Las declaraciones de Luis D’Elía contra Alberto Fernández muestran la crisis con el kirchnerismo de un sector de su ala “izquierda”. Malestar con límites ya que Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, se alineó sin problemas detrás de la postulación a gobernador bonaerense del menemista Daniel Scioli (dicho sea de paso D’Elía se manifestó de forma parecida). 
D’Elía apela a la figura de un “gobierno en disputa” entre el “proyecto nacional y popular” y la “derecha pronorteamericana”. Esta idea de la disputa en el seno del poder entre “izquierda” y “derecha” no es nueva. En 1973 –como recuerda D’Elía- los Montoneros y la JP disputaban por la “patria socialista” contra López Rega y la burocracia sindical, mientras Perón daba vía libre a la derecha contra la izquierda radicalizada peronista y no peronista y el activismo obrero. En ese entonces, la idea de la disputa dentro del gobierno era funcional a mantener a la clase obrera y a la juventud combativa dentro del peronismo y contener el auge revolucionario abierto con el Cordobazo. La acepción actual de D’Elía es funcional a cubrirle la espalda a la política kirchnerista de recomposición del régimen y sus representantes, los punteros del PJ y la UCR y los burócratas sindicales de San Vicente.
El posicionamiento de D’Elía busca resguardar a Kirchner de las críticas y deslindarlo de su responsabilidad por la política oficial. Por eso reafirma su lealtad diciendo que al presidente lo bancaría “a los tiros y en la calle”. Se justifica además la continuidad en cargos públicos y la posible búsqueda de un lugar en el armado de las listas del Frente para la Victoria. Es una maniobra política para mantener algo de la vitalidad del doble discurso presidencial y para generar un perfil “transversal” de tinte nacionalista y chavista. El retorno de la FTV a los piquetes como en Florencio Varela -que marca el retorno de los movimientos de desocupados para pedir por un aumento de los planes sociales en estas fechas sensibles del año- y la posibilidad de que retome su alianza con la CCC, es una medida de presión sobre el gobierno y no un acto de oposición. Seguramente, si crece la movilización popular D’Elía querrá demostrar su utilidad evitando que se cuestione a Kirchner.

Frente clasista y socialista
No se puede esperar que el gobierno de los grandes empresarios sea un punto de apoyo en la lucha contra el imperialismo como quiere hacer creer la “izquierda” kirchnerista. Tampoco se puede encarar bajo la bandera del nacionalismo burgués. La clase obrera necesita conquistar su independencia política, para acaudillar al pueblo oprimido en la lucha por la emancipación nacional y social. Para ello necesita contar con su propia fuerza política. Un gran paso en este sentido sería que la izquierda clasista y socialista como el Partido Obrero, el PTS y otras organizaciones se unieran en un frente común para dar la batalla en las luchas y en las elecciones, levantando un programa socialista revolucionario y las candidaturas de los mejores activistas y dirigentes de la lucha de clases y la izquierda. La unidad lograda entre PO y el PTS, junto a otras fuerzas, en el Frente Unidad Clasista de la CTA y en varias facultades de la UBA, La Plata, Jujuy, Comahue, son una base de apoyo para acordar esta política que potenciaría como alternativa a la izquierda clasista y socialista frente a las variantes patronales kirchneristas y de la derecha, así como las de conciliación de clases que buscan engañar a los trabajadores y el pueblo.