde el PTS no sólo reivindicamos plenamente sino que fuimos redactores en común del mismo). Y tampoco ha sido parte del reagrupamiento estudiantil combativo, de alcance nacional, que se reunió el sábado 21 de mayo en la Facultad de Derecho de la UBA. Todo militante honesto del PO -que en las actuales luchas obreras frecuentemente se encuentra, polemiza, diverge pero también realiza acuerdos prácticos con los militantes del PTS- sabe esto. 
En este sentido la afirmación de Altamira de que un frente del PO con IU y el PC puede expresar “los intereses de conjunto de la clase obrera y las masas en la presente etapa de la lucha de clases” en nada se ajusta a la realidad y es, lamentablemente, toda una “declaración de intenciones” de su entera disposición a seguir los pasos dados por el MST en Izquierda Unida en su subordinación a la estrategia “frenteamplista” del PC. ¿En serio Altamira cree que puede expresarse una perspectiva de independencia de clase con un partido que tiene una estrecha e histórica relación “militante” con banqueros como Carlos Heller, tiene escasa inserción en la clase obrera, y propugna un gobierno gerenciador del capitalismo como del de Tabaré Vazquez, lo contrario del gobierno de trabajadores y la perspectiva de la revolución obrera?
El PC es enemigo de la unidad efectiva para la lucha entre ocupados y desocupados

Altamira utiliza como segundo argumento pretendiendo tener más “afinidad ideológica” con el PC que con el PTS la política hacia el movimiento piquetero. Pero la cuestión del movimiento piquetero no es sólo “ideológica” sino también política, de la lucha de clases, y en este terreno Altamira también oculta la realidad. No creemos necesario desarrollar en extenso aquí las divergencias que tenemos sobre este tema, que son públicas y que hemos escrito en otros trabajos. Sólo debemos mencionar lo raro de un partido supuestamente “antipiquetero” como el PTS que ha sido uno de los que más ha bregado, incansablemente, por la unidad de ocupados y desocupados, y en los lugares donde influimos hemos llevado a la práctica la alianza entre sindicatos combativos y el movimiento piquetero. ¿O qué otra fábrica ocupada hay como Zanón, donde, a instancias de los militantes del PTS y dirigentes independientes y activistas ceramistas, los primeros nuevos puestos de trabajo conseguidos por la gestión obrera fueron para los miembros de las organizaciones piqueteras de la zona, incluido el Polo Obrero (que, digamos al pasar, luego ocupó parte de sus lugares en la fábrica con algunos de sus cuadros estudiantiles universitarios)? Esta actitud ejemplar de los obreros de Zanón el mismo Altamira la puso como ejemplo central en su discurso en la Legislatura en el debate sobre la expropiación de Brukman. Además, fue a instancias del Sindicato Ceramista que surgió la Coordinadora del Alto Valle, la única organización regional permanente que logró aglutinar a sindicatos y agrupaciones sindicales combativas con los movimientos piqueteros (entre ellos el principal de la provincia, el MTD) y partidos de izquierda, y que protagonizó importantes luchas, llegando a imponerle a la CTA dos paros provinciales. Tampoco podemos dejar de mencionar la importante unidad práctica a la que hemos aportado en la línea Metropolitano (ex Roca) del ferrocarril, donde la lucha conjunta de ocupados y desocupados con cortes de vías, bloqueo de boleterías y otra acciones permitió la reincorporación de 72 despedidos ferroviarios en los últimos tres años y a su vez arrancarle mediante la lucha, decenas de nuevos puestos de trabajo para los desocupados a la patronal. 
¿Qué experiencias similares puede mencionarnos Altamira del PC en alguno de los sindicatos donde actúa? Ninguna, porque en el terreno sindical el PC se subordina a la estrategia conciliadora y burocrática de la CTA. ¿O por haber organizado el MTL y haber sido parte de la ANT el PC está exento de culpa y cargo en la difícil y cotidiana pelea por unir las filas obreras? Pero lo más llamativo es que Altamira realce tanto la participación en la ANT como cuestión decisiva cuando el MTL-PC acaba de romper con el Bloque Piquetero y la ANT (e incluso no participó de la última jornada de lucha unificada de los movimiento de desocupados, conjunta con los trabajadores de Parmalat, LAFSA, Subte, etc., donde estuvo incluso la CCC).
Aunque nunca compartimos las creencias del PO en la existencia de un “sujeto piquetero”, siempre fuimos parte de las acciones de lucha de los movimientos de desocupados combativos (como la jornada del Puente Pueyrredón que menciona Altamira donde militantes del PTS estuvieron entre quienes fueron detenidos y golpeados por la policía). Planteamos, a su vez, la necesidad de organizar a los desocupados en un movimiento único con libertad de tendencias a su interior de todos los sectores que no fueron cooptados por la política gubernamental, ya que nunca estuvimos de acuerdo con hacer una colateral piquetera de nuestro partido en base a la administración de los planes de “asistencia social” del estado burgués. Esto no es ser “antipiquetero” como quiere hacer creer el PO, sino oponernos a una estrategia política que creemos equivocada.
En su nota Altamira concluye su argumentación en este punto con un planteo sobre el balance de la lucha de Brukman que sólo puede ser entendido como una postura para “embarrar la cancha”, con argumentos que el PO nunca había planteado previamente en su prensa. Le proponemos a Altamira o al dirigente que el PO designe, debatir públicamente, donde quieran y cuando quieran, el balance del año y medio de gestión obrera en Brukman, de los ocho meses de heroica resistencia luego del desalojo, y del triunfo que significó lograr la expropiación (con todos los límites que tuvo) para volver a retomar el control del lugar y las máquinas que la brutal represión les había quitado a las internacionalmente conocidas “obreras sin patrón”. Debatamos la política de cada una de las corrientes que actuaron: le demostraremos que el PTS fue quien aportó cualitativamente para que esa fábrica de mujeres obreras se transforme en un símbolo nacional e internacional, y que lamentablemente el PO contribuyó en múltiples ocasiones a minar su confianza, mal utilizando el apoyo del movimiento piquetero. Y veremos quiénes le abrieron el camino a Caro. De paso, podemos discutir también el balance de otras fábricas como Grissinópoli, donde antes, durante y después de que el PO tuviera cierta influencia, la cooperativa estuvo siempre bajo el patrocinio del riquista Caro.

La democracia obrera es también un importante problema político

Por último está la discusión sobre la democracia obrera. Nosotros no escribimos que teníamos en este punto una misma concepción entre el PO y el PTS, sino que a diferencia del PC la reivindicación de la democracia obrera es algo que nos distingue en tanto ambas corrientes nos reivindicamos trotskistas; y que, si somos consecuentes con este principio no debería haber inconveniente para intercambiar páginas de discusión en nuestros respectivos periódicos y realizar asambleas democráticas donde los militantes de ambas tendencias y la vanguardia obrera que participe del frente discutan las diferencias y elijan los candidatos del frente de izquierda, los trabajadores y los socialistas.
Dicho esto, evidentemente la forma en que interpretamos la democracia obrera, en los dos planos en que menciona Altamira la cuestión, no es la misma entre nuestras corrientes. El PO privilegia los consensos entre tendencias y no el desarrollo de organismos de autoorganización basados en la democracia directa de los trabajadores y las masas explotadas, cuestión que para nosotros hace no sólo a crear las mejores condiciones para ir a la lucha sino que van prefigurando el tipo de estado con que los trabajadores ejercerán el poder, es decir, las formas de la dictadura proletaria. ¿Pretenderá Altamira también en este punto tener más coincidencias con el PC que con el PTS? ¿Recordará, por sólo tomar un ejemplo, que el partido liderado por Echegaray apoya a la burocracia protocapitalista del PC chino y el modelo de “socialismo de mercado” de los asesinos de Tien an men?



Esta divergencia de concepción respecto a la democracia obrera se plasmó en la diferente apreciación que hemos tenido acerca de la ANT, de la cual fuimos impulsores activos en su fundación (la primera ANT en febrero del 2002) pero donde lamentablemente se fue imponiendo un método de “consenso burocrático” con corrientes enemigas acérrimas de la organización democrática de los trabajadores como el MIJD de Castells, Barrios de Pie de los actuales kirchneristas de Patria Libre, o el MTL del PC. Altamira califica a todas las ANT como expresiones de democracia obrera. 

Por un frente de izquierda, de los trabajadores y los socialistas

Compañeros: lo que estamos discutiendo hoy no es una unificación partidaria, donde las divergencias estratégicas que tenemos son en la actualidad lo suficientemente importantes como para que seamos organizaciones diferenciadas; estamos debatiendo sobre la conformación de un frente electoral de la izquierda, los trabajadores y los socialistas que permita expresar una alternativa de independencia de clase frente al kircherismo y demás variantes de la centro izquierda. Repetimos que las definiciones programáticas en las que hemos coincidido en los documentos del 24 de marzo, de convocatoria al Encuentro del 2 de Abril y del 1° de Mayo crean un marco para el acuerdo que proponemos. Estamos seguros que un acuerdo de este tipo permitiría no sólo golpear juntos desde nuestras corrientes y las que se sumen al frente, como podría ser el MAS –y el MST si rompe con Izquierda Unida-, sino atraer a muchos luchadores sin partido que se están destacando en las luchas en curso, a quien el frente debería ofrecer lugares relevantes en las listas electorales. Un Frente que se constituya a la vez sobre dos aspectos que creemos inescindibles: un acuerdo programático y bases democráticas de funcionamiento. Como decíamos en nuestro llamado del 11 de mayo: “A partir de un acuerdo programático ... proponemos realizar asambleas comunes de los militantes y simpatizantes de las organizaciones integrantes del frente, abiertas a los luchadores obreros y populares, para discutir los objetivos de la campaña y dirimir el orden de las candidaturas allí donde no existiese consenso previo, así como poner a consideración de la militancia los acuerdos logrados. Más aún: para lograr que sean instancias completamente democráticas, máxime cuando se pretende la participación de luchadores obreros sin militancia orgánica, la realización de estas asambleas deben estar precedidas de la elemental medida democrática de intercambiar páginas en los periódicos de las distintas corrientes que formen parte del frente, de forma que el conjunto de la militancia pueda seguir por fuente original los acuerdos y divergencias existentes entre cada tendencia”.

Insistimos: si lo que se quiere es un frente que sirva a las necesidades que plantea la lucha de clases (y no una mera “cooperativa electoral”), planteárselo al PC no tiene sentido alguno. Tenemos que esforzarnos por lograr que en el terreno electoral se puedan expresar en común con una política clasista quienes estamos enfrentando en las calles la política antiobrera del gobierno del “capitalismo en serio”. Impulsemos en común un frente de la izquierda, los trabajadores y los socialistas.

José Montes y Christian Castillo, por la Dirección Nacional del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

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